Alai estaba temblando, no podía respirar bien. Todos esos feos recuerdos volvieron a mí como un balde de agua fría. Me senté tratando de respirar cuando sentí cómo entraban de golpe a mi oficina; era mi jefe. Se acercó rápidamente, me tomó de la cintura y me pegó a su cuerpo. Miré sus ojos y no vi nada en ellos, estaban vacíos. Empecé a moverme, pero me tenía atrapada.\- Máximo, suéltame - intenté soltarme.\- Aparte de asesina, eres una puta - me quedé en shock.\- ¿Cómo dijiste?\- Ya lo escuchaste. Ahora, ya que tengo tantas ganas de follar, deberías complacerme - empezó a besarme y yo quería gritar, pero me tapó la boca, tomó parte de mi vestido y lo rasgó por arriba, dejándome en sostén.\- No, suéltame, por favor - mis lágrimas comenzaron a salir y todos los recuerdos vinieron a mí. Me volví loca en un segundo y lo empujé, tirándome al piso.\- ¡No, basta, por favor, no me toquen más!\- ¡No me lastimen, se los ruego, no me peguen! - lloré desconsoladamente. No escuché más porq
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