Sam se despidió de Wendy para luego subir nuevamente a la cocina, miro por la ventana y arrugo el ceño al fijarse que continuaba nevando. Desafortunadamente cubría casi todo su coche y la entrada a la cabaña. No podían salir así, era imposible bajar por la montaña en coche, seguramente la vía estaría congelada. La cocina permanecía desolada, Elena seguiría dormida. Se asomó en su cuarto sin hacer mucho ruido y efectivamente ella lo estaba, decidió preparar el desayuno para cuando ella se levantara. Se sirvió otra taza con café para calentar sus helados huesos... —No te agradecí por el desayuno, estaba muy rico todo... veo que también sabes cocinar. La pelirroja le dijo al terminar de desayuna. —Sí, un poco. —Bueno lo haces muy bien. Le dijo ella con una radiante sonrisa, derritiendo su helado corazón—Qué problema con la nieve ¿no? —Muchísimo, estaremos aquí encerrados por unos días más. —Bueno y
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