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Capitulo 3 Chica Rebelde

—Hola mi dulce Wendy ¿Cómo estás?

—¿Qué quieres, Sam? La chica contesta yéndose directo al grano.

—Consigue cualquier información sobre un tío llamado Jarold Tingh. Y todo sobre la riña que había tenido con Daniel Steller hace 29 años.

—¿Estás loco? 29 años, Sam. ¿Quién crees que soy?

—Vamos nena, tu puedes hacerlo. Y necesito que seas tan discreta como sea posible de acuerdo.

Del otro lado de la línea escucho un suspiro, sabía que podía contar con Wendy era la más confiable mujer que había conocido nunca.

—De acuerdo, pero con esta me deberás muchas Sam.

—¡Te prometo que te lo compensare!

—No veo como, no tienes nada que me interese.

—Vamos, no seas tan dura conmigo.

—Lo siento, no eres mi tipo. Haré lo que pueda con lo que me pediste, no te metas en líos quieres.

—¡Adoro cuando te preocupas por mí!

—No seas zalamero. Le dijo Colgándole la llamada. Wendy era buena en su trabajo pero era muy antipática cuando se trataba de que le hicieran un cumplido por su belleza.

Podía dejarle ese encargo a ella, mientras que el comenzaba su trabajo como niñera. Si descubría quien estaba detrás de los incidentes de la familia Steller mas rápido podría terminar ese caso y zafarse de los pensamientos revoltosos que tenía cada vez que miraba la foto de Elena. Parecía una especie de adición sin cura alguna. Pero estaría bien se decía así mismo, siempre y cuando no tuviera que tener ningún tipo de contacto con ella.

[…]

—Tío, por favor. Es una completa locura, es que ni siquiera me puedo parar a pensar en eso.

—¿Y por qué no? ¿Qué tiene de malo?

—¿Pretendes que me mude a Londres así si más? Simplemente porque tuve un estúpido accidente en el coche.

—No fue un estúpido accidente Elena, pudiste haber salido muy lastimada. No sé qué hubiera sido de mí si algo te pasara.

—Tío no me pasara nada, deja de manipularme sabes bien que odio que lo hagas ¡Estoy harta de tus guardias! Y también de tus exageraciones.

—Deben cuidarte Elena, no me creo que lo que pasó con tu coche solo haya sido un mero accidente.

—¡Lo fue! Solo se pinchó una yanta cuando conducía, ¿qué de malo con eso? ¡Nadie murió! Además, solo me aruñe el brazo y eso fue todo, ¿porque armas un drama de todo?

—Me preocupo por ti, eres mí única sobrina y te quiero como si fueras mi propia hija. ¿No puedes entender eso?

—Lo entiendo perfectamente, pero tú y tus guardias me abruman. Quiero mi espacio, odio a los reporteros buscando que escarbar para tener una noticia.

—Y es por eso que quiero que te vayas para Londres, allá nadie te conocerá ni te molestaran. Podrías empezar una nueva vida.

—¡No! Me gusta aquí, aquí están mis amistades, tío no me pidas que me marche porque si quieres que me marche lo haré, pero para vivir mi vida con la independencia que quiero.

¿Porque tenía que ser tan cabezota su sobrina?, bien que había heredado eso de Daniel.

—Escucha Elena, temo que corras peligro aquí.

—Tío, ¿por una yanta espichada? Le dijo sin importancia—No me pasara nada, tienes que dejar de cuidarme como si fuera una bebé. Además soy bastante mayorcita, en algún momento me querré casar, ¿Qué pasara cuando llegue ese día?

—Bueno, eso es algo que se verá con el tiempo.

—Te pido que quites los guardaespaldas que me has puesto.

¿Qué podía hacer? Seguir discutiendo no solucionaba nada, tendría que aceptar su petición. Gracias a dios había pensado en ponerle uno en secreto, contaba con que su amigo Frank eligiera uno muy competente y que no se lograra atrapar con Elena, era una chica muy astuta… bueno, la mayoría de las veces.

—¡De acuerdo! tú ganas. Les ordenare que no te sigan.

—¿Así de fácil? Le dijo achicando los ojos—¿Es que piensas ponerme uno en secreto no es así? ¿Qué planeas?

—No lo haré, pero solo si prometes no cometer locuras, o estar hasta tan tarde fuera de casa.

—Te he dicho que no soy ninguna bebé tío. Se cuidar de mí.

—Si no prometes lo que te pido, no quitare los guardias.

—De acuerdo… de acuerdo. ¡Dios mío! ¿Porque tienes que ser así?

—Solo intento protegerte de un loco maniático.

Ella suspiro por dentro, su tío sí que estaba un poco loco. Pensar que alguien le quisiera hacer daño, ¿Pero quién? ¿Y porque? Nunca había tenido problemas con nadie… Nadie de su familia lo había tenido, su tío había sido un buen Alcalde así que no tenía enemigos y su padre mientras vivía llevaba una vida normal.

Quizás los años le estaban pegando al viejo, porque no paraba de decirle que se cuidara y no anduviera sola. Pero como no hacerlo, de hecho le había mentido diciéndole que tenía amigos, era patético pero no veía otra alternativa más que mentir, si no hubiese seguido insistiendo en que se fuera para Londres.

Era una locura, ¿Qué podría hacer en Londres? ¿Sola? No es que hubiese mucha diferencia de cómo estaba en esos momentos pero por lo menos conocía todo a su alrededor. Londres no le aportaría nada de lo que ya tuviera allí, aunque últimamente había pensado en mudarse a otro condado y vivir una vida normal como siempre lo había pedido. Su tío era tan implacable que no le había permitido tal privilegio.

Había reunido unos ahorros con lo que podía comenzar desde cero, sin periodistas o guardias, solo debía encontrar un motivo verdaderamente fuerte como para poder dar una excusa para irse de casa.

Hasta ahora había fracasado miserablemente, su tío a pesar de reprenderla y no tolerar su comportamiento, le perdonaba y olvidaba el incidente. Los guardias eran los únicos que pagaban las consecuencias de sus actos, sentía lastima por algunos, pero luego pensaba que por lo menos a ellos los despedían. Ella anhelaba que la despidieran, tenía casi treinta años y su tío no hacía más que presentarle los hijos de sus amigos cuando organizaba las pequeñas reuniones en casa, que por cierto eran muy escasas.

Pero a pesar de ello, nunca tuvo simpatía por ninguno de los individuos catalogados como "pretendiente", y ellos tampoco mostraban mucha empatía por ella. Al parecer una mujer de piel tan blanca como el papel, de cabello rojizo y con una serie de pecas en la cara y espalda no les parecían nada atractivo. Suponía que una rubia de largas piernas era el prototipo perfecto para ellos.

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