Sam baja de su coche ese día de muy mal humor, su jefe Frank lo había llamado para un nuevo trabajo. Había estado durmiendo una buena siesta cuando su jefe lo llamo. Era fastidioso que lo molestaran cuando descansaba. Él lo sabía, pero como era Frank le daba igual esa mi3rda. Importunaba a quien se le antojara, y desde luego el era el primero en su lista.
Unos segundos después, luego de entrar en su oficina y estar ante él, el hombre le suelta una noticia que no esperaba. Y se preguntó ¿para esta mi3rda me ha hecho parar de la maldita cama?
—Explícame algo Frank, ¿Por qué tengo que ser yo quien haga de niñera?
—Eres el único calificado para este trabajo Sam. ¿Por qué haces ese tipo de preguntas tan innecesarias?
—¡Ya! Responde con sarcasmo. —¿Sabes que hay muchos otros competentes que yo en esta agencia? ¿Necesariamente debo ser yo a quien eligieras para esta mi3rda?
—Si. Responde con firmeza. — Y ya te he dicho que eres el único que sirve para esta misión, es importante y sobre todo confidencial. Bien sabes que confió en ti más que en cualquier otra persona.
—No me vengas con toda esa pendejada Frank. Estas al corriente que odio los trabajos donde tengo que cuidar a personas, no me van bien.
—La paga es buena, y lo mejor de todo es que no tienes que estar en contacto directo con el cliente. Solo lo vas a vigilar desde una distancia prudente, y lo más imprescindible de todo es que el cliente no se meta en líos.
Porque siempre su jefe tenía que asignarle ese tipo de misiones tan patéticas, sabía muy bien que las abominaba. ¿Acaso llevaba escrito en la frente disponible para hacer de niñera?
—¿Y a mí que me interesa con que la paga sea buena?, económicamente estoy bien y lo sabes de sobra. Espeto furioso, estaba sentado frente del escritorio de su jefe con la mirada clavada en la ventana.
—Bueno, pero tú no tendrás que tratar con tu cliente, es una ventaja.
—¿Y qué se supone que quieres que haga? ¿Qué tipo de trabajo es como para que no tenga que estar de guardaespaldas? ¡No me gusta espiar Frank!
—¡Es Sencillo! solo tendrás que vigilarla y cuidarla de que no le suceda nada malo.
—¿Vigilarla? ¿Me estás diciendo que el cliente es una mujer?
Por si la cosa no estuviera mal. Ahora si estaba realmente furioso, ¿cómo podía darle una misión así?, y sobre todo teniendo que proteger a una mujer vulnerable.
—Si Sam, es una mujer a la que vas a tener que proteger ¡Quieras o no!
—Sabes muy bien que no se me da ese tipo de trabajos, ¿porque haces esto Frank? Se levantó de la silla muy frustrado por no poder gritarle a su jefe.
—Si ya lo sé Sam, pero esta vez solo la vas a vigilar, eso es todo lo que te pido.
—No… me niego… no aceptare este trabajo, ¡olvídalo! Le dijo señalándolo con un dedo.
—¡Lo harás! Soy tu jefe y te ordenó que lo hagas. Además ella es la sobrina del ex alcalde Steller. Necesito que esta misión sea rigurosamente confidencial.
—¿La sobrina del ex-Alcalde? ¿Estás de broma? Esto da asco.
—¡No es broma!, y es por eso que te estoy asignando esta misión a ti. Steller me pidió en persona que este asunto de su sobrina quedara en segundo plano, no quiere mucha gente involucrada.
Frank era su mentor, pero muy aparte de eso era su mejor amigo a pesar de que tuvieran muchos años de diferencia. También lo veía como un segundo padre, ya que el suyo había muerto cinco años atrás en una misión. Sam nunca fallaba en un trabajo aunque la mayoría de las veces salía muy mal herido, pero al final lograba terminar su labor con éxito atrapando a los chicos malos y salvando a su cliente. Orgullosamente había seguido los pasos de su padre, y Frank lo había entrenado muy duro como a cualquier otro recluta.
Recordaba cuando su padre y Frank le asignaban misiones verdaderamente duras, incluso más duras que a los demás novatos, pero eso no le impedía terminarlas con éxito. Quería que las dos personas más queridas en su vida estuvieran orgullosos de él, ¡y así era! A pesar de no tener el apoyo de una madre por haberlo abandonado cuando apenas contaba con seis años, su padre había sido un gran ejemplo a seguir. Proteger a las personas era lo que más le gustaba hacer.
—No quiero cuidar a esa niña Frank. Terminó por sentarse de nuevo en la silla, pellizcándose el puente de la nariz.
—No es una niña Sam, es una mujer de 29 años ¿Por qué le das tanta lata a este asunto?
—¡Sea lo que sea! No quiero esta misión, no me gusta involucrarme con los políticos.
—Ella no está en la política, al parecer quiere dejarlo todo atrás y eso es a lo que le teme su tío.
—¿Y qué es lo que pasa? ¿No puede controlar a su sobrina? tanta es la ayuda que necesita para mantener a raya a una chica. Refunfuñaba.
—Él quiere que la protejan en secreto, ya que ella no tolera los guardaespaldas, ni policías siguiéndola a todos lados. Según desea una vida "normal" y por si fuera poco odia a los polis. Según me conto Steller ella se irá pronto de casa y el ya no puede hacer nada más por retenerla.
—¡Genial! Ella odia los policías, ¿no crees que eso será un gran problema para mí? Además si ella quiere irse que la deje, ya está bien grandecita. Comento encogiéndose de hombros.
—No es así de fácil, Sam. Es su única sobrina, como ya sabes es la hija de su único hermano el cual murió hace algunos años. Él se ha hecho cargo de ella volviéndose muy protector con ella desde el fallecimiento de Daniel, y dado que él no tiene hijos me temo que la tomo como su propia hija.
—¡Oh! esto mejora la cosa, un tío protector y una sobrina rebelde ¿Por qué quiere que la protejan? Si desea su independencia que se la dé.
—Ya te lo dije, no es tan fácil. Escucha, al hermano de Steller lo asesinaron, así que el viejo Steller sospecha que alguien quiere lastimar a su sobrina también.
—¿De qué me estás hablando? Escuche que ese tío había tenido un accidente de tránsito.
—¡No! los frenos del coche fueron manipulados Sam el hombre fue asesinado, esto es más complicado de lo que parece.
—¿Y porque esto no salió en las noticias? ¿por qué no han atrapado al malo aún?
—Steller no quiere que su sobrina se entere como murió su padre, así que hizo todo lo que pudo porque no saliera a la luz la verdad del accidente. Me hizo encubrir muchas evidencias, solo para proteger a su familia.
—Entonces supongo que sus sospechas de que quieren lastimar a su sobrina es por el pequeño accidente que ella tuvo no hace mucho. ¿No es así?
—¡Así es!
Frank a veces abusaba de la poca paciencia que tenía, conocía perfectamente como resultaban sus misiones cuando se trataba de una mujer en peligro, sobre todo mujeres vulnerables. Aunque no había visto aún a su cliente esperaba que fuese una mujer no muy agraciada, pero fuera de eso, ¿Cómo iba a librarse de esa misión? Aún no había aceptado… aunque cuando a Frank se le metía algo en la cabeza no había razón que pudiera sacarle esa idea, no tendría más remedio que aceptar el bendito trabajo.
—¡Bien, lo haré! Pero ni creas que haré contacto con ella, ¿estamos claros con eso? —No lo necesitas, si ella se llegase a enterarse de que su tío le asigno un guardaespaldas te despediré Samael. —¡Oh qué bien! Ahora resulta que trabajare bajo presión. Dijo en tono sarcástico. —Sam, esto es serio la chica puede estar en peligro, y la independencia que tanto quiere le puede costar la vida. Descubre quien está detrás de todo esto y atrápalo. Pero mantenla a salva, solo tú puedes conservar la vida de esa chica. —¡Está bien! hablas como si nunca he hecho un trabajo como este. Le dijo a modo de fastidio. —Sé que has tenido muchos problemas con las mujeres en algunas misiones, pero esta vez es diferente. Steller es muy buen amigo mío al igual que lo fue su hermano, y tú eres el mejor hombre que tengo para hacer esto, no confiaría la vida de esa chica a nadie más. —De acuerdo… Investig
—Hola mi dulce Wendy ¿Cómo estás? —¿Qué quieres, Sam? La chica contesta yéndose directo al grano. —Consigue cualquier información sobre un tío llamado Jarold Tingh. Y todo sobre la riña que había tenido con Daniel Steller hace 29 años. —¿Estás loco? 29 años, Sam. ¿Quién crees que soy? —Vamos nena, tu puedes hacerlo. Y necesito que seas tan discreta como sea posible de acuerdo. Del otro lado de la línea escucho un suspiro, sabía que podía contar con Wendy era la más confiable mujer que había conocido nunca. —De acuerdo, pero con esta me deberás muchas Sam. —¡Te prometo que te lo compensare! —No veo como, no tienes nada que me interese. —Vamos, no seas tan dura conmigo. —Lo siento, no eres mi tipo. Haré lo que pueda con lo que me pediste, no te metas en líos quieres. —¡Adoro cuando te preocupas po
Elena no se preocupaba por esas pequeñas tonterías, el hombre que la quisiera de verdad tendría que demostrar su amor a los cuatro vientos. Pero antes de que todo eso ocurriera tenía que salir de Virginia a toda costa. Y ahora que no tendría guardias siguiéndola a todas partes, tal vez escapar sería una buena opción. Total era mayor de edad y responsable de sus actos. Organizó muy bien su huida desde hace días, y como estaba esperando una verdadera excusa para irse ya que esta no se presentaba esa tarde era el momento indicado. Su tío asistiría a una de sus reuniones con sus amigos políticos, la había invitado pero ella se negó alegando que no estaba interesada en escuchar temas aburridos de la política. El por su parte le afirmo que solo ella iría a compartir con los hijos de estos, ya conocía sus intenciones de casamentero. Así que termino por convencerlo de que fuera solo. Cuando por fin oyó el coche marcharse de la casa, subió corriend
Y esperaba que aceptara irse con el porqué no le agradaba la idea de quedarse en su coche mientras continuaba la tormenta. Sam vio que se acercaba un automóvil a lo lejos era completamente negro, no se podía ver quien lo conducía. El conductor misterioso siguió derecho sin hacer parada donde estaban ellos, mejor así no quería que se armara un campo de batalla allí mismo. —Oye, pero tu coche es grande puede arrastrar el mío. Si, su Jeep Wrangel Big Foot era todo un campeón aguantaba todo tipo de tormentas y ese día no era la excepción. Pero arrastrar otro coche implicaba quedarse sin combustible. —Es claro que mi coche puede llevar el suyo, pero no arriesgare nuestras vidas por llevar su coche. —¡De acuerdo! iré con usted. Hizo un mohín agarrando sus cosas—No me lo creo, tengo que dejar mi coche aquí tirado. Murmuraba tomando su enorme bolso. Cuando salió del automóvil se empapo rápidamente
¿Qué paso? ¿Hizo algo mal?, juraba que esas miradas que ambos se dieron terminarían en un ardiente beso ¿Sería su rostro? Posiblemente, con tantas horrorosas pecas lo podía comprender. Muchos de los hijos de los amigos de su tío se lo habían dicho que el exceso de pecas en su cara no era normales. La hacían sentir mal con sus comentarios. Recordó cuando un día conoció a un joven... parecía muy educado y diferente a los demás idiotas. Creyó que no tenía ninguna relación con el grupo de estúpidos que la molestaban y que su tío se empeñaba en que se liara con alguno. Pero inocentemente se había engañado a sí misma, ese joven la enamoró por unos meses, bueno realmente no la enamoro, solo la conquisto. Al final de todo, ella se encontraba sin prenda alguna debajo de él entregándole su inocencia. Si, fue ilusa y estúpida porque después de tres meses nadie podía enamorarse profundamente como él le decía que lo estaba. Todo era una vil
Ahora tenía que lidiar con una chica ebria eso sí que era nuevo para el detective no estaba acostumbrado a tratar con mujeres pasada de tragos... resignado termino con los trastos y fue acompañarla, pero de pronto algo muy extraño vio en ella, en su mirada. Se sentó a su lado pero no muy cerca era mejor evitar problemas. Elena lo miro con una sonrisa de medio lado y una mirada muy brillante, estaba borracha hasta el tope… La pelirroja comenzó a gatear un poco hacia él acabando con el poco espacio que existía entre ellos, se acercó a él tan cerca de sus labios que Sam se petrifico. —¿Qué estás haciendo? Era una pregunta estúpida y se reprendió por ello, era obvio lo que planeaba... —Solo te voy a besar, el resto lo veremos más tarde. ¿Te parece? ¡Por todos los cielos! Exclamó Sam para sus adentros, ella estaba eufórica. Sus pupilas dilatadas, sus pechos eran con un par de montañas puntiagudas se le marcaban atreves de la fi
Elena aún no se había quejado, el entraba despacio y la sensación lo estaba llenando por completo. Adentrarse en el interior de una mujer tan estrecha era una maravilla. La única explicación que le vino a la mente en esos momentos era que no tenía mucha experiencia con hombres, quizás el fuera el segundo cuando mucho el tercero. ¿Qué narices hacia pensando tonterías como esa? No se sentía muy cómodo haciéndolo con ella en ese estado. Ella lo sujeto con las piernas haciendo una llave con sus pies en su espalda. Lo instó para que él se adentrara en su interior. La chica soltó un grito ahogado pero aun así no se separó de Sam, era una fiera y como que estaba necesitada... Se sentía un poco usado ¿pero quién podía quejarse? Era su turno ahora de hacerle sentir, de llevarla a la gloria… Comenzó a moverse con rudeza como si se le fuera la vida en ello, Elena disfrutada porque nunca le pidió que se detuviera. Mantenía los ojos cerrados teni
Sam se despidió de Wendy para luego subir nuevamente a la cocina, miro por la ventana y arrugo el ceño al fijarse que continuaba nevando. Desafortunadamente cubría casi todo su coche y la entrada a la cabaña. No podían salir así, era imposible bajar por la montaña en coche, seguramente la vía estaría congelada. La cocina permanecía desolada, Elena seguiría dormida. Se asomó en su cuarto sin hacer mucho ruido y efectivamente ella lo estaba, decidió preparar el desayuno para cuando ella se levantara. Se sirvió otra taza con café para calentar sus helados huesos... —No te agradecí por el desayuno, estaba muy rico todo... veo que también sabes cocinar. La pelirroja le dijo al terminar de desayuna. —Sí, un poco. —Bueno lo haces muy bien. Le dijo ella con una radiante sonrisa, derritiendo su helado corazón—Qué problema con la nieve ¿no? —Muchísimo, estaremos aquí encerrados por unos días más. —Bueno y