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El dinero no compra la felicidad.

Años antes de su matrimonio, Melany vivía con su madre, pero ella falleció en un accidente automovilístico, y su padre, Antonio Hilton, era el único familiar que le quedaba, pero Antonio cayó en coma. Fue a causa de un derrame, ya que Will, el padre de Fabricio, lo engañó y le hizo firmar un documento, en el cual dejaba a Fabricio como propietario de todos los bienes.

Eso sucedió horas después de que ellos se casaran, por esta razón Fabricio perdió el interés en Melany.

Ella no sabe que su padre está en coma, los Miller le hacen crecer, que el hombre falleció y que la dejó en la ruina.

No sé puede negar que Fabricio es un joven muy apuesto, se supone que es hacendado, pero dos años antes, casi se van a la quiebra, por eso fue que buscó a una millonaria y se casó con ella. Ahora los Miller se gastan el dinero de Melany Hilton.

Mientras que ella, teniéndolo todo, mendiga por ser aceptada y por un poco de cariño. En la vida, el dinero no compra la felicidad, y eso Melany lo descubrirá con el tiempo.

En el patio trasero de la quinta, había grandes mesas llenas de comida, mariscos, asado y variedad en ensaladas. Esa día, Melany ordenó que mataran una res para que hubiese suficiente carne para los invitados, cosa que molestó a su esposo.

—¿Qué es esto? ¿Por qué hay tanta carne? ¿Quién ordenó matar a un animal? Preguntó el hombre enfurecido, no le importó que sus otros familiares e inventados lo vieran como un hombre tacaño.

Pues en uno de los rincones, su primo Andrés y esposa comenzaron a murmurar. —Ves te lo dije, era mejor no venir, siempre es lo mismo. 

—¡Solo falta que nos cobre por lo que comemos! Añadió la tía Gertrudis. 

—¡Mi amor, fui yo! Como puedes ver invité a tu familia, a nuestros amigos, ¡también a Susi! ¿La recuerdas? Ella es mi mejor amiga. La señora Miller hacía hasta lo imposible por quedarle bien a su esposo.

Pero a Fabricio le irritaba todo lo que tenía que ver con ella, bueno, no todo, ya que al escuchar el nombre de Susi, cambió hasta su mal genio.

—¡Bueno, esto no puede salir tan mal, vamos a sentarnos y disfrutaremos en lo que terminan de llegar los invitados!

Susi es la amante de Fabricio, una mujer que se aprovechó de la amistad que había entre ellas, para meterse en la cama del hombre.

Media hora después, todos los presentes comían en silencio, parecía ser el momento que Melany esperaba, así que con entusiasmo levantó su copa y la tintineó con una cuchara. Al parecer hará un anuncio. —¡Atención, atención, esta noche es muy especial, y no solamente porque es nuestro aniversario, sino porque…!

La chica guardó silencio y desvió la mirada a su esposo. Y con una sonrisa informó.

—¡Fabricio y yo seremos padres, estoy esperando un hijo de él!

La felicidad se desbordaba en la cara chica. Era el milagro que tanto deseo para salvar su matrimonio.

—¡Hija, eso es una buena noticia! Will y Micaela se pusieron de pie y felicitaron a la chica, ellos desean tener ese nieto. 

Mientras que Susi se detuvo en la entrada y dejó caer el obsequio que, hipócritamente, había preparado para su amiga. —¡Esto no puede ser! La chica sintió que el mundo se le derrumbó, ella había buscado darle un bebé a Fabricio y no lo ha conseguido.

A un lado de Melany, Fabricio dejó caer el vaso, y sus ojos se abrieron en grande, sin saber qué hacer o decir.

—¡Tú…! Melany, tenemos que hablar esto en privado. Envuelto por la ira, se puso de pie y la arrastró de la mano, hacia una de las habitaciones.

Mientras que todos se quedaron impactados con la noticia, pero sobre todo, por el actuar de Fabricio.

En cuanto el hombre cerró la puerta, se volteó furioso y la sujetó fuertemente del cuello.

—Dime, ¿con quién te revolcaste? Le preguntó furioso. En su mirada de podía ver cuan disgustado se encontraba. 

—¡Fabricio, déjame ir, me lastimas, te juro que solamente contigo he tenido relaciones! Ella súplica para que la suelte. La desconfianza del hombre la hizo derramar lágrimas de dolor, el dolor de su corazón. No entiende como su esposo puede dudar de ella. 

—¡No me mientas, yo no te he tocado, ese niño no es mío! El hombre la lanzó a la cama y gritó con furia. 

—¡No aceptaré a ese niño! ¡Es un bastardo! Me niego a aceptarlo.

—Sin más, el hombre salió furioso. Al azotar la puerta, Melany se sentó y entre sollozos se frotó el cuello.

—¡Juro que es tu hijo! Le gritó, pero el hombre no se quedó para escuchar, el ya había bajado las escaleras. 

****Por otro lado, los Roquefeller hacían un recorrido alrededor de su propiedad, ese día, Ángel hizo inventario de los animales y resulta que le faltaban algunos novillos.

—¡Malditos ladrones! ¿Cómo es posible que nos roben casi en las narices? Estoy harto de esto, mi madre debería vender esto y venir conmigo a la ciudad.

—Ahí no le faltará nada, puedo darle una vida de reina y llena de lujos. Refuta mientras hace la inspección.

—¡Señor, ya encontré el problema, una de las cercas fue cortada, se robaron el ganado por la parte de norte! Le informó uno de los peones.

—¡Refuercen todo el lugar, llamaré a la ciudad, le pediré a Nixon que me envíe a alguien para que monte cámaras de vigilancia!

Pese a que era de noche, Ángel llevaba un gran sombrero negro, y una camiseta sin mangas, pues la noche era algo calurosa.

—¡Odio venir por estos rumbos, de tantas fincas que tenemos y mi madre se empeña en quedarse aquí! por Dios, las otras son mejores; además, es más fácil cuidar el plantío de uvas. Entre más se cuide un viñedo, mejores son los vinos y licores de los Roquefeller.

Ángel expresó su malestar, él se encarga de la empresa familiar, un negocio que se especializa en vinos y licores, pese a que creció en el campo, él prefiere la vida de la ciudad.

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