Christopher
Me apena no poder acompañar a mi chica en este viaje. Me hubiese gustado mucho hacerlo, pero estas reuniones son importantes. Por la mañana tengo una con un socio canadiense y por la tarde me tocará asistir a la cena de Jacobson. A esta última me hubiera encantado ir con Ashlee, pero lamentablemente, tendré que ir solo. No soy de cancelar mis compromisos, a no ser que sea por algo de relevancia, así que no me queda más que asistir solo.
Ayer por la noche llamamos a Ellen y le explicamos que Ash iría sola, y aunque se apenaron con la noticia, entendieron el por qué.
—Avísame apenas llegues, por favor —le solicito.
—Tranquilo, amor, lo haré —contesta, dándome un beso para darme tranquilidad.
Ya se escucha que llaman a los pasajeros del vuelo de Ashlee, así que nos despedimos como a ambos nos gus
ChristopherSe escucha el grito de Rachel, que me llama de forma desesperada. Justo la música no está tan fuerte, por lo que puedo oír claramente mi nombre a la distancia. Sin dudarlo, me levanto y corro hacia donde ella está.Al llegar a su encuentro, inmediatamente mi pensamiento es de lo peor cuando veo a Ashlee en el suelo.—¡¿Qué sucedió?! —Es lo primero que digo. Enseguida me arrodillo y apoyo a Ashlee en mis piernas, tratando de despertarla.—¡N-no s-sé, no entiendo nada! —exclama Rachel angustiada—. Íbamos de camino al baño cuando, de pronto, alguien agarró a Ashlee del codo, y tuvimos que parar y darnos vuelta debido a ello.—¿Y qué más pasó? —interrogo desesperado por saber qué ocurre con mi novia.—Al verlo, el chico no dijo nada.
AshleeTodavía estoy en shock, después de lo sucedido. No entiendo por qué Scott hizo una cosa como esa. ¡Cómo fue capaz de aparecer como si nada frente a mí!Han pasado diez días y no sé nada de él. Estuve muy enamorada y sufrí mucho cuando me enteré de su muerte, entonces, ¿por qué fingirla?—¿Necesita algo, señorita Ashlee? —me pregunta Helga apenas hago ingreso a la cocina.—Solo quiero un vaso de jugo.—Enseguida, señorita.—Solo Ashlee, Helga. Por favor.—Está bien, Ashlee. Como tú digas.—Así está mejor —le respondo con una sonrisa—. Chris no me ha llamado a mi celular. ¿Ha llamado a casa?—Hace una hora, más o menos. Dijo que hoy llegaría un poco más tarde.
ScottHoy se cumple una semana desde que tuve mi esperado reencuentro con Ashlee. Se veía hermosa con ese vestido y peinado, de eso no hay duda. Todavía recuerdo esa sonrisa que me cautivó y me enamoró cada día más. Lástima que ahora esa misma sonrisa la comparte con otro hombre y lo peor de todo es, que me doy cuenta que esa sonrisa no soy yo el que la provoca.Ya tengo un nuevo plan en mente, pero para hacerlo efectivo tengo que llamar a Sarah, la chica con la que me acostaba cuando estuve con Ashlee y que me ayudó a robarle dinero a su novio.Casualmente descubro que aquel novio que ella tuvo es el novio actual de mi chica. No sé si esto sea bueno o malo, pero de todas maneras lo aprovecharé y usaré a mi favor. Tengo la ventaja absoluta en este minuto, ya que este tipo no me conoce, porque solo me aparecí frente a Ashlee y su amiga.Tomo m
AshleeHe vuelto a trabajar a la empresa. Ya me siento mejor de ánimo y Christopher, luego de su sorpresa, estuvo mucho más cercano a mí. Tal y como lo necesitaba.Suena mi teléfono y observo que es Mónica, la recepcionista de la empresa quien llama.—Hola, Mónica. ¿Sucede algo? —pregunto apenas alzo el auricular y lo pongo en mi oreja.—Sí. Has recibido una carta, pero no tiene remitente. Quise llamarte para consultarte si quieres aceptarla o no.De inmediato, comienzo a sentir miedo. Por un breve momento, todos mis recuerdos de aquel día, cuando lo volví a ver, se hacen presentes; la macabra sonrisa que tenía de felicidad y luego mi desmayo. Gracias a Dios, Rachel estaba conmigo.—¿Ashlee? ¿Sigues ahí? —Escucho de pronto por el otro lado de la línea.—Eh... s&iacu
ChristopherHoy preparé algo especial en casa, con la ayuda de Helga, para darle una nueva sorpresa a Ashlee, ésta vez, por nuestro primer mes de novios. No pudimos hacer nada antes, porque las cosas no ayudaron mucho.Hace unas horas le solicité a Helga que nos prepare una comida típica de Alemania y que la cena se acompañe de un vino Chardonnay chileno. No he tenido la oportunidad de viajar a ese país, pero cuando probé el vino en una feria gastronómica, a la que me invitaron Héctor y Dayalis cuando la celebraron en su restaurante, sin duda, se transformó en mi favorito.Estamos llegando al edificio y detengo el auto a pocos metros antes de la entrada al estacionamiento.—¿Qué sucede? ¿Por qué te detienes? —pregunta Ashlee, asustada.—Tranquila, amor, no pasa nada. Tengo algo preparado.—
AshleeHemos tenido una maravillosa velada. Anoche fue grandioso. Chris me sorprendió con una cena-celebración por nuestro primer mes de noviazgo, que preparó con la ayuda de Helga, y luego en nuestra habitación la celebración continuó de manera muy especial.Chris me habla por la mañana de tener una comida familiar juntando a la suya y la mía, y aunque me relaja el hecho de que Chris ya conociera a mi madre y Mel, me pone nerviosa pensar que, tal vez, no llegue a ser del agrado de sus padres.Chris me ha hablado maravillas de ambos y me asegura que me adorarán, aun así no estoy del todo convencida. Todavía recuerdo cuando sus padres le pidieron —más bien, exigieron— una cena para conocernos y no se pudo realizar, ya que sucedió lo de la operación de mi hermana.Ahora nos vamos a la empresa y me preparo mentalmente p
AshleeHoy es la reunión de Chris con el señor Hamilton y mi jefe más nervioso no puede estar. Han acordado reunirse a las diez con treinta de la mañana y Hamilton lleva diez minutos de retraso.Cuando salgo de la oficina de Christopher, suena el ascensor, indicando que alguien ha llegado. De sus puertas sale un joven de unos treinta años, vestido de traje negro, peinado, algo engominado, y acompañando su rostro con un bigote y una barba algo frondosa.Al acercarse a mí y presentarse como el señor Jake Hamilton, noto en su mirada como si le conociera de antes, pero no logro saber de dónde.Le aviso a mi jefe de su llegada y lo acompaño a la entrada de su oficina.Una vez sola, puedo recomponerme de la mirada atemorizante y misteriosa de aquel hombre. Tengo la intuición de que no traerá nada bueno, solo espero estar equivocada.&
ChristopherSiento ruido a mi alrededor y me despierto. Unos pitos suenan desde el lado derecho de donde me encuentro. No sé dónde estoy, pero sí me doy cuenta de que estoy acostado sobre algo blando, así que rápidamente asumo que me encuentro en un hospital.—¿Dónde estoy? —pregunto a una enfermera, que está tomando nota de unas máquinas a mi lado.—Está en el hospital, señor Adams —responde, confirmando mis suposiciones.—¿Hace cuánto tiempo?—Hace dos días, señor.—¿Dos días? ¿Cómo llegué aquí?—Unos empleados de su empresa lo trajeron.—¿Sabe quién…?—Fui yo, Christopher, yo te traje —contesta Sophie al entrar a la habitación.—¿Q