No sé qué hora es, aunque tampoco me interesa saber, lo único que me gustaría ahora, es seguir durmiendo por, al menos, un par de horas más. Pero unos labios que me acarician me lo impiden, unas manos que podría reconocer en cualquier parte se posan en mi rostro y sin dejar de tocarme, esta vez me besan la frente.
Poco a poco, voy acomodándome sobre la cama, a la vez, que abro los ojos, porque mis deseos de quedarme en esta se han esfumado por completo.
—Buenos días, mi princesa —me saluda mi novio, colocando un mechón de pelo por detrás de mi oreja. Me encanta cuando hace eso.
—Buenos días, mi amor.
—¿Cómo dormiste?
—Muy bien, pero me hizo falta más noche.
—A mí también.
—¿Qué hora es, cariño?
—Cerca de las once de la mañana —contesta,
Después de un gran fin de semana, hemos vuelto a la rutina, tal y como han sido los últimos días, desde el lanzamiento de la nueva campaña. Todo el día hemos estado a full, pero por suerte, ya llegó el horario de almuerzo, así que voy a buscar a Chris a su oficina.Toco la puerta para entrar.—Permiso, cariño. ¿Cómo va todo?—Todo bien, mi amor, a excepción de una cosa.—¿Sucede algo malo?—Sí. Jacobson volvió a contactarse conmigo.—Pensé que había desistido de la idea del matrimonio.—Yo también, pero parece que no. Quiere volver a reunirse conmigo.—¿Crees que tenga planeado algo en contra tuya?—No lo sé, pero lo mejor será estar preparado para lo que sea.—Será lo mejor. Vamos a olvidarnos de él por un ra
—Eric, no esperaba verte tan pronto.Mi novio trata de disimular su molestia por la inusitada presencia de Jacobson, pero aunque este no se da cuenta, yo lo doy por hecho.—Pues ya ves, aquí estoy para conversar contigo —añade con mucha alegría.—Entonces, pasemos a mi oficina, por favor.Saludo al señor Jacobson y en un silencio algo incómodo nos dirigimos a nuestro piso. Al salir del elevador, mi novio me pide que les lleve unos cafés, por lo que voy directamente a la sala de descanso mientras los demás van a la oficina.Termino de servir los cafés y pongo en un plato galletas para acompañar. Luego de tener todo listo, me encamino a la oficina. Al entrar, ambos me miran, pero la mirada que noto en el señor Jacobson me deja algo inquieta. Le sirvo a cada uno, y cuando estoy por retirarme a mi escritorio, Jacobson es quién me detiene.—
ChristopherMe apena no poder acompañar a mi chica en este viaje. Me hubiese gustado mucho hacerlo, pero estas reuniones son importantes. Por la mañana tengo una con un socio canadiense y por la tarde me tocará asistir a la cena de Jacobson. A esta última me hubiera encantado ir con Ashlee, pero lamentablemente, tendré que ir solo. No soy de cancelar mis compromisos, a no ser que sea por algo de relevancia, así que no me queda más que asistir solo.Ayer por la noche llamamos a Ellen y le explicamos que Ash iría sola, y aunque se apenaron con la noticia, entendieron el por qué.—Avísame apenas llegues, por favor —le solicito.—Tranquilo, amor, lo haré —contesta, dándome un beso para darme tranquilidad.Ya se escucha que llaman a los pasajeros del vuelo de Ashlee, así que nos despedimos como a ambos nos gus
ChristopherSe escucha el grito de Rachel, que me llama de forma desesperada. Justo la música no está tan fuerte, por lo que puedo oír claramente mi nombre a la distancia. Sin dudarlo, me levanto y corro hacia donde ella está.Al llegar a su encuentro, inmediatamente mi pensamiento es de lo peor cuando veo a Ashlee en el suelo.—¡¿Qué sucedió?! —Es lo primero que digo. Enseguida me arrodillo y apoyo a Ashlee en mis piernas, tratando de despertarla.—¡N-no s-sé, no entiendo nada! —exclama Rachel angustiada—. Íbamos de camino al baño cuando, de pronto, alguien agarró a Ashlee del codo, y tuvimos que parar y darnos vuelta debido a ello.—¿Y qué más pasó? —interrogo desesperado por saber qué ocurre con mi novia.—Al verlo, el chico no dijo nada.
AshleeTodavía estoy en shock, después de lo sucedido. No entiendo por qué Scott hizo una cosa como esa. ¡Cómo fue capaz de aparecer como si nada frente a mí!Han pasado diez días y no sé nada de él. Estuve muy enamorada y sufrí mucho cuando me enteré de su muerte, entonces, ¿por qué fingirla?—¿Necesita algo, señorita Ashlee? —me pregunta Helga apenas hago ingreso a la cocina.—Solo quiero un vaso de jugo.—Enseguida, señorita.—Solo Ashlee, Helga. Por favor.—Está bien, Ashlee. Como tú digas.—Así está mejor —le respondo con una sonrisa—. Chris no me ha llamado a mi celular. ¿Ha llamado a casa?—Hace una hora, más o menos. Dijo que hoy llegaría un poco más tarde.
ScottHoy se cumple una semana desde que tuve mi esperado reencuentro con Ashlee. Se veía hermosa con ese vestido y peinado, de eso no hay duda. Todavía recuerdo esa sonrisa que me cautivó y me enamoró cada día más. Lástima que ahora esa misma sonrisa la comparte con otro hombre y lo peor de todo es, que me doy cuenta que esa sonrisa no soy yo el que la provoca.Ya tengo un nuevo plan en mente, pero para hacerlo efectivo tengo que llamar a Sarah, la chica con la que me acostaba cuando estuve con Ashlee y que me ayudó a robarle dinero a su novio.Casualmente descubro que aquel novio que ella tuvo es el novio actual de mi chica. No sé si esto sea bueno o malo, pero de todas maneras lo aprovecharé y usaré a mi favor. Tengo la ventaja absoluta en este minuto, ya que este tipo no me conoce, porque solo me aparecí frente a Ashlee y su amiga.Tomo m
AshleeHe vuelto a trabajar a la empresa. Ya me siento mejor de ánimo y Christopher, luego de su sorpresa, estuvo mucho más cercano a mí. Tal y como lo necesitaba.Suena mi teléfono y observo que es Mónica, la recepcionista de la empresa quien llama.—Hola, Mónica. ¿Sucede algo? —pregunto apenas alzo el auricular y lo pongo en mi oreja.—Sí. Has recibido una carta, pero no tiene remitente. Quise llamarte para consultarte si quieres aceptarla o no.De inmediato, comienzo a sentir miedo. Por un breve momento, todos mis recuerdos de aquel día, cuando lo volví a ver, se hacen presentes; la macabra sonrisa que tenía de felicidad y luego mi desmayo. Gracias a Dios, Rachel estaba conmigo.—¿Ashlee? ¿Sigues ahí? —Escucho de pronto por el otro lado de la línea.—Eh... s&iacu
ChristopherHoy preparé algo especial en casa, con la ayuda de Helga, para darle una nueva sorpresa a Ashlee, ésta vez, por nuestro primer mes de novios. No pudimos hacer nada antes, porque las cosas no ayudaron mucho.Hace unas horas le solicité a Helga que nos prepare una comida típica de Alemania y que la cena se acompañe de un vino Chardonnay chileno. No he tenido la oportunidad de viajar a ese país, pero cuando probé el vino en una feria gastronómica, a la que me invitaron Héctor y Dayalis cuando la celebraron en su restaurante, sin duda, se transformó en mi favorito.Estamos llegando al edificio y detengo el auto a pocos metros antes de la entrada al estacionamiento.—¿Qué sucede? ¿Por qué te detienes? —pregunta Ashlee, asustada.—Tranquila, amor, no pasa nada. Tengo algo preparado.—