Christopher
Se escucha el grito de Rachel, que me llama de forma desesperada. Justo la música no está tan fuerte, por lo que puedo oír claramente mi nombre a la distancia. Sin dudarlo, me levanto y corro hacia donde ella está.
Al llegar a su encuentro, inmediatamente mi pensamiento es de lo peor cuando veo a Ashlee en el suelo.
—¡¿Qué sucedió?! —Es lo primero que digo. Enseguida me arrodillo y apoyo a Ashlee en mis piernas, tratando de despertarla.
—¡N-no s-sé, no entiendo nada! —exclama Rachel angustiada—. Íbamos de camino al baño cuando, de pronto, alguien agarró a Ashlee del codo, y tuvimos que parar y darnos vuelta debido a ello.
—¿Y qué más pasó? —interrogo desesperado por saber qué ocurre con mi novia.
—Al verlo, el chico no dijo nada. Solo miraba a Ashlee demasiado interesado y sonreía de forma extraña. Ella expresó un nombre y se desmayó.
—¿Y cuál era ese nombre, Rachel?
—«Scott». Y ese chico, al ver la reacción de Ash, solo se fue.
—¿Scott? ¿Estás segura? —consulto incrédulo; comienzo a pensar que algo muy malo puede estar pasando frente a mi nariz, sin que yo me haya dado cuenta de ello.
—Sí, por supuesto. ¿Sucede algo malo? —pregunta asustada Rachel.
—¡Mierda! No estoy del todo seguro, pero hasta el momento sí, es malo. —Bajo la mirada hacia mi prometida—. Ash, nena, despierta —le pido mientras le doy pequeños golpecitos suaves en el rostro—, reacciona, te necesito.
Pero no lo hace de ninguna forma, ni con golpecitos en la cara, ni con pequeños besos que le dejo en la sien.
—Tengo que sacarla de aquí —pronuncio en voz alta—. ¡Michael, ayúdame!
—¡Sí, amigo! ¡Vamos! —responde mi socio al llegar a donde nos encontramos con su prometida.
«Todavía no puedo creer lo que acaba de pasar. Ese malnacido ha regresado, y estoy seguro que no traerá nada bueno».
Lentamente, me ayuda a levantarla y nos dirigimos a mi auto. En el estado que está, lo más lógico es trasladarla al hospital; aunque muero de ganas de llevarla a nuestro departamento, necesito saber que se encuentra bien. Por suerte, el centro médico más cercano está a solo diez minutos de aquí y el trayecto no se hace tan largo. Al llegar, la saco con mucho cuidado del vehículo y entramos al sector de urgencias.
—Señorita, por favor —le pido a la mujer que atiende en recepción—, necesito que alguien vea a mi novia. Se desmayó y está inconsciente.
—Un momento, señor.
Se inclina hacia el micrófono y llama al doctor de turno. Al cabo de un par de minutos, se acerca rápidamente un médico que se presenta como Frank Nielsen.
—¡Enfermera, una camilla, por favor! Y usted, venga conmigo a la habitación para que me acompañe.
—Como usted diga.
Apenas llegan con una camilla, la dejo con cuidado y sigo al médico a la habitación más cercana para que le haga el chequeo correspondiente.
—¿Podría decirme qué sucedió? —formula preocupado.
—Estábamos compartiendo en un pub, de pronto se encontró con alguien y se desmayó debido a la impresión que esto le produjo. Como estaba algo bebida, debe ser por eso que todavía no despierta.
—Veamos a esta señorita —comienza a revisarla—, ¿cómo se llama ella?
—Ashlee, doctor.
—De acuerdo. Muy bien... revisemos a Ashlee.
Empieza a chequearla y, al parecer, todo va bien. Lo que sí me asegura el doctor Nielsen, es que por la fuerte impresión no ha podido salir de su estado de shock. Agrega, además, que la mantendrá un par de horas en el hospital, pero solo para asegurarse que despierte sin mayores inconvenientes, y así esté en buenas condiciones para, con posterioridad, otorgarle el alta médica.
A continuación, el médico se retira y me deja a solas con mi novia.
Todavía no salgo de mi asombro al saber que el exnovio de Ashlee está vivo y que además, está buscándola. Voy a tener que poner más vigilancia, tanto en la empresa como en casa. Aunque son tantas las preguntas que comienzan a surgir, lo mejor será averiguar qué es lo que está sucediendo.
Una llamada interrumpe mis pensamientos, y al chequear quién es, decido contestar, pero fuera del alcance de Ashlee, por lo que me levanto y camino hacia la ventana.
—Michael, ¿qué tal?
—¿Todo bien con Ashlee, amigo? —pregunta intranquilo mi socio.
—Sigue igual. Ya la vio el médico y estamos esperando que despierte.
—Espero lo haga pronto. Solo llamaba para ofrecerte que te tomes la semana fuera de la empresa. Yo me hago cargo de todo. Por lo que vi y también por lo que me contó Rach, al parecer, la cosa es muy seria, y te quiero preocupado de Ashlee y no de la empresa.
—De acuerdo, amigo, gracias. Tampoco estoy entendiendo mucho, pero sí, es algo muy grave.
—Bueno, tú tranquilo, que tu chica te necesita.
—Hablamos luego, Mike.
—Hasta pronto.
Cuelgo la llamada y me vuelvo a sentar al lado de mi prometida. Hay veces y esta es una de ellas, en que me cuesta creer que Ashlee haya aceptado ser mi esposa. Sin dudarlo, haré lo posible para protegerla de todo lo malo que se nos ponga por delante.
Ashlee se ve tan dulce, es un ángel caído del cielo, y la verdad, no entiendo por qué regresa este exnovio ahora, sobretodo, por qué se hizo pasar por muerto y qué gana con hacerlo. Eso es algo que, definitivamente, voy a averiguar.
—Cariño, despierta —le pido una vez más.
Mientras acaricio su rostro, es increíble que, a pesar de lo que está pasando, se vea tan angelical y en paz, y todavía tenga la capacidad de transmitir tranquilidad.
De pronto, siento que algo se mueve a mi lado y me percato que mi novia, finalmente, está despertando.
—¡Chris! —grita Ashlee, buscándome desesperada.
—Tranquila, nena, aquí estoy.
—¡S-Sco-Scott! ¡Está vivo! ¡Yo lo vi! —exclama apenas abre sus ojos.
—Todo está bien, amor, ahora estás conmigo, calma.
—¡No! ¡No lo está! ¡Scott me engañó! ¿Por qué? ¡Por qué lo hizo!
—No lo sé, amor.
—Todo este tiempo creí que el que fue mi novio estaba muerto, cuando resulta que nunca fue cierto. Dime, ¿qué quiere de mí?
—No sé qué es lo que está pasando, amor, pero te prometo que lo averiguaremos.
—¿Qué fue lo que pasó? —me pregunta acongojada, centrando sus ojos en mí.
—Acompañabas a Rachel al baño porque se le olvidó su celular y alguien interrumpió su camino. Te giraste y viste a... Scott. Luego de eso, te desmayaste.
—¡Por Dios! Entonces es verdad, no lo soñé. ¿Qué es lo que quiere de mí? ¿Por qué se hizo pasar por muerto?
—No lo sé, cariño —digo por tercera vez, intentando tranquilizarla—. Pero la verdad, ahora solo me interesa saber cómo te sientes.
—Un poco mareada, y creo que mi estómago me ruega por comida.
—Entonces, llamemos a una enfermera.
Aprieto el botón de llamada y una de ellas llega rápidamente. Doy gracias al cielo porque mi chica se encuentra bien. Ashlee le solicita algo de comida, a lo que la profesional de la salud no se niega, diciéndonos que le traerá algo en unos minutos.
Seguramente, mientras esperamos por la comida, la enfermera le informa al doctor Nielsen sobre la salud de Ashlee, porque es él quien trae la bandeja. Saluda a Ash y la acomoda a un costado, en la mesa de apoyo. A continuación, le realiza unas preguntas y nos confirma que ya se encuentra en buenas condiciones para darle el alta médica, mencionándonos —antes de retirarse—, que una vez que se haya alimentado, podremos irnos a casa.
—Cariño, te dejaré comer mientras voy a pagar la cuenta del hospital.
—No me agrada la idea de quedarme sola, después de lo que pasó, pero ve. Mientras tanto, comeré, porque muero de hambre.
—De acuerdo. No tardo.
Dejo un momento a mi novia y me dirijo al sector de recepción de urgencias. Informo que deseo pagar la cuenta y la atención. La encargada busca la información en su computadora y me entrega la factura mientras yo procedo a realizar el pago. Una vez listo, me dispongo a volver junto a Ashlee.
Al llegar a la habitación, veo que mi novia ya se está terminando el plato de comida. Es bueno ver que su piel ha recuperado su color.
—Esta no es la mejor comida que he probado, pero al menos, ya no tengo hambre. —Señala los restos que se encuentran en la bandeja, lo que provoca que sonría junto a ella.
—Me alegra verte más recuperada y sobre todo, con hambre. Esta es la verdadera tú.
—Gracias por tu amor, cariño —agradece con ironía.
—De nada, nena. Estoy para ayudarte. —Le guiño el ojo, lo que la hace sonreír por mi intencionado comentario—. Cuando estés lista, nos vamos a casa.
—Ya lo estoy.
Le ayudo a arreglarse, y cuando salimos del hospital, vamos directamente a mi auto. Ansío llegar rápidamente a nuestro departamento. Sin duda, ha sido una larga noche, así que solo deseo descansar junto a ella.
El trayecto lo hago deprisa. Y solo cuando llegamos a nuestra habitación, puedo sentir a Ashlee más calmada.
—Te necesito —dice de pronto.
—Sabes que me tienes cuando lo pidas.
—Todos los miedos que sentía antes, ahora son una realidad. No quiero que me encuentre…
—¿Te gustaría que pusiera escoltas para que te sientas más protegida y tranquila?
—¿Qué pasa si aun así puede llegar a mí?
—Haré lo que esté a mi alcance para evitarlo.
—¡No! ¡No puedes! —Grita alterada y nerviosa.
—Ash, nena, cálmate.
—¡No me pidas que me calme, cuando mi loco exnovio que creí muerto por tres años anda suelto y buscándome!
—¡¿Crees que esto es fácil para mí?! —le pregunto molesto—. ¿Crees que es sencillo ver que el maniático de tu ex anda por ahí? Sobre todo, ¿sin saber qué es lo que pretende?
—¡Claro que no es fácil! ¡Pero esto es mucho más difícil para mí que para ti!
—Cariño, eso lo sé —agrego tratando de conciliar el tenso ambiente que comienza a formarse entre los dos.
—No volveré a la empresa —menciona mientras camina hacia el gran ventanal.
—¿Qué cosa has dicho? —pregunto deseando que no sea verdad lo que escuché de su propia boca.
—Lo que oíste. No quiero volver a la empresa mientras Scott ande suelto por ahí.
Me acerco a ella de a poco y la abrazo por la espalda, apoyando mi cabeza en su hombro.
—Cariño, no tengas miedo... estoy aquí contigo.
—Lo tengo, Chris... Anoche, cuando lo vi, tenía una sonrisa maléfica en el rostro.
Consigo que se dé la vuelta sobre sí misma para que quedemos frente a frente, y luego de eso, le tomo las manos.
—Por ahora, no te preocupes, ya hablé con Mike y él se hará cargo de la empresa por esta semana, así que me quedaré contigo. —La abrazo y noto como Ash se acerca más a mí. Necesita sentirse protegida y yo le ayudaré a que lo logre.
No tengo idea qué es lo que sucederá más adelante, pero sin duda, aprovecharé cada momento que pueda para averiguarlo. Sin mencionar, además, que con el encuentro con Angelique, lo más probable es que Eric Jacobson aparezca de nuevo con la idea de querer casarme con su hija. Y qué puedo decir del regreso de Sarah, que lo hizo después de tres años y como si nada hubiera sucedido. Muchas cosas que, lo más seguro, no traerán nada bueno a nuestras vidas.
De Eric y Sarah me preocuparé más adelante. Por ahora, lo único que me interesa descubrir es, ¿por qué motivo Scott se hizo pasar por muerto? ¿Qué gana con volver y qué es lo que pretende?
Todas estas preguntas comenzaron a torturarme desde el minuto en que Rachel me confirmó que Scott había regresado.
AshleeTodavía estoy en shock, después de lo sucedido. No entiendo por qué Scott hizo una cosa como esa. ¡Cómo fue capaz de aparecer como si nada frente a mí!Han pasado diez días y no sé nada de él. Estuve muy enamorada y sufrí mucho cuando me enteré de su muerte, entonces, ¿por qué fingirla?—¿Necesita algo, señorita Ashlee? —me pregunta Helga apenas hago ingreso a la cocina.—Solo quiero un vaso de jugo.—Enseguida, señorita.—Solo Ashlee, Helga. Por favor.—Está bien, Ashlee. Como tú digas.—Así está mejor —le respondo con una sonrisa—. Chris no me ha llamado a mi celular. ¿Ha llamado a casa?—Hace una hora, más o menos. Dijo que hoy llegaría un poco más tarde.
ScottHoy se cumple una semana desde que tuve mi esperado reencuentro con Ashlee. Se veía hermosa con ese vestido y peinado, de eso no hay duda. Todavía recuerdo esa sonrisa que me cautivó y me enamoró cada día más. Lástima que ahora esa misma sonrisa la comparte con otro hombre y lo peor de todo es, que me doy cuenta que esa sonrisa no soy yo el que la provoca.Ya tengo un nuevo plan en mente, pero para hacerlo efectivo tengo que llamar a Sarah, la chica con la que me acostaba cuando estuve con Ashlee y que me ayudó a robarle dinero a su novio.Casualmente descubro que aquel novio que ella tuvo es el novio actual de mi chica. No sé si esto sea bueno o malo, pero de todas maneras lo aprovecharé y usaré a mi favor. Tengo la ventaja absoluta en este minuto, ya que este tipo no me conoce, porque solo me aparecí frente a Ashlee y su amiga.Tomo m
AshleeHe vuelto a trabajar a la empresa. Ya me siento mejor de ánimo y Christopher, luego de su sorpresa, estuvo mucho más cercano a mí. Tal y como lo necesitaba.Suena mi teléfono y observo que es Mónica, la recepcionista de la empresa quien llama.—Hola, Mónica. ¿Sucede algo? —pregunto apenas alzo el auricular y lo pongo en mi oreja.—Sí. Has recibido una carta, pero no tiene remitente. Quise llamarte para consultarte si quieres aceptarla o no.De inmediato, comienzo a sentir miedo. Por un breve momento, todos mis recuerdos de aquel día, cuando lo volví a ver, se hacen presentes; la macabra sonrisa que tenía de felicidad y luego mi desmayo. Gracias a Dios, Rachel estaba conmigo.—¿Ashlee? ¿Sigues ahí? —Escucho de pronto por el otro lado de la línea.—Eh... s&iacu
ChristopherHoy preparé algo especial en casa, con la ayuda de Helga, para darle una nueva sorpresa a Ashlee, ésta vez, por nuestro primer mes de novios. No pudimos hacer nada antes, porque las cosas no ayudaron mucho.Hace unas horas le solicité a Helga que nos prepare una comida típica de Alemania y que la cena se acompañe de un vino Chardonnay chileno. No he tenido la oportunidad de viajar a ese país, pero cuando probé el vino en una feria gastronómica, a la que me invitaron Héctor y Dayalis cuando la celebraron en su restaurante, sin duda, se transformó en mi favorito.Estamos llegando al edificio y detengo el auto a pocos metros antes de la entrada al estacionamiento.—¿Qué sucede? ¿Por qué te detienes? —pregunta Ashlee, asustada.—Tranquila, amor, no pasa nada. Tengo algo preparado.—
AshleeHemos tenido una maravillosa velada. Anoche fue grandioso. Chris me sorprendió con una cena-celebración por nuestro primer mes de noviazgo, que preparó con la ayuda de Helga, y luego en nuestra habitación la celebración continuó de manera muy especial.Chris me habla por la mañana de tener una comida familiar juntando a la suya y la mía, y aunque me relaja el hecho de que Chris ya conociera a mi madre y Mel, me pone nerviosa pensar que, tal vez, no llegue a ser del agrado de sus padres.Chris me ha hablado maravillas de ambos y me asegura que me adorarán, aun así no estoy del todo convencida. Todavía recuerdo cuando sus padres le pidieron —más bien, exigieron— una cena para conocernos y no se pudo realizar, ya que sucedió lo de la operación de mi hermana.Ahora nos vamos a la empresa y me preparo mentalmente p
AshleeHoy es la reunión de Chris con el señor Hamilton y mi jefe más nervioso no puede estar. Han acordado reunirse a las diez con treinta de la mañana y Hamilton lleva diez minutos de retraso.Cuando salgo de la oficina de Christopher, suena el ascensor, indicando que alguien ha llegado. De sus puertas sale un joven de unos treinta años, vestido de traje negro, peinado, algo engominado, y acompañando su rostro con un bigote y una barba algo frondosa.Al acercarse a mí y presentarse como el señor Jake Hamilton, noto en su mirada como si le conociera de antes, pero no logro saber de dónde.Le aviso a mi jefe de su llegada y lo acompaño a la entrada de su oficina.Una vez sola, puedo recomponerme de la mirada atemorizante y misteriosa de aquel hombre. Tengo la intuición de que no traerá nada bueno, solo espero estar equivocada.&
ChristopherSiento ruido a mi alrededor y me despierto. Unos pitos suenan desde el lado derecho de donde me encuentro. No sé dónde estoy, pero sí me doy cuenta de que estoy acostado sobre algo blando, así que rápidamente asumo que me encuentro en un hospital.—¿Dónde estoy? —pregunto a una enfermera, que está tomando nota de unas máquinas a mi lado.—Está en el hospital, señor Adams —responde, confirmando mis suposiciones.—¿Hace cuánto tiempo?—Hace dos días, señor.—¿Dos días? ¿Cómo llegué aquí?—Unos empleados de su empresa lo trajeron.—¿Sabe quién…?—Fui yo, Christopher, yo te traje —contesta Sophie al entrar a la habitación.—¿Q
Estoy demasiado preocupado.Hace unos días —cinco para ser exactos—, que salí del hospital y todavía no he tenido noticias de mi novia o del imbécil de Scott. Maldito lunático.Estoy desesperado, solo quiero saber si se encuentra bien y sobre todo, si está viva.No quiero preocupar a Ellen, pero no tengo más remedio que confesarle lo que está pasando, para poder saber algo más del psicópata y descubrir dónde puedan estar. ¿Estará alimentándose? ¿La estará tratando bien? Son tantas las preguntas que tengo, y dudo por completo que ahora mismo puedan ser contestadas.La empresa siguió funcionando mientras estuve en el hospital, gracias a la ayuda de mi socio y gran amigo, Michael. Ahora vino a verme a mi departamento, y al igual que yo, está muy preocupado por lo que está pasando. Sé que también desea