Edan estaba en la oficina, acompañado de su madre, él finalmente le había contado toda la verdad, con lujos de detalles.—Debes decírselo a tu padre… — Comentó Angélica al final de la historia.—No puedo. — Respondió sin dudar. — Si algo le llegara a pasar a papá por mi culpa… — La voz de Edan se apagó, no pudo siquiera terminar la oración.—Bueno… La verdad es, que lo del embarazo de Vivian sí podría afectarle y si se entera de que Henry quiere casarte con ella, capaz y Erick se infarta… Pero con respecto a lo de Alma… Él ya está mejor y si se lo explicas con calma, seguro lo entenderá. —Contarle todo a mi padre… — Edan se levantó de su escritorio y caminó pensativo hacia el enorme cristal del ventanal. — Eso significaría acabar con el contrato y si el matrimonio falso se acaba, también se acabará mi relación con Alma…—Edan… Ese matrimonio falso se acabará en cualquier momento, ¿Cuánto les queda de contrato? ¿Un mes? ¿Mes y medio? ¿Cómo pretendes retener a Alma después? E
Con la sola presencia de Mateo, fue suficiente como para que Edan sintiera como la llama de la furia se acrecentara en él.Alma contuvo el aliento, el verle llegar con esa expresión de rabia, realmente la intimido. No porque tuviera miedo de que Edan pudiera hacerle algo, sino por el problema que podría formarse entre él y Mateo.Ella se imaginó que podía suceder algo como lo que ocurrió en el club de baile, la última vez que se vieron.—¡¿Qué carajos está pasando aquí?!. — Vocifero Edan, intentando contenerse con todas sus fuerzas.Mateo, al ver esa expresión fúrica de su rival y temiendo por Alma, se atravesó en el camino de Edan.—¿Qué crees que haces?. — Gruño Edan, apretando la mandíbula y con los puños cerrados a los costados.—¿Qué crees que haces tú?. — Preguntó Mateo, ceñudo, deslizando los ojos hacia Santiago y Diana, como una manera de señalar a los niños, que los miraban sorprendidos.Edan entendió a señal de Mateo y deslizó la mirada por los más pequeños, luego,
—Lo siento.—¿Qué?. — Alma volteó hacia Edan, extrañada.—Lo siento por la forma en que actúe, no debí pensar que huirías con él… Pero muchas veces, me ciego, no pienso bien las cosas. — Explicó Edan mientras conducía su Ferrari.Era mejor hablar en ese momento, porque la familia de Alma, venía más atrás en la camioneta y en cuanto todos llegarán al apartamento de Edan, no habría mucho tiempo ni espacio para hablar a solas.—Entiendo… — Exhaló Alma, pensativa. — Edan… ¿Cómo supiste? ¿Cómo fuiste a buscarme a casa justo en ese momento? ¿No se suponía que estuvieras en la empresa?.—Sí, bueno… Fue por una llamada que recibí en la oficina que pensé en que te irías…—¿Qué quieres decir?.—Estaba en la oficina cuando me llamaron por un asunto del banco, ellos se extrañaron de un retiro irregular en mi cuenta hecho por una persona no habitual, al revisar, noté que habían cobrado todos los cheques que te había pagado como bonificación… Entonces, supuse que te pudo haber ocurrid
Edan apretó los puños con rabia, ¿Hasta qué punto tenía que soportar los arrebatos de Vivian? Él no estaba dispuesto a ceder a sus amenazas.Sin embargo, en el momento en que pensaba responder, Edan sintió una suave y cálida mano en el hombro, que llamó su atención.—Está bien, no queremos molestar… —¿Qué?. — Volteó él, ceñudo, ante el comentario de Alma.—No te preocupes, será solo por unos días hasta que encuentre un buen lugar en donde rentar.Edan la miró con preocupación, si el punto de todo esto era que Alma se quedara en su apartamento, con él, y el que la familia de Alma estuviera allí, le aseguraba eso.—No… — Fue él a refutar, cuando Alma lo interrumpió.—Edan, debes pensar primero en tu familia… En tu padre y en tu hijo. — Murmuró Alma, sintiendo el nudo en la garganta, aunque soportando hasta donde podía.Edan apretó los labios, Vivian lo había logrado, pero fue más por la intervención de Alma, que por su propia amenaza.Ese mismo día, Vivian mandó a pedir a
Aunque Alma no decía nada a Edan para no causar más problemas, los siguientes días fueron un infierno.Vivian soltaba su veneno por dónde pasaba y los enfrentamientos iban en aumento, sobre todo, cuando Vivian pretendía meterse con algún miembro de la familia de Alma.—Eres muy hermosa… — Murmuró Diana con un brillo de inocencia en los ojos, mientras que observaba a Vivian que hojeaba una revista en la sala del apartamento.—Lo sé, niña… Ahora vete… Shu, Shu… — Le chitaba como si se tratara de un animalito.—¿Te puedo contar algo sin que se entere mi mamá y mi hermana?. — Murmuró la niña sin moverse de su lugar.—Si… — Volteó Vivian con un repentino interés, esta podía ser su oportunidad para sacar algo de información. — Cuéntame. — Le susurró.—Una vez, vi una película de terror, de esas que me prohíbe mi mamá…—¡Ash! Qué fastidio… — Murmuró Vivian volteándose a su lugar, viendo que perdía el tiempo con la pequeña.—¿Sabes? En esa película había una mujer muy hermosa,
Todos se quedaron paralizados, todos pensaban lo mismo, ¿Alma era acusada de fraude? ¿Pero como ocurrió eso?. Y lentamente, una sonrisa maliciosa se dibujó en el rostro de Vivian, eso era mejor de lo que ella esperaba.—¡Lo sabía!. — Vocifero Vivian, rompiendo el silencio. — ¡Te lo dije Edan y tú no me creías! ¡Esa mujer es una vulgar arribista y ladrona! ¡Oficial, yo también quiero poner mi denuncia!. — Vivian caminó hacia los oficiales.—¿Ocurre algo, señorita?. — El policía se mostró intrigado.—Sí, esa mujer me robó mi anillo de compromiso y quiero denunciarla por ladrona. — Explicó Vivian irguiéndose con orgullo y señalando a Alma.—¡Vivian, basta!. — Gruñó Edan a la mujer, para dirigirse a los oficiales. — Disculpe, es un error, todo esto debe tratarse de un gran error.—De eso nada, querido. — Interrumpió Vivian. — Pasen adelante, oficiales… Y verifíquenlo por ustedes mismos, ella tiene mi costoso anillo de compromiso en su habitación, lo sé, estoy segura.—Eso no e
—Tiene cinco minutos. — Gruñó el oficial, abriendo la reja de la celda de Alma, y de inmediato, la joven se lanzó en los brazos de Edan, temblorosa, perturbada, llorando.—Edan… ¿Qué han dicho? Es muy grave, ¿Verdad?. — Alma levantó la vista, con los ojos llorosos.—Me temo que sí. — Murmuró Edan en respuesta, apretándola contra su pecho.—¿Qué voy a hacer, Edan? ¿Y mi familia? ¿Ahora que será de ellos?. — Musito ella, restregando su rostro en el pecho de él.Edan se quedó un segundo en silencio, pensativo, con todo lo que Alma pasaba, ella no pensaba en su futuro, sino en lo que sería de su familia.Él respiró profundo, Diego debía estar equivocado con sus deducciones, Alma no podría ser capaz de hacer todo lo que él pensó.—No te preocupes por ellos, estarán bien, yo me encargaré de que así sea, lo prometo. — Le susurró Edan, acariciándole el cabello.—Gracias. — Murmuró Alma apretándolo.—Te sacaré de aquí, ya lo verás…—Pero, ¿Cómo? Es evidente que todo es obra de
Fueron varias horas de vuelo en las que Edan sentía que perdía el tiempo, él estaba ansioso, quería y necesitaba sacar a Alma de prisión lo más pronto posible y cada minuto, contaba.Diego le había dado la última ubicación verificada de Ricardo hacía algunos días, y Edan esperaba poderlo encontrar en ese lugar, apenas pudiera llegar. Al llegar al aeropuerto, Edan alquiló un auto para conducir por una hora más hasta la casa en donde, se suponía, estaba Ricardo.La villa con la que Edan se encontró, era majestuosa, un rincón apartado y exclusivo que destacaba, todavía más, por la enorme casa que se imponía en lo alto de una loma.Las manos le temblaron de impotencia, ese desgraciado se había marchado y había dejado a toda su familia, para dárselas de rico.Con mucho afán, Edan no dejó de tocar la puerta varias veces, pero nadie salía. Sin embargo, él no se daría por vencido, Edan no estaba allí para volver con las manos vacías, y con mucho sigilo, comenzó a rodear la casa, buscando