Un momento de felicidad, en medio de tanto dolor, embargó a los O’Connor, finalmente el cabecilla de la familia estaba de vuelta, algo deprimido, pero despierto y eso lo cambiaba todo.Alma llamó a toda la familia y en medio de la alegría y la celebración que hacían los O’Connor en la habitación de la clínica, una noticia más, que fue anunciada por el mismo Erick, los sorprendió a todos.—¡Alma está embarazada!. — Vocifero con una pequeña sonrisa, dejando a Edan con la boca abierta. — ¡Felicidades, hijo!. — Erick abrió sus brazos para recibir a su hijo en un efusivo abrazo, en el que a todos, se le aguaron los ojos.Un momento después, Edan cargaba a Alma entre sus brazos, levantándola frente a todos.—Gracias… — Le musitó Edan en la cara a Alma.—¿Por qué? Si el trabajo fue de dos… — Preguntó ella perpleja, todos rieron.—Por hacerme el hombre más feliz del mundo. — Le susurro, expandiendo una sonrisa de completa felicidad.Las siguientes semanas, todo se fue poniendo en o
Edan O’Connor conducía a alta velocidad por la autopista en su Ferrari, iba apurado hacia su trabajo, se le había hecho tarde discutiendo con su novia, Vivian, de nuevo.Cómo siempre, ella quería que Edan se quedara durmiendo a su lado hasta tarde, pero él debía ir a trabajar. Aunque Edan era un hombre con recursos, tenía responsabilidades, además, el dinero no se hacía solo.Él estaba molesto con Vivian, esa mujer lo hacía perder las casillas, ella era malcriada y testaruda, pero cómo lo hacía enloquecer en la cama, por eso no era capaz de dejarla, él estaba loco por ella y aunque estaba molesto, de hecho, iba pensando qué detalle tener con ella para contentarla. Edan observó la hora en el tablero, era muy tarde, aceleró el auto. Él debía dar el ejemplo en la empresa y ser puntual, puesto que, actualmente, se desempeñaba como el CEO de la empresa INCAPITAL, dedicada a las inversiones, la cual fue fundada por su padre. Pero debido a una enfermedad cardíaca, Erick, el padre de Eda
Alma llegó hasta es tercer piso, tal como la enfermera en la recepción le había explicado, preguntando por todo el pasillo por su madre, Luz Rivas, sin embargo, nadie supo darle respuesta, lo que aumentó su desespero.Ella continuó caminando, buscando a alguien que pudiera ayudarla, las lágrimas acumuladas en sus ojos le dificultaban la visión y justamente cuando se los limpiaba, chocó con un fuerte cuerpo. La persona con la que había tropezado, largó una carpeta con el impacto y sin levantar la vista, en medio de su desespero, Alma se agachó para recoger la reguera de papeles mientras que se disculpaba.Unas cálidas manos tomaron las suyas con mucho cuidado, fue en ese instante, en que ella se percató de cómo le temblaban sus manos y levantó la vista para ver quién era la persona que la sostenía.—Oye, ¿Estás bien?. — Un atractivo hombre que vestía una bata blanca la miraba con cierta compasión.—Eh… Yo… Lo siento… Yo… — Ella comenzó a balbucear, tratando de controlar el lla
Edan volvió a su asiento, ni él mismo se pudo explicar lo que acababa de ocurrir, se extrañó de su propia acción. Él jamás se habría acercado a una extraña para ofrecerle algo, aunque fuese un insignificante café.Un minuto después, llegó Angélica, la madre de Edan, volvía de la habitación de Erick, el padre de Edan. El médico le había permitido verlo, puesto que él ya había despertado y pedía hablar con sus familiares.Angélica se abalanzó sollozante sobre su hijo, haciendo una simple petición.—Edan, tu padre quiere verte. — Edan dio un paso hacia la habitación, pero Angélica lo detuvo. — Por favor, no vayas a decirle nada que pueda alterarlo, el doctor me dijo que está en un estado muy delicado y le queda poco tiempo.Edan sintió un estremecimiento en su cuerpo, las palabras de su madre, le dolieron como si le hubieran dado un fuerte golpe en el estómago. Así que, Edan se apresuró, hacia la habitación de su padre.—¡Papá!. — Lo llamó, apenas entró y lo vio despierto.—Hij
«¡Esta chica podría ser la solución!» pensó Edan, en un momento de epifanía.Él no conocía a esa joven, pero sus padres nunca antes la habían visto y eso ya era un punto a su favor. Además, se suponía que había salido a buscar a su novia inventada desde hacía mucho rato y seguía allí, en el hospital, pensado que hacer, y esa joven ya estaba allí, ese era otro punto a su favor.Edan la miró fijamente, con más interés y notó, como de inmediato, la joven se sonrojó. Eso significaba que ella gustaba de él, o por lo menos, que lo veía atractivo. Aunque no le sorprendió, porque él estaba al tanto del efecto que causaba en las mujeres, lo anotaría como otro punto a su favor.La joven era bonita, de hecho, si se le detallaba bien, se podía decir que tenía bastante potencial, con la ropa adecuada y un buen tratamiento de salón, podría pasar fácilmente como cualquier otra hermosa joven de alta sociedad, no obstante, no había tiempo para eso.Edan detalló su facha, se notaba que era una
Alma se quedó paralizada, ¿Ese hombre le estaba ofreciendo el dinero para la cirugía de su madre a cambio de hacerse pasar por su novia por unos días y simular casarse con él?.Eso le parecía muy bajo, pero, por otra parte, ella deseaba ayudar a su madre, deseaba obtener ese dinero de alguna manera y había pasado toda la tarde orando y pidiendo encontrar alguna manera de poder hacer esa operación.¿Quizás, este sería su milagro?.—¿Entonces? ¿Qué me dices? ¿Es un trato?. — Volvió a repetir Edan.Ella titubeó, todavía confundida, cuando, un momento después, apareció Mateo en la cafetería, el doctor que atendía a su madre, llamando a la señorita Alma Contreras, la familiar de Luz Rivas.Edan la soltó cuando vio al médico que caminaba hacia ellos, Mateo se fijó de la escena entre Alma y su acompañante, a quien miró con cierto recelo.—Alma. — Mateo se acercó a la joven. — ¿Tienes un minuto?.—Cla… Claro. — Ella volteó hacia Edan un segundo, pero no dijo nada, se alejó acompaña
Juntos y tomados de la mano, Alma y Edan caminaron directamente hacia aquella mujer, la que Alma había visto antes acercarse a Edan. Angélica, la madre de Edan, al verlos llegar, se levantó de inmediato.—¡Edan! ¿Por qué tardaste tanto?. — Se acercó a ellos.—Lo siento mamá, fui por mi novia… — Edan señaló a la joven a su lado, quien de inmediato, estiró la mano hacia la mujer. Angélica la miró de arriba hacia abajo, con la boca abierta.—Mucho gusto, soy Alma. — Sonrió tímidamente, notando cómo la mujer detallaba sus fachas. — Lo lamento mucho, señora…—Angélica. — Atónita, Angélica estiró su mano, sobre todo, por decencia.—Angélica… — Repitió Alma, sonriente, mientras apretaba la mano de la madre de Edan. — Como le decía, señora Angélica. Lamento la demora, pero había mucho tráfico, a pesar de que Edan me sacó de mi casa con esta ropa y no me dejó cambiarme, porque estaba apurado, nos tomó algo de tiempo llegar aquí.Edan volteó hacia Alma, sorprendido. No creyó que l
Era muy temprano cuando Edan se acercó a la habitación de Luz Rivas, la madre de Alma, se asomó por la ventanilla de la puerta y la vio.Alma estaba sentada en un banco, junto a la cama de su madre, sosteniéndole la mano y hablándole, aunque la señora Luz, se veía dormida. Un extraño sentimiento se alojó en el pecho de Edan, pero él no supo definirlo.Incómodo, por esa extraña sensación en su interior, Edan decidió tocar la puerta, había mucho por hacer ese día. Alma salió sorprendida, no esperaba a su falso novio tan temprano, y la sorpresa fue más grande cuando vio que él le traía un café y unos panecillos.Eso le pareció un acto muy amable de su parte, con lo poco que Alma había visto de Edan, ella consideraba, que él, era un hombre amable.Se sentaron juntos en una banca alejada, dónde nadie pudiera verlos y Alma sintió como revivía, con solamente sentir el aroma del café caliente.—¿Cómo sigue tu madre?. — Preguntó mientras que la observaba desayunar.—Dentro de lo que