Fueron dos meses muy duros e intensos, tanto para Edan, como para Alma, casi no dormían, vivían estresados, correteando todo el tiempo y por más que se esforzaron, aunque lograron posicionarse como una empresa de prestigio, no llegaron a tomar el puesto como una de las empresas más importantes del país.

Eso tenía a Edan muy decepcionado.

Era tarde y Alma se había quedado dormitada en el sofá de la casa, se habían llevado algo de trabajo al apartamento para no tener que quedarse en la oficina hasta altas horas de la noche, como ya lo habían hecho antes.

Edan seguía trabajando, aunque ya comenzaba a cabecear, él seguía revisando los últimos informes de rendimiento del mes, y aunque eran muy buenos para una empresa que apenas iniciaba, no era suficiente, no para llamar a la empresa una joya, como le había prometido a su padre.

Él se sentía desilusionado, tal parecía que no lo lograrían y solo les quedaba dos semanas para que se cumpliera el plazo, Edan tiró los papeles a un lado y su