Había una gran cantidad de llamadas perdidas en el teléfono de Vivian, en un principio ella no respondió porque estaba en la ducha, pero al notar la insistencia de su padre, le pareció extraño, ¿Qué pudo haber pasado?.

El teléfono volvió a repiquetear en su mano, provocando en ella un pequeño sobresalto, su padre siempre había sido un hombre cariñoso y complaciente con ella, pero desde que el dinero comenzó a escasear, la actitud de él también había cambiado, provocando en Vivian, cierto temor por él.

— ¿Hola?. — Preguntó ella con cautela, al aceptar la llamada.

— Vivian, envíame tu ubicación ahora mismo. — Ordenó Henry, tajante.

— ¿Qué? ¿Papá, de que hablas?. — Comentó ella, llenándose de un mal presentimiento.

— No te hagas la desentendida, Vivian, has ahora mismo lo que te digo… — Gruñó Henry con autoridad. — Envíame tu ubicación ahora. — Repitió.

— No… — Murmuró ella, sintiendo su cuerpo temblar, ¿Cómo podía salir de esta situación?.

— ¿Cómo? ¿Acaso escuché mal?.

— No, pap