Juntos y tomados de la mano, Alma y Edan caminaron directamente hacia aquella mujer, la que Alma había visto antes acercarse a Edan. Angélica, la madre de Edan, al verlos llegar, se levantó de inmediato.—¡Edan! ¿Por qué tardaste tanto?. — Se acercó a ellos.—Lo siento mamá, fui por mi novia… — Edan señaló a la joven a su lado, quien de inmediato, estiró la mano hacia la mujer. Angélica la miró de arriba hacia abajo, con la boca abierta.—Mucho gusto, soy Alma. — Sonrió tímidamente, notando cómo la mujer detallaba sus fachas. — Lo lamento mucho, señora…—Angélica. — Atónita, Angélica estiró su mano, sobre todo, por decencia.—Angélica… — Repitió Alma, sonriente, mientras apretaba la mano de la madre de Edan. — Como le decía, señora Angélica. Lamento la demora, pero había mucho tráfico, a pesar de que Edan me sacó de mi casa con esta ropa y no me dejó cambiarme, porque estaba apurado, nos tomó algo de tiempo llegar aquí.Edan volteó hacia Alma, sorprendido. No creyó que l
Era muy temprano cuando Edan se acercó a la habitación de Luz Rivas, la madre de Alma, se asomó por la ventanilla de la puerta y la vio.Alma estaba sentada en un banco, junto a la cama de su madre, sosteniéndole la mano y hablándole, aunque la señora Luz, se veía dormida. Un extraño sentimiento se alojó en el pecho de Edan, pero él no supo definirlo.Incómodo, por esa extraña sensación en su interior, Edan decidió tocar la puerta, había mucho por hacer ese día. Alma salió sorprendida, no esperaba a su falso novio tan temprano, y la sorpresa fue más grande cuando vio que él le traía un café y unos panecillos.Eso le pareció un acto muy amable de su parte, con lo poco que Alma había visto de Edan, ella consideraba, que él, era un hombre amable.Se sentaron juntos en una banca alejada, dónde nadie pudiera verlos y Alma sintió como revivía, con solamente sentir el aroma del café caliente.—¿Cómo sigue tu madre?. — Preguntó mientras que la observaba desayunar.—Dentro de lo que
—Muy bien, Alma. La factura para la cirugía de tu madre, ya ha sido pagada y tu actuación ha salido mejor de lo que esperaba, has cumplido con tu parte del trato. — Sentenció Edan, ceñudo. —Pero, todavía falta el matrimonio falso, ¿Por qué no lo hemos hecho?. — Respondió Alma, confundida. Él apretó la mandíbula.—Ha habido un cambio de planes… — Edan miró de refilón a Diego, quien estaba presente. — Por eso te presenté a mi abogado, necesitamos hacer unos cambios en los términos que habíamos negociado.—¿Qué quieres decir?. — Edan tragó saliva ante la pregunta de Alma.—El notario falso, nunca llegó… Y a mi madre se le ha ocurrido que nos case un amigo suyo, que está aquí… — Alma levantó una ceja, encajando las piezas. — Es un notario real.—¡¿Qué?! ¡No! ¡¿Hablas de que nos casemos de verdad?!. — Vocifero ella, haciendo que Edan se irguiera tenso.—¡Antes de que digas algo más!. — Intervino Diego. — Déjame explicarte, Alma. Los términos serán los mismos, no habrá más co
Todos se reunieron para dar inicio al matrimonio, pero había algo que no estaba bien, aunque Alma se mostraba sonriente frente a todos, Edan no podía dejar de notar un destello de hostilidad y enojo en sus ojos cada vez que ella lo miraba, y eso, a él, no le gustaba.Una sensación nueva y desconocida comenzaba a formarse en el interior de Edan, él se sentía culpable, quizás había sido muy duro con Alma.Solo que, él es una persona muy explosiva cuando se enoja, era algo común en su comportamiento y nunca antes, le había importado si su actitud, afectaba a alguien más.Pero ahora, viéndola enojada, simulando ser feliz a su lado, Edan no podía evitar sentir que no se había comportado de la forma correcta con Alma y eso, era algo nuevo.¿Por qué ahora y por qué con ella sí le importaba?.Edan no lo sabía, solo entendía una cosa, no quería que Alma siguiera enojada con él.—Ahora los declaro, marido y mujer. — Enunció el notario. — Puede besar a la novia.Edan y Alma se miraron,
—¡Hasta que por fin te veo la cara, querido!. — Siseó Vivian con sarcasmo, dejando la puerta abierta de su apartamento para que Edan entrara.—Estuve muy ocupado. — Murmuró él.Edan entró y cerró la puerta, de inmediato, comenzó a soltarse la corbata, preparándose para una apasionada reconciliación. Claro, luego de que le terminara de calmar el mal humor a Vivian.Eso era lo usual en su relación.—¿Te llegó lo que envié?. — Preguntó Edan, en medio de la sala, notando que Vivian no volteaba para verle la cara.—¡¿Hablas de esas ridículas flores y de los chocolates baratos?!. — Gruñó ella, señalando hacia una mesa en un rincón, dónde los regalos seguían intactos, las flores comenzaban a marchitarse, pues no se habían puesto en agua. — ¡¿Crees que puedes comprarme con esa porquería?!.—Vivian, ya te lo dije, mi padre estaba hospitalizado… — Ella volteó, bufando. — Él está muy grave.Edan había llamado a Vivian varias veces para hablarle sobre la desafortunada situación de su
Edan no quería, hacerle un nuevo desplante a Alma, él todavía se sentía culpable por como le habló esa misma mañana, por eso se fue rápido, tratando de controlarse, aunque por dentro, se sentía traicionado.Con el hecho de que ella contara lo de su contrato, sea como sea y sea a quien sea, él lo sintió como una violación a su confianza.Además, estaba su inapropiado acercamiento a ese hombre, ese simple Doctor, sobre todo eso, lo estaba enloqueciendo.Desde que Edan la conoció, pensó que ella era una joven honesta, inocente y amable. Ahora, no sabía qué creer de Alma.—¡Edan, espera!. — Sintió a alguien que jalaba la manga de su chaqueta y volteó, todavía ceñudo. — Lo lamento tanto, no era mi intención que nadie se enterara, entiendo el acuerdo de confidencialidad y sé que fallé, pero tenía que decirle la verdad a mi madre y Mateo escuchó… — Edan levantó la vista hacia la joven, su ceño fruncido fue aminorando, aunque sus ojos parecían todavía algo apagados. Mientras que Alma, pa
Se suponía que la señora Luz, la madre de Alma, estaría en el hospital por algunos días más, sin embargo, Alma no podía seguir a su lado por tanto tiempo.No cuando tenía a tres hermanos menores de edad solos en casa, sin la supervisión de un adulto, y aunque su hermana, Noemí, había prometido hacerse cargo, no podía dejar esa responsabilidad enteramente sobre sus hombros, ella era solo una adolescente.Por eso, Alma debía volver a casa y dejar a su madre en el hospital sola por esa noche.Al llegar a casa, el ambiente se sentía pesado y sombrío, sus hermanos veían televisión en la sala en silencio y el hecho de que Alma se sintiera tan cansada, no le ayudaba a subir los ánimos.Al parecer, el abandono de su padre, les había afectado a todos bastante.Gracias a Noemí, los más pequeños, Santiago de doce años y Diana de seis años, ya estaban limpios y duchados, listos para irse a dormir.Con mucho cariño, Alma abrazó a sus hermanitos, que se veían tristes y sin ánimos, ella los en
Alma volvió hacia el hospital, con el cheque que le acababan de dar entre las manos, no dejaba de mirarlo mientras las lágrimas caían por su rostro.¿Por qué los problemas seguían llegando? ¿Por qué todo se acumulaban? ¿Por qué sentía que todo estaba en su contra?.«Ya basta de llorar» se dijo al estar frente al hospital, se cubrió un poco el rostro enrojecido, con algo de maquillaje y se fue, decidida, hacia la habitación de su madre.Todo cambió en cuanto entró y la vio sonreír tenuemente, en ese momento supo, que todo valía la pena y que, mientras estuvieran con vida, había esperanzas.Pero para esa misma tarde, otro pensamiento inquietante la abordaba: ¿Por qué Edan no aparecía?.Se suponía que él iría por ella para pasar a visitar a su padre, eso era parte del contrato y era parte del show.Con el pasar las horas, Alma empezó a preocuparse. Inclusive se recriminaba por su estupidez, ¿Cómo no le había pedido a Edan su número de móvil para alguna emergencia? Por lo menos así,