—En serio, amiga, no lo puedo creer. Él me escogió, entre docenas de secretarias yo fui la elegida. Espero no te importe que me haya ido con tu novio a un viaje de negocios.—Fray y yo ya no somos novios. —¿Por qué no me lo dijiste? —No tuve la oportunidad de mencionarlo. —Pero no piense que voy a intentar algo con Fray, sé que es tu exnovio, nunca me metería con el exnovio de mi amiga. Mi amiga no podía disimular su interés por Fray. Le gustaba mucho más de lo que ella admitía. —Puedes hacer todo lo que desees, no tengo problema con eso. —¿Segura? —Muy segura, amiga. —Te estaré contando todo sobre el viaje. No entendía por qué Fray eligió a mi amiga para su viaje de negocios. Tiene a su disposición docenas de secretarias, pero eligió a Ada. Le envié un último mensaje a mi amiga y guardé el teléfono. Me encontraba en el parque y trataba de buscar la manera de comunicarme con Epona. La mayoría de veces la encontré en este parque.Caminé hacia el sendero en donde nos vimos la ú
Edon sonrío, me beso y aceleró sus movimientos. Una sensación recorrió por todo mi cuerpo y se acumuló en mi parte íntima, sentí una explosión de placer que me debilitó por completo, cada orgasmo era mejor. Edon cayó sobre mi hombro, mientras controlaba su respiración y yo igual. Vi hacia la ventana, los rayos de sol, iniciaban a entrar por la ventana. Llevábamos más de una semana haciendo esto, me refiero a que Edon y yo dormiamos juntos, ya fuera en su habitación o en la mía. Aunque se suponía que nadie sabía sobre esta relación, era más que un secreto a voces. —No tengo ganas de ir a la empresa hoy. —No empieces, ya conozco tus trucos. —En serio, prefiero quedarme contigo en la cama. —Edon, hemos faltado como tres días a la empresa. No debemos olvidar nuestras obligaciones. —Está bien, con la única condición que nos bañemos juntos. No tenía otra opción, en realidad también quería hacerlo. Así que de la cama salimos directo a la ducha. Todo era perfecto entre Edon y yo que
—Pero ¿qué pasó aquí? —Llegamos a una parte del bosque en donde muchos árboles estaban en el suelo. Como si alguien los hubiera arrancado desde su raíz. —Quién lo hizo tuvo que tener mucha furia. —mencionó Ada. —¿Ada? Tú que haces aquí. De pronto vi a Edon sentado en el suelo y su espalda recostada en un árbol. Corrí hacia él. —¡Edon, Edon! —exclamé. —Mi amor estás bien, ¡Edon! Por favor, responde. Al fin él abrió sus ojos y me miró —. ¿Estás bien? —volví a preguntar. —Si, si, si. —Se levantó del suelo y sacudió su ropa. La cual estaba desastrosa y sucia, no lo había visto así. Siempre estaba limpio y bien peinado, pero ahora casi parecía un vagabundo. —¿Qué fue lo que pasó aquí? —pregunté —Los desterrados, Epona, ella hizo todo esto.Epona, ella no podía. —Ella no pudo, es buena. —¡Circeeee! ¡Circe! —me giré y me encontré a mi amiga con Epona, tenía un cuchillo en su mano, mientras amenazaba el cuello de Ada. —Epona…Epona, no lo hagas por favor, ella es mi amiga. —Pensé q
Estaba en enmudecida, Fray trataba de despertar a su madre. El cuchillo aún estaba en su pecho. Estaba inmóvil, ella había muerto. —¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá! —Espetó Edon. —Myriam no puede morir —exclamé. Me puse de pie y me dirigí hacia ellos. —¡Aléjate! Tú eres la culpable —gritó Fray—. Te vi como enterrabas el cuchillo en su pecho. —Eso, no es cierto, no fui yo. —exclamé. Escuchaba a Fray y no podia creer que me acusara de esa manera. —Pues no había nadie más en la habitación cuando ingresé. —respondió. —¡Fray no lo hice! Ahora déjame ayudar a Myriam. —¡Aléjate de nosotros! Sabía que no podía confiar en ti, todo este tiempo este fue tu plan. —No tengo idea de lo que estás hablando. —Nuestros enemigos querían matar a mi madre, tú nos traicionaste, eres parte de los desterrados. —Fray no soy parte de los desterrados. Tú lo sabes bien. —No puedo confiar en la persona que mató mi madre. —Te juro que no fui yo. —Me dirigí hacia Edón quien tenía la mirada perdida— ¿Me crees?— preg
¿A dónde vas? —inquirió Edon. Estaba a punto de salir por la puerta, para ir al bosque. —Necesito algunos elementos naturales, estamos preocupados por las infecciones extrañas que están afectando a los hombres lobo. —No puedes ir por el bosque sola, tienes que estar en el castillo, sabes del peligro al que nos enfrentamos. —Yo puedo protegerme. —¿Y si aparece el encapuchado? —Sé protegerme Edon, iré rápido. —Entonces, yo te acompaño. No tenía opción que aceptar que me acompañara, de lo contrario no iba a dejar irme. —¿Tienes idea en donde puedo encontrar piedras lunares? —¡Fácil! En el fondo de la cascada hay varias de ellas. Para ir más rápido, Edon convirtió en el hermoso lobo blanco, me subí a su lomo y él corrió entre el bosque hasta llegar a la cascada. Me quité la ropa y me metí a nadar. Entre tanto Edon se quedó en la orilla, supuestamente vigilando. Me lancé al agua y nadé hasta el centro de la cascada. Busqué por varios minutos, hasta que vi en una roca algo brill
Me puse el relicario en el cuello. Miré el desorden a mi alrededor. Cerré mis ojos, levanté mis manos y como si yo fuera Matilda, los libros se pusieron en su lugar. Salí del castillo y me dirigí a la aldea. Más personas seguían enfermas. —¿En dónde estabas? —preguntó Edon. —En la biblioteca haciendo algo importante. —Las cosas están empeorando, más y más aldeanos presentan el mismo síntoma, algo los está contaminando y no sabemos qué. En cuatro horas inicia el eclipse y tengo un mal presentimiento. Cada vez más personas se enfermaban, y todos con el mismo síntoma, fiebre muy elevaba y debilidad, tal y como Myriam se presentó. Pero había algo extraño en todo esto, las personas que resultaban enfermas eran las mismas a las cuales les coloqué la posición mágica que Epona me regaló. En ese instante un clic hizo en mi cabeza. ¡Si todo esto había sido una trampa! —Doctor, hay alguna manera de detener esa infección. —No, sin una causa no podemos encontrar la cura. Entre tanto, logro
CAPÍTULO 55EDONHoy era el segundo día más triste de mi vida. Estaba enterrando a mi madre, una de las mujeres que más amaba en este mundo. Cuando enterré a mi padre, le prometí que cuidaría de mi madre, y le fallé, no pude protegerla. Permití que un desconocido ingresara a la casa y la matara sin ninguna consideración. Pero iba a encontrar a su asesino e iba a destrozarlo con mis propias manos. —¿Dónde está tu compañera? —preguntó Fray—No lo sé. —Deberías tenerla más vigilada, después de lo que pasó con nuestra madre. —Ella no es una asesina y no hizo nada en contra de nuestra madre. Ella sería incapaz…—Desconfío de ella. —¿En serio? Hace semanas se notaba que estabas muy enamorado de ella y horas después de terminar apareces en el castillo con una humana, y mejor amiga de Circe. ¿Cuáles son tus planes hermano? —Terminamos porque no confiaba en ella; oculta, secretos. Y lo referente a su amiga, tengo derecho a una segunda oportunidad en el amor. —Es humana. —Puedo converti
CIRCE—No la dejen escapar —balbuceó Fray —deténganla. Ella…ella… —señaló a mi mate— Circe, me atacó. Fray cayó al suelo y todos corrieron a auxiliarlo, incluyéndome. —¡Fray! Hermano, ¿qué fue lo que te pasó? —preguntó Edon. Vi su pierna, tenía una flecha en su pierna. Era una de las que él me había regalado. Algo estaba pasando aquí, esas flechas estaban en la torre, pero yo no los utilicé, nunca lo ataqué. Fray era el traidor. —Edón… yo no lo hice. —¡Llamen al médico! —gritó Edon. —¡Edon! Escúchame. —¡Tú le hiciste esto a Fray! —me acusó Ada. —¿Qué? No, claro que no.—Yo te vi. El médico llegó a los pocos minutos. Tomó la flecha y la saco de la pierna de Fray. —Punta de plata. —indicó. Edon tomo la flecha en sus manos y vio mis iniciales en ellas. —No fui yo. —¿Es tuya? —preguntó. —Sí, pero no fui yo. —afirmé. Edon la presionó con fuerza y la rompió. —¡Aprisiónenla! —ordenó desde el suelo Fray. —¡No, no, no, no!. Dos guerreros me tomaron uno en cada brazo. Lo que e