CIRCE—No la dejen escapar —balbuceó Fray —deténganla. Ella…ella… —señaló a mi mate— Circe, me atacó. Fray cayó al suelo y todos corrieron a auxiliarlo, incluyéndome. —¡Fray! Hermano, ¿qué fue lo que te pasó? —preguntó Edon. Vi su pierna, tenía una flecha en su pierna. Era una de las que él me había regalado. Algo estaba pasando aquí, esas flechas estaban en la torre, pero yo no los utilicé, nunca lo ataqué. Fray era el traidor. —Edón… yo no lo hice. —¡Llamen al médico! —gritó Edon. —¡Edon! Escúchame. —¡Tú le hiciste esto a Fray! —me acusó Ada. —¿Qué? No, claro que no.—Yo te vi. El médico llegó a los pocos minutos. Tomó la flecha y la saco de la pierna de Fray. —Punta de plata. —indicó. Edon tomo la flecha en sus manos y vio mis iniciales en ellas. —No fui yo. —¿Es tuya? —preguntó. —Sí, pero no fui yo. —afirmé. Edon la presionó con fuerza y la rompió. —¡Aprisiónenla! —ordenó desde el suelo Fray. —¡No, no, no, no!. Dos guerreros me tomaron uno en cada brazo. Lo que e
Pero algo dentro de mí se apoderaba de manera extraña. Una fuerza descomunal corría por cada vena de mi cuerpo. —¡aaaaaaaaah! —grité con fuerza. Los grilletes de mis manos y pies se rompieron. Epona y Fray se quedaron inmóviles al verme libre. Levanté mi rostro y sonreí. Si iba a morir, iba a ser conociendo la verdad. Me lancé hacia Fray hasta lanzarlo al suelo. Tomé el collar que tenía en mi cuello y con fuerza introduje el dije en su corazón, era momento de conocer sus pensamientos. Era como si cayera en un túnel sin profundidad. Iba en una caída en picada. Hasta que choqué al suelo. —¡Auch! Eso sí que dolió. Me encontraba en una habitación oscura, esto era la mente de Fray, así que no me sorprendía encontrarme con esto. Todo era negro como su corazón. Levanté mi mano e iluminé la habitación. Todo era silencioso. Di un par de pasos hasta que escuche una gota, era como aquel sonido cuando estás en la noche y solo la gota del grifo de la cocina es lo único que hace ruido. Seg
Epona miró hacia atrás, suspiró y desvaneció la bola de energía en su mano. Se puso de pie y me miro varias veces. Dio un fuerte suspiro. —No te voy a matar, ni a ti ni a nadie, si hago esto es porque Fray me obliga. —habló —Ese polvo que utilizó contigo, puede usar con cualquier ser fantástico, y de inmediato sus poderes desaparecen por un par de horas, no tengo idea de cómo lo consiguió, pero a pesar de mis poderes no he podido quitárselo. —confesó. Así que se trataba de eso. Sabía que Epona no podía ser tan malvada, porque nunca me demostró sus malas intenciones. —Tenemos que acabar con Fray y si la única solución es matarlo, es lo que debemos hacer. —hablé desde el suelo —con el inicio del eclipse podemos hacerlo. Epona me ayudó y me recostó sobre una de las paredes para que quedara sentada. Tomó mi mano y sentí como la energía regresaba a mi cuerpo. —Es lo suficiente para que puedas caminar o correr, pero no para usar tus poderes —mencionó Epona. —Tú y yo podemos matarlo
EDON—No, no, no, no —grité enfurecido —¿Por qué tú? Me encontraba devastado, solo de pensar que mi mate, mi compañera, la mujer que amaba me había traicionado de esa manera, mucho peor que ella fuera la asesina de mi madre. »No, no, no. —golpeaba la pared de mi habitación. Las paredes eran suficientes fuertes para soportar mis golpes. Estaba aquí encerrado para que nadie notara mi estado emocional. Toc, toc, toc. Tocaron a mi puerta. —¡No quiero ver a nadie! —Señor, soy el médico —gritó del otro lado de la puerta. —Pase. —grité— ¿Qué pasa? —Su hermano ya está estable. Circe causó una herida en la pierna de mi hermano y no podía negar a ese hecho, ya que todo la inculpaba. Se supone que era un líder ejemplar y tenía que tomar la mejor decisión para la manada y me comporté como un cobarde al dejar a Circe en manos de Fray, pero no iba a ser capaz de condenar a mi propia compañera. —Voy para su habitación en este momento. —Debería limpiar eso —me indicó. Vi mi mano, estaba sa
CIRCE—¡Edon! —dije en susurro, pero él escuchó mi voz porque su mirada se dirigió hacia mí. —¡Circe, mi amor! Ambos corrimos hasta encontrarnos. Nos abrazamos con fuerza. Por un instante pensé en que no volvería a sentir sus brazos. —No lo hice, no fui yo —repetí, mientras seguíamos abrazados. —Lo sé, tú no eres una asesina. —¿Me crees? —pregunté—Perdona porque dude de ti en un principio. Me dijeron que estaba muerta. Me separé de él. —¿Te lo dijo tu hermano? Fray es el traidor. —declaré, ese desgraciado tenía que ser desenmascarado. —Entonces mis dudas son ciertas, Fray está ayudando a los desterrados. —No solo eso —hablé. No sabía como tomaría esta confesión, pero merecía saber la verdad. —Fray es el asesino de tu madre.Edon negó con su cabeza —Mi hermano puede estar apoyando a los desterrados pero no cometer un asesinato, mucho menos a mi madre, quizá lo están obligando y quieren culparlo. —Escúchame Edon —Tome su rostro con mis manos—. Él mató a su compañera y también
EDON—Te prometo que vendré por ti. —hablé. Miraba a mi compañera, mi mate. Era tan hermosa y tenía la dicha de que estuviera a mi lado. —Te estaré esperando, te amo. —expresó. Solo quería resguardarla, protegerla del peligro. —Te amo Circe. —Deposité un último beso. Regresaría por ella. Empecé a caminar, ya que por el eclipse, mis fuerzas disminuían. No podía creer el tipo de hombre lobo que era mi hermano, un traidor y lo peor de todo un asesino. —¡Edon! ¡Edon! —gritaron mi nombre, se trataba de Epona. —¿Qué es lo que quieres? —Fray no es tonto, cuídate las espaldas, sé que es tu hermano y es muy buen manipulador.—A diferencia del resto, siempre desconfié de mi hermano. Voy a enfretarlo y desterrarlo junto con el resto. —No será una pelea justa, él tiene dos armas poderosas. —Ya me lo dijiste. Sé lo que hago, después de acabar con esto vendré por Circe. —intenté caminar, pero Epona se interpuso. —Edon, hay algo que tienes que saber. —¿Qué más? —Circe está embarazada. —s
CIRCE—Te prometo que vendré por ti.Sus palabras resonaban en mi cabeza, él lo prometió, dijo que vendría por mí y ahora se supone que estaba muerto.—Tenemos que irnos de aquí. —Habló Epona.—¡No! Tengo que asegurarme de que el… que en verdad está muerto.—Estamos a miles de kilómetros de distancia, además recuerda que ahora estás embarazada y debes proteger a tu bebé.Abracé mi vientre y recordé que llevaba un nuevo ser dentro de mí.—Fray no puede ganar esta guerra.—Él no ha ganado, pero para vencerlo debemos dejar las cosas como están, que siga pensando que estás muerta, si descubre que sigues con vida irá por ti y tu hijo.No podía permitir eso, mi hijo no. Es lo único que me quedaba de Edon. —¿Ahora qué haré? —Tengo todo planeado, una persona me está ayudando para que estés segura. —¿Quién? —Pregunté.—Lo sabrás cuando llegues a tu destino. Desde ahora serás otra vez una aburrida humana. Lo fuiste durante tantos años, así que no te será difícil hacerlo. Tengo un boleto para
¡¡¡¡¡¿Mi hermano?!!!!—¡Disculpa! Creo que no escuché bien. —Yo no tengo hermanas, siempre fui hija única. —Perdona, soy Eetes tu hermano. —mencionó. —Muy bien, estoy en el lugar equivocado. Intenté salir de la casa, pero al tomar la manija esta no funcionaba. —No estás en el lugar equivocado. Quizá no me recuerdes, pero ambos jugábamos entre las nubes. Hacíamos una que otra travesura a nuestros hermanos mayores o uncluso a nuestro padre. —Tienes razón, no me recuerdo de nada. —Entonces, toma asiento para escuchar estas magníficas historias. El chico que tenía frente a mí, aparentaba como veinte años y digo, aparentaba porque en este mundo sobrenatural nadie tenía la edad que figuraba. Su cabello era rubio, de ojos verdes y tez blanca. Me llevó hasta la sala y me senté en uno de los sillones. —¿Deseas algo para tomar? —preguntó. —Agua, solo necesito agua. El chico caminó en dirección a la cocina. Entre tanto, observé unas fotografías que estaban colocadas en una pequeña mes