CIRCE—¡Edon! —dije en susurro, pero él escuchó mi voz porque su mirada se dirigió hacia mí. —¡Circe, mi amor! Ambos corrimos hasta encontrarnos. Nos abrazamos con fuerza. Por un instante pensé en que no volvería a sentir sus brazos. —No lo hice, no fui yo —repetí, mientras seguíamos abrazados. —Lo sé, tú no eres una asesina. —¿Me crees? —pregunté—Perdona porque dude de ti en un principio. Me dijeron que estaba muerta. Me separé de él. —¿Te lo dijo tu hermano? Fray es el traidor. —declaré, ese desgraciado tenía que ser desenmascarado. —Entonces mis dudas son ciertas, Fray está ayudando a los desterrados. —No solo eso —hablé. No sabía como tomaría esta confesión, pero merecía saber la verdad. —Fray es el asesino de tu madre.Edon negó con su cabeza —Mi hermano puede estar apoyando a los desterrados pero no cometer un asesinato, mucho menos a mi madre, quizá lo están obligando y quieren culparlo. —Escúchame Edon —Tome su rostro con mis manos—. Él mató a su compañera y también
EDON—Te prometo que vendré por ti. —hablé. Miraba a mi compañera, mi mate. Era tan hermosa y tenía la dicha de que estuviera a mi lado. —Te estaré esperando, te amo. —expresó. Solo quería resguardarla, protegerla del peligro. —Te amo Circe. —Deposité un último beso. Regresaría por ella. Empecé a caminar, ya que por el eclipse, mis fuerzas disminuían. No podía creer el tipo de hombre lobo que era mi hermano, un traidor y lo peor de todo un asesino. —¡Edon! ¡Edon! —gritaron mi nombre, se trataba de Epona. —¿Qué es lo que quieres? —Fray no es tonto, cuídate las espaldas, sé que es tu hermano y es muy buen manipulador.—A diferencia del resto, siempre desconfié de mi hermano. Voy a enfretarlo y desterrarlo junto con el resto. —No será una pelea justa, él tiene dos armas poderosas. —Ya me lo dijiste. Sé lo que hago, después de acabar con esto vendré por Circe. —intenté caminar, pero Epona se interpuso. —Edon, hay algo que tienes que saber. —¿Qué más? —Circe está embarazada. —s
CIRCE—Te prometo que vendré por ti.Sus palabras resonaban en mi cabeza, él lo prometió, dijo que vendría por mí y ahora se supone que estaba muerto.—Tenemos que irnos de aquí. —Habló Epona.—¡No! Tengo que asegurarme de que el… que en verdad está muerto.—Estamos a miles de kilómetros de distancia, además recuerda que ahora estás embarazada y debes proteger a tu bebé.Abracé mi vientre y recordé que llevaba un nuevo ser dentro de mí.—Fray no puede ganar esta guerra.—Él no ha ganado, pero para vencerlo debemos dejar las cosas como están, que siga pensando que estás muerta, si descubre que sigues con vida irá por ti y tu hijo.No podía permitir eso, mi hijo no. Es lo único que me quedaba de Edon. —¿Ahora qué haré? —Tengo todo planeado, una persona me está ayudando para que estés segura. —¿Quién? —Pregunté.—Lo sabrás cuando llegues a tu destino. Desde ahora serás otra vez una aburrida humana. Lo fuiste durante tantos años, así que no te será difícil hacerlo. Tengo un boleto para
¡¡¡¡¡¿Mi hermano?!!!!—¡Disculpa! Creo que no escuché bien. —Yo no tengo hermanas, siempre fui hija única. —Perdona, soy Eetes tu hermano. —mencionó. —Muy bien, estoy en el lugar equivocado. Intenté salir de la casa, pero al tomar la manija esta no funcionaba. —No estás en el lugar equivocado. Quizá no me recuerdes, pero ambos jugábamos entre las nubes. Hacíamos una que otra travesura a nuestros hermanos mayores o uncluso a nuestro padre. —Tienes razón, no me recuerdo de nada. —Entonces, toma asiento para escuchar estas magníficas historias. El chico que tenía frente a mí, aparentaba como veinte años y digo, aparentaba porque en este mundo sobrenatural nadie tenía la edad que figuraba. Su cabello era rubio, de ojos verdes y tez blanca. Me llevó hasta la sala y me senté en uno de los sillones. —¿Deseas algo para tomar? —preguntó. —Agua, solo necesito agua. El chico caminó en dirección a la cocina. Entre tanto, observé unas fotografías que estaban colocadas en una pequeña mes
«Hija del titan Helios y la oceánide Perseis, Circe es una divinidad relacionada con las hierbas y la brujería. Se la suele representar como una mujer hermosa y letal»¿Letal? En serio internet eso mencionaba sobre mí. A pesar de todos los libros que leí en la biblioteca de los Wolf, no había nada claro sobre lo que sucedió conmigo. Solo estaba el diario de Myriam, que contó sobre la visita de Helios y el señor Wolf ante la diosa de la luna. Todo lo que encontraba en internet solo eran mitos. Me ofuscaba no poder recordar nada, nunca pensé que una simple chica como yo, pertenecía al olimpo. Me levanté de la cama y me dirigí a la ventana. Eetes se fue de la casa y estaba sola desde hace una semana. Ni siquiera había salido de la casa, este lugar era desconocido para mi y sentía miedo. A veces pensaba en que Fray podía aparecer. ¡No, no, no, no, no! Corrí hacia el baño, otra vez. Era mi tercer vómito durante el día. Esto de estar embarazada no era nada fácil. Una notificación d
—¡Al fin en casa! —bufó Eetes. —Ni siquiera eres tu el enfermo —habló Epona. Estabamos de vuelta en casa, pero ahora con un bebé en brazos. Llegamos a la habitación, Convel fue directo a la cuna, ya que venía dormido. —Gracias, chicos, no sabría qué hacer si no estuvieran conmigo —hablé. —Iré a la cocina por agua caliente —habló Epona y salió de la habitación.—Me quedaré toda la tarde contigo para cuidarte. —mencionó mi hermano. —No es necesario… De repente su móvil empezó a sonar. —Aló… ah si… hola hermosa… ¿En serio?... te veo en media hora… —cortó la llamada—. Creo que tú y Epona se pueden hacer cargo de mi sobrino. —Está bien Eetes, vete.—Gracias hermanita. —besó mi frente y salió. —Eetes espera… —grité, pero era demasiado tarde, se había ido. Olvidé que necesitaba el biberón para Convel. Me puse de pie de la cama, despacio ya que no podía hacer de manera normal, aún dolía. Miré por la habitación y no encontré la mochila con las cosas de mi bebé. Caminé despacio, salí
—¿Aliado? —pregunté.—Si, si queremos derrotar a Fray, necesitamos mucha ayuda. Voy a recibir a nuestro invitado, te espero en la sala. Por favor tomate el té.Epona salió de la habitación deprisa.—Esto no me gusta para nada—Habló Eetes—. Tú estás a salvo aquí, lo que pase al otro lado del mundo ya no es tu problema.Eetes, tenía razón. El castillo y al destajo eran mi problema y ahora mis prioridades eran otras, pero si no hacía nada, era aceptar a Fray y su reino, no quería permanecer escondida por las siguientes décadas.—Tengo que hacer esto por Edon y también por mi hijo. Agarré la taza de té y la tomé de un solo trago. De inmediato pude sentir como la bercial perdida durante el parto, regresaba a mi cuerpo. Epona era muy buena con esto. Le pedí a mi hermano que vigilara a Convel, mientras conocía a nuestro nuevo aliado.Salí de la habitación y me dirigí a la sala. Antes de llegar me detuve.—Ella estará aquí en un momento —habló Epona. —No entiendo como dejé convencer por ti
—¡Me estoy cansando de ustedes! Regresen a su trabajo y esta vez, háganlo bien.Recriminó Fray a varios de sus empleados. Desde hace días se sentía nervioso y un tanto tenso. Las cosas no salían como él quería.—No deberías tratarlos de esa manera —habló Ada, su esposa, quien estaba en la puerta escuchando la manera en que su esposo le gritaba a sus empleados.—Solo de esa manera me respetan. —¿Te respetan o te tienen miedo? —inquirió Ada.—No importa lo que sienten, soy el alfa, el jefe y a quien tienen que obedecer.Desde pequeño Fray había notado el menosprecio de su familia, así es como él lo veía, ya que su hermano mayor era halagado por su padre y cada día les recordaban que era el heredero de la manada.Su odio acrecentó cada vez que su hermano salía triunfante en todo, el mejor en el arco, entre las mujeres, en la empresa. Por ese motivo, cuando se enteró de que la compañera de su hermano había aparecido, se propuso enamorarla, quería causarle dolor a su propio hermano, pero