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Lyra El nerviosismo estaba carcomiéndome por dentro. Muchas dudas asaltaban mi cabeza, sobre todo en lo referente a Landon y al bebé que esperábamos. ¿Él se enfadaría al descubrir que me había ido o se pondría feliz de que yo ya no fuera un obstáculo para ser feliz con Karime? Todavía no me quedaba claro qué era lo que él sentía por esa mujer, pero si se había ido con ella era lógico pensar que seguía importándole y queriéndola en su vida. —Estamos llegando al aeropuerto —dijo Thane. Salí de mis pensamientos y me percaté de que, en efecto, estábamos cerca del aeropuerto. Nos esperaba un vuelo de al menos doce horas y no me encantaba para nada la idea. Odiaba volar; me daba vértigo y sabía de antemano que se me taparían los oídos. —¿Qué te ocurre, mi dulce Lyra? —preguntó, tocándome el rostro con suavidad para hacer que lo volteara a ver—. ¿No estás feliz de que encontremos una solución? Tragué saliva al tenerlo cerca de mí. Si bien su rostro era demasiado atractivo, me daba mi
LyraAl terminarme toda la comida —la segunda que hacía desde que me subí al avión—, noté que Thane estaba muy complacido y no dejaba de observarme. Muchas veces creía que me hablaría, pero se quedaba callado y simplemente me sonreía. Me fue inevitable pensar en aquel tiempo en el que lo amaba y daba todo para que me mirara de esa manera. Ahora mi corazón pertenecía a Landon, pero podía recordar perfectamente lo que sentía cada vez que Thane me miraba, cuando me daba un beso o cuando estábamos juntos en la intimidad. Resultaba extraño pensar que alguna vez creí que estaríamos juntos para siempre. —No dejo de pensar en eso —me dijo Thane de repente, mirándome a los ojos, ahora con seriedad—. Siempre me arrepentiré de lo que hice. —¿A qué te refieres? —pregunté, con el corazón acelerado. —Creo que lo sabes muy bien. Recuerdos dolorosos atravesaron mi mente, aunque ya no dolían precisamente porque sintiera algo por Thane, sino porque me daba cuenta del fracaso que habían sido to
LyraTodo sucedía tan rápido que apenas podía procesarlo, y eso era precisamente lo que me aterrorizaba. Estaba dentro de su territorio, un lugar donde no había nadie que pudiera ayudarme.—No pasará nada si te mantienes tranquila —me dijo Thane al bajar del avión—. Nadie te tocará ni un solo cabello. Estarás bien.—¡Déjame! —le grité, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con asomarse—. ¿Por qué me haces esto, Thane? Eres tú quien me dejó.—Nunca debiste casarte con nadie más, mi dulce Lyra.Se acercó y, para mi horror, sus labios rozaron los míos. Este ya no era el hombre dulce que conocía; ahora era un completo loco.—Debes abrigarte bien —dijo, colocándome un abrigo grueso. Cada respiración se sentía muy fría y sentía que mis pulmones se congelarían—. El frío te calará los huesos. No me gustaría que te resfriaras. No estás acostumbrada a este clima.—No quiero esto —protesté, tratando de quitarme el abrigo, pero me detuvo, mirando a sus hombres antes de darles órdenes en un idiom
LandonLos preparativos para la cirugía comenzaron después de que yo hice la transacción y Simon firmó el consentimiento. No estaba del todo seguro de que el cuerpo de Byron aceptara bien el corazón que iban a implantar, pero el médico tenía esperanzas de que todo saliera bien.Deseaba que Byron pudiera vivir. Al pasar a verlo y observarlo con más detenimiento, me di cuenta de las similitudes físicas que tenía con Lyra, lo que confirmó que eran mellizos. Ambos compartían un cabello de un intenso color rojo y pequeños rizos se formaban a los lados de sus frentes.Salí de aquella sala para que pudieran preparar a Byron. Simon había ido a la cafetería, así que aproveché para salir a la sala de espera y volver a intentar llamar a Lyra. Mi enfado por el abandono seguía latente, pero una pequeña parte de mí se aferraba a la esperanza de que ella apareciera, diciendo que era un error, que me amaba y que nunca volvería a irse de mi lado.—Tienes que contestar, pequeña —murmuré con el teléfono
Lyra Si alguien me hubiera dicho meses atrás que las cosas acabarían de esta manera, me habría reído a carcajadas por lo inverosímil del asunto. Sin embargo, ahora era mi realidad. Mis días transcurrían monótonos e inalterables en un castillo digno de una princesa, pero yo no quería ser una princesa enclaustrada, cuya única libertad consistía en dar paseos por los jardines y decidir qué comer.Thane no me había forzado a estar con él en la intimidad, pero me trataba como su mujer. Cuando llegaba a casa, siempre me daba besos que había aprendido a tolerar, tanto por mi seguridad como por la de los pequeños que crecían dentro de mí. Con el tiempo, había adoptado un carácter dócil ante él para evitar que decidiera encerrarme. Durante esos encierros, nadie del personal altamente calificado me maltrataba, pero la situación me deprimía profundamente y lloraba hasta cansarme.Acaricié mi vientre al sentir que mis bebés se movían. Hoy estaban más activos, como si sintieran que era el cumpleañ
Byron Oscuridad. Eso era todo lo que había percibido durante una cantidad indefinida de tiempo. Los recuerdos no venían a mí, pero sabía que existía, que yo era algo o alguien. Luego llegaron los sonidos, las sensaciones físicas y la noción de tener un cuerpo. Dolor. Luego vino el dolor. La cabeza, el pecho, las piernas y la columna vertebral. Todo dolía con una intensidad que, por momentos, me desconectaba de la realidad. Pero luego resurgía y me encontraba cara a cara con aquel sufrimiento incesante que se prolongaba cada vez más. En esos instantes, clamaba por la seguridad de la inconsciencia y de la ignorancia. Los recuerdos venían a mí como destellos, y un nombre se destacaba entre ellos.Lilly.Otra mujer misteriosa también asomaba entre mis recuerdos, pero no lograba darle un nombre. Todo estaba a oscuras en aquel club nocturno al que me adentré con mis amigos para celebrar mi cumpleaños número veintiuno. Estaba eufórico por alcanzar la mayoría de edad y no pensé en las consecu
Lyra Durante los primeros momentos, me quedé en shock, tratando de pensar que esto era solo una pesadilla. Mis hijos no podían estar a punto de nacer en estas semanas, no cuando todo había estado tan bien; cuando, a pesar del desasosiego de mi corazón, hice todo lo posible por mantenerlos a salvo. Me llevé las manos al vientre y gruñí con la siguiente contracción. Durante la mañana había tenido dolores extraños, pero tan leves como para no poder adivinar que el parto se desencadenaría. —Ayuda —gemí, sosteniéndome del marco de la puerta—. Ayuda… por favor. Mi cuerpo se inclinó al sentir un dolor más intenso. Más agua salía por mis piernas, y era de un color rosado claro, lo que indicaba la presencia de sangre. El doctor que me atendía me había dicho que podría ser de esta manera, pero de igual forma me asustaba mucho. Cerré los ojos, analizando mis opciones. Gritarle a Thane era lo más sensato, pero parte de mí se resistía. Tenía mucho miedo de que él me arrebatara a mis bebés
Lyra A pesar de que nos esforzamos demasiado para que el otro bebé saliera de manera natural, la decisión terminó siendo una cesárea de emergencia. La situación era complicada, pues mi pequeño se había acomodado en el canal de parto, con los muslos por delante. Tenía tanto miedo que mi cuerpo temblaba y mis dientes castañeteaban, pero accedí de inmediato a que me operaran para salvar a mi bebé. Al mismo tiempo, no podía dejar de pensar en mi hija y en lo mucho que la necesitaba para sentirme tranquila. El personal me trasladó a otra habitación, equipada como si fuese un hospital. El área, según me contó el doctor, estaba esterilizada y lista para realizar la cirugía. Todos me explicaban muchas cosas que no entendía del todo, pero acepté cualquier procedimiento con tal de que pudieran salvar a mi pequeño o pequeña. «Creo que será un hermoso niño», pensé con una leve sonrisa y una lágrima resbalando por mi mejilla. —No quiero que me duerman —pedí mientras me colocaban una inyección