Lunes, 6, Octubre, 2014
El ruido de una moto se hace escuchar, la ansiedad y el miedo se entierran en mi pecho, un chico acostado en el pavimento frió, los fuegos artificiales decoran el cielo nocturno mientras mi boca se seca, mis manos llenas de sangre fresca y mis lagrimas mojando mi rostro.
Me encuentro sentada en mi cama mirando un punto fijo perdiéndome en mis pensamientos luego de analizar la pesadilla que acabo de tener en la madrugada, mi perro no dejaba de ladrar, me levanto y le abro la puerta, él no se mueve y sigue ladrando.
— ¿Que pasa?, puppy — le pregunte a mi perro, resignada miro la hora. — Santísima virgen del coromoto, ¡Llego tarde!
Corro por toda la habitación poniendome el uniforme y buscando el bolso con los cuadernos y libros de clases hasta ponerla patas arribas. Bajo las escaleras hasta llegar a la salida, pero un ladrido me detiene.
— Esta bien, esta bien — corro a la cocina, abro un gabinete y saco la bolsa de comida para perro y le sirvo para irme.
Miro mi reloj que marca las 6 y 48 a.m, yo jamás he llegado tarde al instituto jamás en mis 15 años de vida jamás lo que es jamás y nunca.
«Todo eso es mentira, siempre llegas tarde».
Calla conciencias — Mataré a mi hermana por no despertarme.
Como siempre.
Me detuve en la esquina de esa calle, mire el camino de al frente el cual siempre tomo, son 10 cuadras y con el tiempo que tengo no creo que llegue a tiempo, a no ser ...
Giro a la derecha y empiezo a correr, es un atajo que tome solo una vez, solo tengo que pasar un puente, dos canchas y tres cuadras.
Ya pasando el puente, sin darme cuenta que pasaba una moto roja, caí sentada por alto reflejo, el motorizado frena de repente quedando frente a mi y se quita el casco que tapaba por completo su rostro.
— ¡Mira por donde conduces, espermatozoide! — le grite, si lo se, un insulto poco común.
Entonces lo vi, un chico guapo, rubio de ojos azules como el cielo.
— Pero que tenemos aquí, lindas piernas, soy Raúl ¿Cómo te llamas?
Guapo pero...
— Pervertido — susurre, ¿Por qué todos los chicos que conozco son así? — Pero que ni ...
No termine la frase cuando me doy cuenta de la hora en el reloj de mi muñeca, me levanto del suelo agitada — ¡Llego tarde!
Y si ¿corro? capaz y ni llego, ni me dejan entrar.
Miro que el chico va avanzando, pero que hombre mas caballeroso.
— ¡Oye Raúl!
Él, voltea y se detiene, no puedo creer lo que voy a decir — Llego tarde...
Vamos se ve buena gente, es que en Venezuela cualquiera puede secuestrarte — Me puedes llevar al ¿Instituto miranda?
Saca otro casco y me lo lanza — Bienvenida a bordo, desconocida... eres la primera chica que se sube, eh — dice y me monto.
Espero que no sea un secuestrador, asesino, violador o lo que sea.
— Deja de temblar, no soy nada de eso.
¿Lo dije en voz alta?
¿En que momento empece a temblar?
Después de 3 minutos de muerte, que para su información yo jamás en mis 15 años he subido en una moto, me bajo y camino a la entrada cuando estoy a punto de llegar...
— ¡Oye guapa! — volteo y él llega hasta a mi — El casco.
Dice y me lo quita, en este momento de seguro estoy como un tomate, ahora que me acuerdo no le he dicho mi nombre.
— Soy Max... — le doy la mano — Gracias — termino agradeciéndole. — Fue un verdadero gusto, Max — estrecha su mano con la mía, camina y se monta en su moto para después arrancar.
Tocan el timbre de entrada y entro corriendo a mi nuevo salón de clases.
Hace dos semanas comencé el nuevo años escolar, nuevos alumnos, nuevos profesores, nuevas materias como por ejemplo pre-militar...Pero... No dejo de pensar en el supuesto secuestrador, aunque él dijo que no lo es...
Una voz me despierta de mis pensamientos... ¿En qué momento llegue al salón?
— Rivas, llegando tarde como siempre, y apenas es comienzo de año escolar — ese, es el profesor Noah, el que da inglés.
— Buenos días, teacher, mm, ¿Puedo pasar? — me mira con cara de pocos amigos pero asiente mientras sigue hablando sobre el plan programático del primer lapso.
Entro y me siento en mi puesto de siempre, pero me encuentro con un chico nuevo que no he visto desde que iniciaron las clases.
...
De regreso a casa me decido tomar otro camino, aun no quiero ir a casa, cruzo la avenida y entro por un callejón paso por dos puertas y a la tercera entro la cual me dirige a una cocina de un restaurante de 5 estrellas — no es para exagerar — el jefe o dueño que es la misma cosa en mi opinión, es mi padre.
Saludo a los empleados y me encamino a la oficina de mi papá, paso por la cocina y luego entro al pasillo al final hay una puerta y la abro.
— ¡Hola pa! ... Bendición — digo entrando y cerrando la puerta. — Hola Maxi, Dios la bendiga.
Murmuró un amén.
Mi padre no despega la vista de la pantalla del computador — ¿Cómo te fue en el instituto?
Me pregunta.
Bueno casi me atropella un motorizado que al parecer es un secuestrador, pero no tiene cara de ser uno ya que me llevó al instituto porqué llegaba tarde como siempre y todo gracias a tu hija menor Liliana.
Pero claro que no le voy a decir eso.
— Como todos mis lunes — se ríe, me senté en la silla frente a su escritorio, cuando de repente la puerta se abre para mostrar a la nueva cocinera — Zorra... — susurré entre diente.
¡Esa tipa me cae mal!
Grito para mis adentros.
— Max, ¿Dijiste algo?
— Nop — le muestro mi cara de inocencia pura. — Señor, lo necesitan en la cocina.
Dice la tipa que me cae mal desde el momento que entró a este restaurante, ya dije ¿Que la odio?
La tipa sale.
— Bueno, me voy — papá asiente y salgo encontrándome con la tipa esa en el pasillo. — Se puede saber ¿Que haces? — le pregunté de mala gana. — Nada.
Responde y se va, volteo y vuelvo a entrar a la oficina.
— ¿Que pasa?, Maxi — me pregunta mirándome entrar. — Si alguna vez, no se, unos de tus empleados me cae mal, pero mal de los males, ¿La despediría? — muevo un poco mi cabeza.
— Si, si te hace algo... ¿Por qué? — pregunta — Pues hay una personita que me cae mal y se ha metido conmigo en muchas ocasiones.
Él se levanta y salimos de la oficina.
— Me dices si se vuelve a meter contigo y estará fuera de este lugar antes que cante el gallo — me abraza. — Vale.
Camino a la salida pero por error salgo por el enfrente debe de por atrás del restaurante.
Saludo a los meseros y uno se me acerca, se llama Marce, es moreno y tienes unos ojazos café verdosos.
Lastima que está por los 20 y pico.
— Maxi, ¿Vino almorzar? — me pregunta y niego. — Hoy no, pero gracias — muevo la mano y camino a la salida cuando siento que alguien me mira, volteo y me encuentro con unos ojos conocidos...
¿Que hace el desconocido aquí?
¿Que hace el desconocido aquí?...Trago saliva y lo veo sonreír.Salgo como alma que se la lleva el diablo del restaurante, el cual se llama "La Casita De Maxi, Mili y Ana".Camino y me quedo mirando la motocicleta roja del supuesto secuestrador, me agacho y la admiro, un hermoso Harley Davidson 2012.¿Cómo que se qué marca es?Pues, eso es gracias al taller de mecánica que tengo a lado de mi casa.Llego a mi casa cansada de caminar y un calor gracias a los rayos de sol que hace y con una sed horrible.
Martes, 7, octubre, 2014.Me encontraba pegándome contra la madera del pupitre por el calor. Un bombillo dentro de mi cabeza, brilla, me pare de mi asiento y todos me miran.— La revolución francesa inició a principio del año 1789 y terminó con golpe de estado en 1799 — todos me miraron y después a la profesora de historia, pero mi pregunta aquí es ¿Por qué hablamos de la revolución francesa y no venezolana?, obviamente porque es historia universal o la profesora odia la patria.— Muy bien, Max, tienes cinco puntos ganados — me encanta, te amo, Wikipedia. Y no hice trampa, ya sabía de esa información cuando hice un trabajo de la misma materia el año pasado.Todos suspiran resignados por salir del infierno... digo... Instituto.&mdash
Veo que abre su ventana.— ¿Podemos hablar? — me pregunta y asiento — Bien, atrapa — me tira la escalera de cuerda, lo enganche en la pared que tiene unos ganchos.Ya listo, Sam empieza a cruzar hasta llegar a mi cuarto.— Habla — dispare mientras busco mi uniforme de premilitar en mi armario.Como no dice nada gire y veo que está reuniendo todas las almohadas y peluches en un rincón de mi cama.— ¿Qué haces? — lo mire confundida — Estas actuando raro, Sam — vuelvo hablar, camina hacia a mí y me pone en la puerta.— Es mejor prevenir que lamentar — aconseja.— ¡Ya!, ¿Qué sucede?, ¿Quien murió?, eh — empecé a preguntar ya obstinada.Él se sienta en
— Plaza Bolívar, 04:50 p.m. mismo día —Los tres chicos me miran. Qué para joder el momento son guapos.Esta tipa sabe conseguir buenos partidos pero ¿Por qué no se quedó con uno?<<Por Dios, son guapos y miré el trasero de ese rubio>> — opina mi conciencia sucia.Apenas los conozco y ya tengo sus números de teléfono, para cuando tenga teléfono poder agregarlos, al fin amigos guapos, claro Sam no se queda atrás y sobre todo es mi mejor amigo.En eso llega él y la tipa, el pobre forzando su mejor sonrisa y ella falsa como presentí. Y como dicen por ahí, ojo de loca nunca se equivoca.— ¡Sam, por aquí! — sonríe al verme.Obvio que todos se alegran al verme,
— Raúl Owen´s —Me encontraba saliendo del taller de un tío padrino, ya que mi moto se me había accidentado esta mañana y por pura coincidencia de la vida delante del Instituto de la castaña de ojos castaños claros, y ayer justamente ayer la había visto por primera vez.Y por cosa de la vida la volví a ver en un restaurante que acostumbro ir con mi hermano Richard, 4 años menor que yo.Y hoy fue en el Instituto, vi cómo se sorprendió y a la vez se ponía nerviosa, ya estará pensando que soy un secuestrador y me da algo de gracia que sea tan dramática.Me río por sólo pensar en eso.Aunque también me encuentro molesto por otra cosa, mi madre, ella quiere que tenga una novia, que ya estoy lo suficiente mayor, que a esta edad
— Volviendo al tema, ¿Quién eres tú?, ¿Y quién es él? Me interesa el chisme — vuelve a preguntar, mientras cierra la puerta y camina hacia donde nos encontramos Raúl y yo...20 minutos después.Le conté lo sucedido pero con Raúl en la cocina y nosotros en la sala.Este pendejo que tengo por amigo agarra un cojín del sofá y me pega.— Eres pendeja, ¿Cómo se te ocurre irte a pie por el centro todo desierto después de la 6?, estúpida — susurra volviendo a pegarme, agarro un cojín y le regreso el golpe.— Y me decías que él podría ser un secuestrador, pero resulta y acontece que es médico — susurro pegándole más con el cojín.Me gusta la decoraci
Domingo, 02, noviembre, 2014.Como todos los domingos, duermo hasta tarde.Corrijo, como todos los domingos, dormía hasta tarde. Eso cambio cuando mi hermana Lili le dio por meterse a un deporte, "esgrima", todos los sábados y domingos.Mis días de felicidad acabaron cuando eso ocurrió aquella mañana de agosto del año 2013. Pero, ¿Por qué acabaron? fácil, porque yo tenía y tengo que acompañarla a sus entrenamientos, pero «Siempre hay un pero» eso dejó de pasar cuando tenía que ir al hospital a jugar con los niños vestida de payasita.Me levanto con toda la flojera del mundo me pongo mis chancletas y salgo sin mirar mi reflejo, porque de seguro lo único que veré en ese espejo serán las ojeras que me dejó la noche por estar leyendo hasta la madrugada
— Es el destino...Suspiro, destino... aja el destino y sus cosas, vamos a creerle eso, todavía lo miro, pero cada vez más cerca de mi rostro, yo me quedo quieta en mi lugar, Raúl se acerca hasta sentir su respiración chocar con la mía... Su teléfono suena, él se aleja rápido algo molesto, saca su teléfono, se despide, se va y me deja confundida, mi hermana desde la distancia me mira al igual que yo de confundida.— ¿Que acaba de suceder? — susurro pa' mi.— Te iba a besar — ataca Lili.Ya había pasado tres horas desde aquello, yo sigo sin entender, salimos del gimnasio.— Te iba a besar — vuelve a repetir.— Eres pendeja, claro que no, no iba a pasar tal cosa, de seguro tengo algo en el rostro — me toco la cara y nada