¿Que hace el desconocido aquí?
...
Trago saliva y lo veo sonreír.
Salgo como alma que se la lleva el diablo del restaurante, el cual se llama "La Casita De Maxi, Mili y Ana".
Camino y me quedo mirando la motocicleta roja del supuesto secuestrador, me agacho y la admiro, un hermoso Harley Davidson 2012.
¿Cómo que se qué marca es?
Pues, eso es gracias al taller de mecánica que tengo a lado de mi casa.
Llego a mi casa cansada de caminar y un calor gracias a los rayos de sol que hace y con una sed horrible.
Me quedo parada en frente de la puerta de mi casa, de la nada empiezo a tocar mis bolsillos de la falda escolar, me empiezo a alarmar y busco en el bolso y nada de nada.
¡¿He dejado las llaves adentro?!
Dios, llévame contigo.
Me pego repentinamente la cabeza contra la puerta, me senté en el escalón de la entrada, pensando a qué hora llegará mi hermana y de seguro llega a la 5 y yo tengo hambre y encima es medio día.
¡Quiero llorar!
Miro para un lado y me da una grandísima idea.
¡La puerta trasera!
¿Por qué no lo pensé?
Le doy la vuelta a la casa, abrí la puerta del patio, entro, cierro al llegar empiezo a mover la Manilla de la puerta como maniática y nada — ¡PUPPY!
Grito y me vuelvo a sentar en el escalón de la puerta trasera.
— ¿La maldición de los lunes? — pregunta una voz masculina, volteo mi cara a la izquierda y miro a Sam, mi vecino, un chico de 18 años, ojos como el café con leche, cabello negro y liso, hermosa sonrisa,unas pocas pecas y ...
— Mi mejor amigo... — susurró levantándome del lugar. — No me digas que dejaste otra vez tus llaves — afirma y bajo mi cabeza. — Si~
Respondo al borde de morir — Ven, mi vieja se alegrará de verte — dice y corro para pasar la reja que divide nuestros patios.
— Vieja, adivina, ¿Quién llegó? — entramos a la cocina. — No estoy para tus mamaderas de gallos, Samuel Antonio — Exclama toda amargada. — Ahora, ¿Que le hicieron?, doña.
— ¡Ay! — me mira alegre — Mi pequeña Power Ranger — dice bien alegre, lo se, soy su preferida.
Sam se pega con la mano la cabeza.
— ¿Enserio?, ¿Te alegras con Maxi? — pregunta y me señala con ambas manos. — Prefiero mil veces que Maxi sea tu novia a que lo sea esa tal Veronia — lo señala con el cucharón de madera.
— Es Verónica, vieja — se defiende. —Otra vez dejastes las llaves, muchachita — afirma mientras ignora a su único hijo. — Como todos los lunes, doña — pero esta vez fue diferente, Sam se había sentado en la silla de la isla que tiene el mesón.
— Muy típico, vallan arriba, después los llamo para almorzar, maxi — nos corre de la cocina.— Eres todo un amor, doña guerrero — río mientras subo las escaleras. — Ya ha pasado 10 años, y aún así la llamas así — habla Sam subiendo las escaleras delante mío para ir a su cuarto y debo admitir que tiene un buen trasero, él condenado ese .
Nada del otro mundo, muchachos.
— Bienvenida a mi cueva como todos los lunes — señala su cuarto con sus brazos en el aire y se sienta en su escritorio que tiene una computadora y un sonido, me siento en su cama como de costumbre. — Así que ... — me mira — Ya le presentaste a Veronia — frunce las cejas molesto — Bien... Verónica.
Suspira.
— Ella quería que le presentará a mis viejos y pues como ya viste — hace un además con la mano. — Al parecer a la doña no le agrado — hago una mueca y miro para otro lado — Ni a mí ... — susurro.
— Correcto ... Y te escuché — me río — ahora dime, que con esa cara tú no me engañas, me huele a que este lunes fue muy fuera de tu rutina — entre cierro mis ojos y lo veo, me acomodo aún más y cruzó mis piernas como un indio. — ¡Me viste!
Le señalo.
— Iba de camino al mercado, tenía que ayudar al viejo y ... — Me señala. — ¡Oye!, No me cambies de tema, Maxi — suspiro vencida.
Todos me dicen "Maxi" por cariño, es que no entiendo por que a mi propia madre se le ocurre poner Maximiliana Stefania Rivas Moreno.
Estúpida novela donde el personaje se llama "Maximiliano".
— Bueno — lo miró, no me ha quitado la mirada del cima, volteó los ojos — Tuve algo así como accidente con un motorizado, era todo bello... pero resultó mongolico como todos los chamos que conozco — Sam asiente para que continuará — Estaba corta de tiempo y pues... le dije que... Que me llevará al Instituto.
Sam abre los ojos exageradamente y me tira una almohada en la cara.
— ¡¿Te volviste loca?! ¡¿Es que no sabes en que país vivimos o que?! — gritando se para y vuelve a agarrar la almohada para volver a pegarme — ¡¿Y si te robaba?! ¡¿Y si te violaba?! — grita.
— ¡Basta, estúpido! — lo detengo — Se ve buen chico — me vuelve a pegar. — ¡No me digas que lo ves, ¿Eres pendeja o que?, Maximiliana! — vuelve a gritarle y pegarme con la almohada, me protego con mis brazos utilizándolo como escudo.
— ¡Claro que no!, hace rato lo vi en el restaurante — me mira y se sienta en la cama con una pierna doblada y la otra arriba de esta. —Maxi... — asiento para que siga — Este chico... —suspenso — Es un acosador — termina y me vuelve a pegar con la almohada.
— ¡¿Pero cuál es tu obsesión con pegarme, animal?! — le quito la almohada. — Si te llega a pasar algo, te juro que lo busco por tierra y mar y lo mato — mueve su mano izquierda señalando. — Como si lo fuera a ver otra vez...
Niega.
— Que inocencia — sigue negando y me pega con otra almohada. — ¡Oye!
— ¡¿Creías que no tenía otra?! — me grita.
Mañana de seguro amanecemos con la voz ronca.
— Oye— me mira — Tú crees que... ¿un chico como él, se fijará en mi?
Él se acerca, yo no me muevo, pone sus manos a los costados de mis rodillas.
— Ahora resulta que dudas de tu belleza — sonrió nerviosa — Tu crees que ningún hombre quisiera cogerte, ¿Verdad?
Abro mis ojos y dejó de sonreír — Por Dios, no ves que tienes un cuerpo de 20 — se aleja dando palmada en la frente.
— No si — me mira — ¿Qué?, ¿t—tú quieres coger conmigo?
Él mueve sus cejas — ¡Ah!, ¡Marrano cochino! —grito y le pego en la cabeza con la almohada poniéndome de rodilla en la cama.
— Ya , tonta — paro. — ¿Qué?, cochino — pregunto. — Por favor, soy tu mejor amigo, jamás cogería contigo — entre cierro mis ojos, dejó la almohada de lado, pongo mis manos para sostenerme en la cama y me le acerco.
—¿Q—qué? — balbuceo y le lamo el cachete izquierdo —¡Ah!, ¡Puerca!
Me grita y se para, alejándose de mi, me vuelvo a sentar y lo miró.
— El paquete se va a explotar, animal — expresó señalando su miembro.
Se sonroja más no se avergüenza.
Que sinvergüenza mi amigo.
— Sigo sin entender que no tengas amigas — habla y me cruzó de brazo — ¿Por que será?, ah si, ¡Por que eres una maniática! — me grita otra vez.
—¡Deja de gritarme! — le gritó.
— ¡El almuerzo está listo! — grita la doña.
— ¡Ya vamos! — gritamos al segundo...
¿Quien diría que el destino nos uniría en aquel puente?
Martes, 7, octubre, 2014.Me encontraba pegándome contra la madera del pupitre por el calor. Un bombillo dentro de mi cabeza, brilla, me pare de mi asiento y todos me miran.— La revolución francesa inició a principio del año 1789 y terminó con golpe de estado en 1799 — todos me miraron y después a la profesora de historia, pero mi pregunta aquí es ¿Por qué hablamos de la revolución francesa y no venezolana?, obviamente porque es historia universal o la profesora odia la patria.— Muy bien, Max, tienes cinco puntos ganados — me encanta, te amo, Wikipedia. Y no hice trampa, ya sabía de esa información cuando hice un trabajo de la misma materia el año pasado.Todos suspiran resignados por salir del infierno... digo... Instituto.&mdash
Veo que abre su ventana.— ¿Podemos hablar? — me pregunta y asiento — Bien, atrapa — me tira la escalera de cuerda, lo enganche en la pared que tiene unos ganchos.Ya listo, Sam empieza a cruzar hasta llegar a mi cuarto.— Habla — dispare mientras busco mi uniforme de premilitar en mi armario.Como no dice nada gire y veo que está reuniendo todas las almohadas y peluches en un rincón de mi cama.— ¿Qué haces? — lo mire confundida — Estas actuando raro, Sam — vuelvo hablar, camina hacia a mí y me pone en la puerta.— Es mejor prevenir que lamentar — aconseja.— ¡Ya!, ¿Qué sucede?, ¿Quien murió?, eh — empecé a preguntar ya obstinada.Él se sienta en
— Plaza Bolívar, 04:50 p.m. mismo día —Los tres chicos me miran. Qué para joder el momento son guapos.Esta tipa sabe conseguir buenos partidos pero ¿Por qué no se quedó con uno?<<Por Dios, son guapos y miré el trasero de ese rubio>> — opina mi conciencia sucia.Apenas los conozco y ya tengo sus números de teléfono, para cuando tenga teléfono poder agregarlos, al fin amigos guapos, claro Sam no se queda atrás y sobre todo es mi mejor amigo.En eso llega él y la tipa, el pobre forzando su mejor sonrisa y ella falsa como presentí. Y como dicen por ahí, ojo de loca nunca se equivoca.— ¡Sam, por aquí! — sonríe al verme.Obvio que todos se alegran al verme,
— Raúl Owen´s —Me encontraba saliendo del taller de un tío padrino, ya que mi moto se me había accidentado esta mañana y por pura coincidencia de la vida delante del Instituto de la castaña de ojos castaños claros, y ayer justamente ayer la había visto por primera vez.Y por cosa de la vida la volví a ver en un restaurante que acostumbro ir con mi hermano Richard, 4 años menor que yo.Y hoy fue en el Instituto, vi cómo se sorprendió y a la vez se ponía nerviosa, ya estará pensando que soy un secuestrador y me da algo de gracia que sea tan dramática.Me río por sólo pensar en eso.Aunque también me encuentro molesto por otra cosa, mi madre, ella quiere que tenga una novia, que ya estoy lo suficiente mayor, que a esta edad
— Volviendo al tema, ¿Quién eres tú?, ¿Y quién es él? Me interesa el chisme — vuelve a preguntar, mientras cierra la puerta y camina hacia donde nos encontramos Raúl y yo...20 minutos después.Le conté lo sucedido pero con Raúl en la cocina y nosotros en la sala.Este pendejo que tengo por amigo agarra un cojín del sofá y me pega.— Eres pendeja, ¿Cómo se te ocurre irte a pie por el centro todo desierto después de la 6?, estúpida — susurra volviendo a pegarme, agarro un cojín y le regreso el golpe.— Y me decías que él podría ser un secuestrador, pero resulta y acontece que es médico — susurro pegándole más con el cojín.Me gusta la decoraci
Domingo, 02, noviembre, 2014.Como todos los domingos, duermo hasta tarde.Corrijo, como todos los domingos, dormía hasta tarde. Eso cambio cuando mi hermana Lili le dio por meterse a un deporte, "esgrima", todos los sábados y domingos.Mis días de felicidad acabaron cuando eso ocurrió aquella mañana de agosto del año 2013. Pero, ¿Por qué acabaron? fácil, porque yo tenía y tengo que acompañarla a sus entrenamientos, pero «Siempre hay un pero» eso dejó de pasar cuando tenía que ir al hospital a jugar con los niños vestida de payasita.Me levanto con toda la flojera del mundo me pongo mis chancletas y salgo sin mirar mi reflejo, porque de seguro lo único que veré en ese espejo serán las ojeras que me dejó la noche por estar leyendo hasta la madrugada
— Es el destino...Suspiro, destino... aja el destino y sus cosas, vamos a creerle eso, todavía lo miro, pero cada vez más cerca de mi rostro, yo me quedo quieta en mi lugar, Raúl se acerca hasta sentir su respiración chocar con la mía... Su teléfono suena, él se aleja rápido algo molesto, saca su teléfono, se despide, se va y me deja confundida, mi hermana desde la distancia me mira al igual que yo de confundida.— ¿Que acaba de suceder? — susurro pa' mi.— Te iba a besar — ataca Lili.Ya había pasado tres horas desde aquello, yo sigo sin entender, salimos del gimnasio.— Te iba a besar — vuelve a repetir.— Eres pendeja, claro que no, no iba a pasar tal cosa, de seguro tengo algo en el rostro — me toco la cara y nada
— Lo siento, no te vi, pequeña payasita — justo en mi altura, veo a la persona frente de mi con una vocecita de payaso, lo analizo desde sus converses blancas hasta su sombrero con oreja de oso negras, vestía normal, camisa azul de manga larga, pantalones negros, la bata típica, su maquillaje simulaba la cara de un oso panda, literal era como un doctor panda.— Tú debes de ser la Doctora Rangers, ¿no? — volvió hablar pero esta vez con una pregunta, me da la mano y la acepto parándome del suelo.— ¿Y tú eres?, porque la verdad nadie me habló de algún payaso animal— recojo la bolsa viendo al chico, espero que no sea lo que yo pienso.— Oh Doctora Ranger, los muchachos ya están...— Lola se detuvo a continuar al verme con el payaso— Vaya, creo que ya conociste