Solo a mi me puede pasar esto.
Gruñó avergonzada Melissa en su interior.Cerró los ojos apretando los párpados deseando que todo fuera un sueño pero al volver a abrirlos se encontró con el rostro pétreo de su jefe.—No quería decir eso —gimió dejando caer sus hombros con unas inmensas ganas de llorar azotándola.Por primera vez en mucho tiempo se sentía cansada mentalmente y que la viera vulnerable su jefe era lo que menos quería.—Sube al auto, necesitas un baño y ropa limpia, te llevaré a casa.La voz varonil de su jefe llamó la atención de Melissa logrando que saliera de sus pensamientos.Para ella se había vuelto una costumbre alejarse lo más que pudiera de ese hombre del cual pensaba que era una tentación imperiosa.—No, voy a mojar tu auto y...—No hay problema Melissa, entra ya o te resfriarás.Por primera vez en mucho tiempo Melissa alzó los ojos directamente hasta encontrarse con los de su jefe y recordó exactamente el porqué había estado evadiéndolo por tanto tiempo indistintamente de que era un buen jefe. Porque lo era.Nunca antes había conocido un hombre tan encantador como lo era Leo.Normalmente mantenía una sonrisa en su rostro.Es muy caballeroso y dulce.Pero también tiene ese toque misterioso y sexy que atrae intensamente a cualquier mujer que esté a su alrededor.Ella incluida.Cuando Melissa llegó a Black Cat tuvo un enamoramiento rápido y profundo con Leo.Un hombre jamás la había tratado nunca como él lo había hecho.Era dulce y considerado pero tan rápido como había surgido ese flechazo alguien le había advertido que ella no era nada especial y que Leo trataba a todas sus empleadas de la misma forma en que la trataba a ella.Melissa no había querido creerle pero tuvo que verlo con sus propios ojos para darse cuenta.Había crecido de un círculo tan diferente al que englobaba a Black Cat que por unos instantes Melissa creyó en un mundo de ilusiones que se destrozó de inmediato porque Leo le gustaba a tal punto que ni siquiera le importaba que no fuera ese ejecutivo millonario al que toda la vida su tía Mirla le había dicho que se casaría. Pero no era nadie para él.Había hecho el ridículo creyendo otra cosa por lo que se centró en lo que era realmente importante y no en las tonterías que su corazón sintiera.Ella era una mujer fuerte.Una mujer inquebrantable nacida para los lujos y la riqueza que solo con un hombre rico podría tener, después de todo había abandonado sus estudios y no iba a hacerse millonaria a menos que se casara con uno.Lo que estaba segura finalmente haría en un par de días.Inexorablemente Melissa se fijó en todo su cuerpo musculoso hasta llegar al rostro atractivo de Leo.Definitivamente era el hombre más atractivo que hubiera visto nunca y era debido a eso que debía tomar la mayor distancia posible.Distancia que él la dejaba ejecutar a la perfección.—Muy bien —se limitó a susurrar Melissa yendo en dirección al auto el casi intentó detenerla para abrirle la puerta de copiloto pero ella no lo dejó hacerlo.Mientras más rápido terminara con esto más rápido tomaría distancia.Escuchó como Leo soltaba una carcajada mientras trotaba para llegar al otro lado del auto.Cuando entró en este a pesar de ser un auto amplio su presencia achicó todo logrando hacerla sentir mucho más nerviosa de lo que ya estaba porque a pesar de tener una presencia luminosa podía sentir ese lado oscuro de Leo que trataba de mantener oculto y que secretamente la atraía ferozmente.De repente una tensión sexual hizo mella en su piel erizando cada centímetro de ella de forma inesperada.Melissa tuvo que cruzar las piernas sintiendo vergonzosamente su centro palpitar sintiéndolo humedecerse.Pronto sintió los ojos de Leo clavados en su piel haciéndola estremecer.— ¿Por qué ibas tarde al trabajo? —le preguntó él sacándola de sus pensamientos pervertidos con su sexy jefe que ni siquiera tenía una idea de lo que estaba ocurriendo por su cabeza.Bien, una conversación.Relájate Melissa y no te pongas en evidencia.Se dijo a sí misma de forma mental.—Lo siento, mi teléfono no sonó para despertarme.Él asintió mirando el camino.Melissa trató de pensar en hacerle una pregunta pero no encontraba cual para acabar con ese silencio atroz que los mantenía presos.— ¿Y las niñas están en la escuela? —preguntó evitando mirarlo.—Sí.Acababa de llevar a Sienna cuando vi lo que te pasó con el camión. Lo siento.Ella iba a responderle pero se quedó sin palabras al ver que Leo se detenía justo al frente de una casa muy bonita la cual no era la suya.¿Cómo se había entretenido tanto para no darse cuenta que al lugar que la llevaba no era su casa?Sencillo.Había estado más al pendiente de lo que le pasaba entre las piernas que todo a su alrededor.En específico, a la dirección donde se dirigían.Un sonrojo se apoderó de su rostro avergonzada porque ni siquiera sabía qué hacer a continuación.¿Era esta la casa de Leo?¿Su jefe la había traído a su casa?Se giró a preguntárselo pero él ya había salido del auto para ir a abrirle su propia puerta como un caballero.Su mano tomó la de ella delicada y automáticamente sus ojos se encontraron en una guerra de miradas en la que ninguno de los dos resultó vencedor.Leo carraspeó y ambos se giraron incómodos hasta la casa.—Te traje aquí para que te cambies, ven.Melissa soltó la mano de Leo para comenzar a seguirlo de inmediato sintiendo el nerviosismo en cada parte de su cuerpo sobretodo en las piernas que temblaban ligeramente sin que pudiera evitarlo.—Esta es la habitación de Sienna, busca en su closet, seguramente encontrarás algo que te guste. El baño es ese, te prepararé un poco de café para que entres en calor —le dijo él a Melissa con la voz enronquecida ligeramente una vez que estuvieron dentro de la casa y en la habitación de su sobrina de dieciséis años.Melissa se giró para vez porqué su tono de voz había cambiado de la manera en que lo había hecho de repente y un calor dentro de ella comenzó a fluir al momento que sus ojos lo miraron. Los dd Leo no estaban precisamente en su rostro sino en su cuerpo.Ella misma hizo un escaneo corporal dándose cuenta de que al estar toda mojada su ropa se pegara como una segunda piel a su cuerpo.El cosquilleo en su entrepierna fue inesperado y la llenó de un sonrojo evidente.Leo se dio cuenta que había sido pillado en el acto y endureció sus facciones luciendo avergonzado además de un poco molesto.Melissa vio como apretó su mandíbula clavando una vez más sus ojos con los suyos.—Si me necesitas estaré en la cocina —señaló él antes de salir de la habitación dejándola sola logrando que una sonrisa curveara en la boca de Melissa.Pero pronto la conciencia volvió a ella y se regañó por sentirse de la manera en que se estaba sintiendo respecto a su jefe porque Leo no era para ella así como ella nunca sería para él.Debía volver a su trabajo y alejarse cuanto más pudiera de Leo, solo así recuperaría la cordura.Mientras Melissa se deslizaba por la habitación de Sienna observaba todo a su alrededor.Leo se había hecho cargo de sus sobrinas Sienna y Claudia desde que su hermano mayor había muerto en un accidente automovilístico junto con su esposa, la madre de las niñas.Por lo que Melissa sabía Leo se había convertido en un buen padre para las chicas siempre dándoles todo a su alcance.Sienna es una adolescente de diecisiete años de edad demasiado mimada y odiosa para su propio bien pero cuando estaba su tío a su alrededor su actitud cambiaba cien por ciento. Mirando su habitación casi parecía una habitación normal de una adolescente y no la de una niña calculadora como era en realidad.Melissa se fijó en la fotografía familiar que Sienna tenía en su habitación y sonrió ineludiblemente ante la bonita imagen de Leo cargando a sus dos sobrinas, todos estaban sonrientes. Felices a pesar de todo lo que les había pasado en la vida.Una perdida tan abrupta pero Leo había sido su luz en la oscuridad
Narra Melissa:Nunca había visto a Leo tan furioso en la vida lo que me hacía pensar en que realmente estoy en serios problemas por culpa de Celeste.Tengo muchas cosas en contra.Lo que pasó esta mañana.Él no había indagado demasiado sobre mi llegada tarde y no estoy muy segura de que de verdad haya creído que mi teléfono no sonó.A pesar de eso Leo se había portado super bien conmigo y me había llevado a su casa para ayudarme y ahora pasaba esto gracias a Celeste.Siempre trato de evitar a esta mujer insufrible.No sé por qué le gusta hacer este tipo de cosas contra nosotros pero esto ha sido la gota que derramó el vaso.Si Leo me echa de Black Cat Celeste lo pagará muy caro.Estoy harta de ella.—Obviamente la torpe de Melissa tiró las cosas a propósito para que a nuestro cliente le cayera todo encima —espetó Celeste interpretando su papel de víbora.¡Era tan ruín!Demasiado mala para ese pequeño cuerpo.Yo miré al cliente que me había ayudado a levantarme y noté que efectivamente
Después de lo que pasó con Celeste todos comenzaron a llegar hasta donde yo estaba para saber si estaba bien.Gine incluida a pesar de siempre mirar al resto del mundo como si no le importara nadie.Sabía que detrás de su fachada de chica mala hay una niña muy dulce.La tarde pasó con rapidez en la cafetería y se siente un ambiente ligero a partir de que Celeste se fue.Todos lo hemos notados así que hacemos nuestro trabajo lo mejor que podemos.De vez en cuando siento la mirada penetrante de Leo encima de mí erizándome la piel.No tengo ni la menor idea de cómo lo logra pero lo hace.Me muerdo el labio inferior entrecerrándolo con mis dientes ligeramente ansiosa por los sentimientos que despierta en mi pero que me enfoco por ignorar.No puedo ni siquiera imaginar que Leo me guste un poco porque es absurdo.Él no es nadie.Apenas tiene Black Cat.Además por lo que sé, cuando no está aquí está haciendo carpintería.Lo supe porque una vez escuché a Delia decirlo, que le había hecho una
— ¿No puede haber nadie más que me entrene, como Celeste? —se quejó Sienna y por primera vez en mi vida estoy de acuerdo con esa niña mimada.Cuando Leo me dijo que lo ayudara a entrenar a la nueva jamás pensé que se tratara de Sienna.Esa chica me odia desde el primer día que me conoció y lo peor es que no entiendo el porqué.Pienso que es como una encarnación del mal.Es dulce y cariñosa con su tío pero en cuanto este se va ella es otra.Me saca de quicio además de que se llevaba bien con Celeste.En su defensa Celeste engaña a las personas para usarlas y cuando estas no hacen lo que ella quiere finalmente saca sus uñas.Lo único bueno es que ya no la veré más.Lo malo es que está Sienna en su lugar, no salgo de una para entrar en otra.—Celeste ya no trabaja aquí Sienna, no sé porqué no quieres que Melissa te ayude pero lo hará —afirmó él separándose de nosotras—. Ve a ponerte los patines.Sienna asintió no muy conforme pero fue a buscarlos mientras que él me lanzaba una mirada que
—Oh, veo mucha tensión sexual ahí —dijo Greg susurrándome al oído y yo me aparté de él entornando los ojos.Le encanta molestarme.A veces creo que vive para eso.—Niño, no sé de qué me estás hablando.Miento evidentemente ayudando a limpiar la mesa que recientemente han desocupado.—Mujer, sí que lo sabes.Puede verse a kilómetros como él se muere por ti y tu por él.La afirmación de Greg lejos de desagradarme hace que mi vientre se apriete y el cosquilleo ya conocido volviera.Algunas personas podrían llamarlo el aleteo de mariposas.Yo traté de confundirlo con náuseas aunque fueran tan distantes como la luna del sol.—Cierra la boca.Estás alucinando —le dije chasqueando mi lengua para después entrecerrar los ojos y girarme a tomar un nuevo pedido.—Sabes que yo tengo la razón —susurró pasando por mi lado Greg.Bufé por lo bajo y seguí en mi trabajo.Una que otra vez ayudé a Sienna en cosas que no sabía pero terminaba ignorándome y haciéndolas por su cuenta cosa que me irritaba de
Después de salir del trabajo me fui de inmediato a casa para alistarme para esta noche pero al entrar en la casa me di cuenta del desorde esta.La molestia palpitó en mi cabeza pero dejé escapar un suspiro y coloqué mi bolso sobre el mueble y comencé a arreglar todo.En cuanto terminé me fui a mi habitación.Afortunadamente mi tía aún no llega.Saqué un vestido de imitación que casi parecía real —el mismo que mi tía que me había dado especialmente para esta noche— y lo admiré en silencio.Es precioso aunque algo atrevido para mi gusto.De todas maneras tenía que usarlo.Lo dejé sobre la cama y me fui hasta mi baño donde me desnudé mirándome al espejo recorriendo con mi mirada cada detalle.El gimnasio me ha servido para tonificar mi abdomen y mis piernas haciéndome lucir mucho más sexy pero de alguna manera no me hace sentir muy bien que mi futuro esposo sólo esté interesado en mi cuerpo.A los hombres ricos les gustan las mujeres tontas y yo no soy eso pero trato de fingirlo frente a
—Buenas noches a todos —murmuré antes de que Greg abriera una silla para mi y me sentara en esta bajo la mirada fulminante de Sienna.Ella siempre me ha odiado pero puedo sentir la evidente tensión esta vez y también sé porqué.Es evidente que Greg le gusta.Pero debería saber que su problema no es conmigo sino con Gine.A pesar de que los dos estén siempre molestando al otro, siempre he creído que están enamorados.A pesar de que sus personalidades son contrarias.Gine, seria, malhumorada, de pocos amigos a quien no le gusta salir demasiado.Greg es todo lo contrario, burlón, divertido, coqueto por naturaleza, ama las fiestas y a las chicas, y las chicas obviamente lo aman a él.Es todo un badboy.Creo que lo único que tienen en común es que a ambos les gusta vestir de negro.Ellos en ocasiones se miran de una manera tan intensa que incluso puedo sentirlo yo misma.Supongo que los opuestos se atraen.Poso mis ojos en la sobrina de mi jefe que si sus ojos tuvieran el poder de convertir
Una de sus manos se dirigió a mi cintura mientras que la otra me sostenía la mano con sutileza. Mi cuerpo entero se sacudió ante la sensación de estar cerca de él. Mis fosas nasales inhalaron su aroma a perfume masculino. El mismo perfume que hace más de un año logra que mis piernas tiemblen sin remedio. Llevo mi otra mano hasta su hombro fuerte y los dos comenzamos a bailar a son de la música. Estamos tan endiabladamente cerca que mi cabeza comienza a imaginar un montón de locuras entorno a nosotros dos. Mis pezones se sienten aún más duros contra mi vestido —agradezco a Dios que nadie puede verlos a través de la tela— y vergonzosamente siento como la humedad crece entre mis piernas. No puedo explicar lo que siento hacia Leo y lo peor es que crece con cada segundo que pasamos juntos. Debería correr. Huir de él es la mejor opción pero no tengo valor para ello. Si lo hiciera de alguna manera sentiría un vacío dentro de mí. Lo sé porque es algo que ya he sentido antes. Sólo deb