Capítulo 8

Después de salir del trabajo me fui de inmediato a casa para alistarme para esta noche pero al entrar en la casa me di cuenta del desorde esta.

La molestia palpitó en mi cabeza pero dejé escapar un suspiro y coloqué mi bolso sobre el mueble y comencé a arreglar todo.

En cuanto terminé me fui a mi habitación.

Afortunadamente mi tía aún no llega.

Saqué un vestido de imitación que casi parecía real —el mismo que mi tía que me había dado especialmente para esta noche— y lo admiré en silencio.

Es precioso aunque algo atrevido para mi gusto.

De todas maneras tenía que usarlo.

Lo dejé sobre la cama y me fui hasta mi baño donde me desnudé mirándome al espejo recorriendo con mi mirada cada detalle.

El gimnasio me ha servido para tonificar mi abdomen y mis piernas haciéndome lucir mucho más sexy pero de alguna manera no me hace sentir muy bien que mi futuro esposo sólo esté interesado en mi cuerpo.

A los hombres ricos les gustan las mujeres tontas y yo no soy eso pero trato de fingirlo frente a
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