Mientras Melissa se deslizaba por la habitación de Sienna observaba todo a su alrededor.
Leo se había hecho cargo de sus sobrinas Sienna y Claudia desde que su hermano mayor había muerto en un accidente automovilístico junto con su esposa, la madre de las niñas.
Por lo que Melissa sabía Leo se había convertido en un buen padre para las chicas siempre dándoles todo a su alcance.
Sienna es una adolescente de diecisiete años de edad demasiado mimada y odiosa para su propio bien pero cuando estaba su tío a su alrededor su actitud cambiaba cien por ciento. Mirando su habitación casi parecía una habitación normal de una adolescente y no la de una niña calculadora como era en realidad.
Melissa se fijó en la fotografía familiar que Sienna tenía en su habitación y sonrió ineludiblemente ante la bonita imagen de Leo cargando a sus dos sobrinas, todos estaban sonrientes. Felices a pesar de todo lo que les había pasado en la vida.
Una perdida tan abrupta pero Leo había sido su luz en la oscuridad.
Melissa también es huérfana aunque por diferentes circunstancias, su madre se había... suicidado cuando su padre la dejó para irse con otra mujer y él más tarde murió de un infarto al enterarse de lo que su acción había traído como consecuencia. La única que quiso cuidar de ella fue su tía Mirla, el único familiar directo que tenía. Ella era la hermana de la madre de Melissa.
Desde el día uno que Mirla había ido a buscar a su pequeña sobrina de siete años le había enseñado absolutamente todo sobre belleza. En su cabeza su única salvación había sido echarle el lazo a un hombre rico y cazarlo para después simplemente casarse con él, si eso no ocurría sería algo patético para su tía Mirla que no solo le había dado malos tratos sino también una educación, aunque truncada, alimentación y ropa.
Melissa deseó que hubiera tenido a alguien como Leo para cuidarla y hacerla feliz pero la realidad de esas niñas era muy distinta a la suya.
Bufó por lo bajo notando lo estúpida que estaba siendo y rápidamente se deshizo del uniforme que traía puesto para ducharse.
Escogió rápidamente un vestido suelto de Sienna y luego secó su cabello con un secador que encontró en el baño.
Cuando estuvo lista se dirigió a la cocina donde estaba su jefe esperándola pero no se perdió de la mirada rápida que este le echó.
Melissa no sabía si se estaba imaginando cosas con Leo así que descartó su mirada ofreciéndole una sonrisa incómoda.
—Te devolveré el vestido limpio y seco mañana —le dijo aceptando el café que su jefe le tendía sin apartar sus ojos de ella.
—No te preocupes, Sienna tiene tanta ropa que ni siquiera se enterará. Cuando estés lista nos iremos —avisó él haciendo que ella asintiera tomando un sorbo de la bebida humeante.
Leo no podía sacar sus ojos de Melissa.
De hecho no había podido hacerlo desde hacía casi un año que trabajaba en Black Cat.
Desde el primer momento en que la había visto había sentido una conexión que jamás había tenido con otra mujer antes.
Para ese entonces Melissa había tenido veintidós años. Leo pensó que era demasiado joven como para que llamara su atención, pero de alguna manera lo hacía, Melissa tenía un magnetismo extraño, que lo tentaba, que lo llamaba irresistiblemente hacia ella. Sentía el impulso efervescente de acercarse a ella aunque fuera diez años menor pero no lo hizo de todas formas.
Se controló durante todo un año pero la atracción lejos de apagarse se hizo más intensa.
Más sublime.
Ese ardor por ella solo podía ser apagado por Melissa aunque eso jamás llegara a ser realidad.
Leo odiaba cuando los hombres miraban su etérea figura y algunos coqueteaban. Él se enfurecer cuando veía que ella seguía esos juegos.
Lo ponía enfermo y se iba de allí.
Estaba demasiado celoso como para poder resistirlo pero a pesar de eso nunca hizo nada por temor a alejarla.
A pesar de todo era mejor verla a diario que no verla nunca más.
Leo no sabía cómo pero se había enamorado como un adolescente de su empleada.
Ahora cuando la había visto mojada, toda su ropa se adhería a su glorioso cuerpo solo había deseado que ella fuera suya por completo.
La amaba tanto aunque Melissa jamás lo sabría pero ¿qué pasaría si ella se enamoraba de otro hombre y él tenía que ver todo eso?
Lleno de furia Leo apretó los puños con fuerza.
—Leo ¿Estás bien? Dije que ya podemos irnos, acabé mi café, estaba delicioso.
Leo la miró y su ritmo cardíaco se relajó un poco.
No sabía cómo iba a hacer pero no dejaría que otro hombre le robara el amor de Melissa.
Iba a conquistarla a como diera lugar.
Su corazón se lo dictaba.
Recompuso su semblante y sonrió a medias.
—Entonces vámonos ya —le respondió y ante la potente mirada que Leo le dirigió Melissa casi tembló.
No sabía qué le estaba pasando, lo único que sabía es que era demasiado peligroso.
Melissa lo siguió en silencio y ninguno de los dos habló en el auto pero ambos sentían la tensión sexual en el ambiente.
Sin saberlo el uno deseaba al otro fuertemente pero eso lo descubrirían después.
Al llegar a Black Cat Melissa casi escapó de su auto para que nadie viera que llegaba con el jefe pero su intento fue fallido porque todos allí se dieron cuenta de eso sumado al hecho de que Melissa no llevaba su uniforme.
La castaña se fue directamente a colocarse sus patines pero como siempre la impertinente de Celeste llegó frente a ella haciéndose notar.
— ¿Quién te crees que eres para llegar a esta hora? Tenemos mucho trabajo y tú ni siquiera eres capaz de colocarte el uniforme...
Melissa lo dejó hablando sola.
No necesitaba sus sermones.
Celeste era la única en Black Cat a quien no soportaba.
Era la persona más mezquina y maliciosa aunque siempre que Leo estaba cerca se volvía un ángel.
Melissa y todos los demás ya conocían su actitud por lo que se limitaban a ignorarla para no buscarse problemas.
A pesar de que Celeste le hacía la vida imposible a todos a su alrededor con quien actuaba peor siempre había sido con Melissa. La misma que no entendía porqué esta la odiaba en la manera que lo hacía.
Melissa se mantenía altiva y la ignoraba siempre pero lo que pasó a continuación nadie lo esperó.
En lo que llevaba una orden para la mesa número dos Celeste hizo que Melissa se cayera al suelo al meterle el pie como obstáculo logrando que todo lo que llevaba en sus manos cayera al suelo con estrépito al igual que ella.
Por un momento Melissa se quedó en una especie de shock del que pudo salir cuando una mano masculina se interpuso en su campo de visión trayéndola a la realidad.
Melissa no dudó en tomarla y este hombre la hizo levantarse con delicadeza.
Melissa conectó con su iris viendo lo atractivo que este era dejándola por un momento atontada.
— ¿Estás bien? —le preguntó él chico mediante un murmullo que la acarició repentinamente pero de repente una voz molesta resonó detrás de ella haciendo que se soltara de su agarre y girara para encontrar al furioso recién llegado que no era otro más que su jefe.
— ¿Qué está pasando aquí? —gruñó Leo fulminando con la mirada al chico que la había ayudado a levantar y un temblor se apoderó del cuerpo de Melissa.
Si en la mañana no la habían despedido ahora mismo nadie la salvaba y lo peor era que trabajar en Black Cat era lo mejor que había temí en mucho tiempo aunque su tía no comprendiera
Narra Melissa:Nunca había visto a Leo tan furioso en la vida lo que me hacía pensar en que realmente estoy en serios problemas por culpa de Celeste.Tengo muchas cosas en contra.Lo que pasó esta mañana.Él no había indagado demasiado sobre mi llegada tarde y no estoy muy segura de que de verdad haya creído que mi teléfono no sonó.A pesar de eso Leo se había portado super bien conmigo y me había llevado a su casa para ayudarme y ahora pasaba esto gracias a Celeste.Siempre trato de evitar a esta mujer insufrible.No sé por qué le gusta hacer este tipo de cosas contra nosotros pero esto ha sido la gota que derramó el vaso.Si Leo me echa de Black Cat Celeste lo pagará muy caro.Estoy harta de ella.—Obviamente la torpe de Melissa tiró las cosas a propósito para que a nuestro cliente le cayera todo encima —espetó Celeste interpretando su papel de víbora.¡Era tan ruín!Demasiado mala para ese pequeño cuerpo.Yo miré al cliente que me había ayudado a levantarme y noté que efectivamente
Después de lo que pasó con Celeste todos comenzaron a llegar hasta donde yo estaba para saber si estaba bien.Gine incluida a pesar de siempre mirar al resto del mundo como si no le importara nadie.Sabía que detrás de su fachada de chica mala hay una niña muy dulce.La tarde pasó con rapidez en la cafetería y se siente un ambiente ligero a partir de que Celeste se fue.Todos lo hemos notados así que hacemos nuestro trabajo lo mejor que podemos.De vez en cuando siento la mirada penetrante de Leo encima de mí erizándome la piel.No tengo ni la menor idea de cómo lo logra pero lo hace.Me muerdo el labio inferior entrecerrándolo con mis dientes ligeramente ansiosa por los sentimientos que despierta en mi pero que me enfoco por ignorar.No puedo ni siquiera imaginar que Leo me guste un poco porque es absurdo.Él no es nadie.Apenas tiene Black Cat.Además por lo que sé, cuando no está aquí está haciendo carpintería.Lo supe porque una vez escuché a Delia decirlo, que le había hecho una
— ¿No puede haber nadie más que me entrene, como Celeste? —se quejó Sienna y por primera vez en mi vida estoy de acuerdo con esa niña mimada.Cuando Leo me dijo que lo ayudara a entrenar a la nueva jamás pensé que se tratara de Sienna.Esa chica me odia desde el primer día que me conoció y lo peor es que no entiendo el porqué.Pienso que es como una encarnación del mal.Es dulce y cariñosa con su tío pero en cuanto este se va ella es otra.Me saca de quicio además de que se llevaba bien con Celeste.En su defensa Celeste engaña a las personas para usarlas y cuando estas no hacen lo que ella quiere finalmente saca sus uñas.Lo único bueno es que ya no la veré más.Lo malo es que está Sienna en su lugar, no salgo de una para entrar en otra.—Celeste ya no trabaja aquí Sienna, no sé porqué no quieres que Melissa te ayude pero lo hará —afirmó él separándose de nosotras—. Ve a ponerte los patines.Sienna asintió no muy conforme pero fue a buscarlos mientras que él me lanzaba una mirada que
—Oh, veo mucha tensión sexual ahí —dijo Greg susurrándome al oído y yo me aparté de él entornando los ojos.Le encanta molestarme.A veces creo que vive para eso.—Niño, no sé de qué me estás hablando.Miento evidentemente ayudando a limpiar la mesa que recientemente han desocupado.—Mujer, sí que lo sabes.Puede verse a kilómetros como él se muere por ti y tu por él.La afirmación de Greg lejos de desagradarme hace que mi vientre se apriete y el cosquilleo ya conocido volviera.Algunas personas podrían llamarlo el aleteo de mariposas.Yo traté de confundirlo con náuseas aunque fueran tan distantes como la luna del sol.—Cierra la boca.Estás alucinando —le dije chasqueando mi lengua para después entrecerrar los ojos y girarme a tomar un nuevo pedido.—Sabes que yo tengo la razón —susurró pasando por mi lado Greg.Bufé por lo bajo y seguí en mi trabajo.Una que otra vez ayudé a Sienna en cosas que no sabía pero terminaba ignorándome y haciéndolas por su cuenta cosa que me irritaba de
Después de salir del trabajo me fui de inmediato a casa para alistarme para esta noche pero al entrar en la casa me di cuenta del desorde esta.La molestia palpitó en mi cabeza pero dejé escapar un suspiro y coloqué mi bolso sobre el mueble y comencé a arreglar todo.En cuanto terminé me fui a mi habitación.Afortunadamente mi tía aún no llega.Saqué un vestido de imitación que casi parecía real —el mismo que mi tía que me había dado especialmente para esta noche— y lo admiré en silencio.Es precioso aunque algo atrevido para mi gusto.De todas maneras tenía que usarlo.Lo dejé sobre la cama y me fui hasta mi baño donde me desnudé mirándome al espejo recorriendo con mi mirada cada detalle.El gimnasio me ha servido para tonificar mi abdomen y mis piernas haciéndome lucir mucho más sexy pero de alguna manera no me hace sentir muy bien que mi futuro esposo sólo esté interesado en mi cuerpo.A los hombres ricos les gustan las mujeres tontas y yo no soy eso pero trato de fingirlo frente a
—Buenas noches a todos —murmuré antes de que Greg abriera una silla para mi y me sentara en esta bajo la mirada fulminante de Sienna.Ella siempre me ha odiado pero puedo sentir la evidente tensión esta vez y también sé porqué.Es evidente que Greg le gusta.Pero debería saber que su problema no es conmigo sino con Gine.A pesar de que los dos estén siempre molestando al otro, siempre he creído que están enamorados.A pesar de que sus personalidades son contrarias.Gine, seria, malhumorada, de pocos amigos a quien no le gusta salir demasiado.Greg es todo lo contrario, burlón, divertido, coqueto por naturaleza, ama las fiestas y a las chicas, y las chicas obviamente lo aman a él.Es todo un badboy.Creo que lo único que tienen en común es que a ambos les gusta vestir de negro.Ellos en ocasiones se miran de una manera tan intensa que incluso puedo sentirlo yo misma.Supongo que los opuestos se atraen.Poso mis ojos en la sobrina de mi jefe que si sus ojos tuvieran el poder de convertir
Una de sus manos se dirigió a mi cintura mientras que la otra me sostenía la mano con sutileza. Mi cuerpo entero se sacudió ante la sensación de estar cerca de él. Mis fosas nasales inhalaron su aroma a perfume masculino. El mismo perfume que hace más de un año logra que mis piernas tiemblen sin remedio. Llevo mi otra mano hasta su hombro fuerte y los dos comenzamos a bailar a son de la música. Estamos tan endiabladamente cerca que mi cabeza comienza a imaginar un montón de locuras entorno a nosotros dos. Mis pezones se sienten aún más duros contra mi vestido —agradezco a Dios que nadie puede verlos a través de la tela— y vergonzosamente siento como la humedad crece entre mis piernas. No puedo explicar lo que siento hacia Leo y lo peor es que crece con cada segundo que pasamos juntos. Debería correr. Huir de él es la mejor opción pero no tengo valor para ello. Si lo hiciera de alguna manera sentiría un vacío dentro de mí. Lo sé porque es algo que ya he sentido antes. Sólo deb
Solté una carcajada fuerte al ver a Greg tambalearse mientras bailábamos.Hemos perdido la cuenta de cuántas cervezas nos hemos bebido.Los ojos del badboy se posan en mí fulminándome y yo sólo pude volver a reírme de él.—Estás más borracha que yo —afirma con voz seria pero puedo ver la diversión brillando en su iris.—Claro que no.Yo gané y mañana tendrás que cumplir mi reto.Greg se acerca a mí casi robándome mi espacio personal pero yo no di ni un paso atrás.Confío en él.Además de que sé que aunque no lo diga está enamorado de Gine quien no deja de enviarle miradas asesinas.— ¿Te vas conmigo, nena? —gruñó en mi oído con ojos divertidos pero antes de que yo pudiera contestarle de la misma manera Greg fue apartado de mi cuerpo y rápidamente alcé mi cabeza para ver de quién se trataba.Quién era la persona que nos había alejado.Sorprendentemente me di cuenta que había sido Leo quien ahora tenía cara de pocos amigos y la mandíbula firmemente apretada.—Apenas y puedes caminar Gre