Años después. Otniel se encontraba en la pequeña oficina de la editorial, con el corazón latiendo a mil por hora, a su lado estaba su madre, como siempre apoyando cada meta. Había esperado este momento durante años, y finalmente estaba a punto de ver su sueño hecho realidad. El manuscrito de su libro, que narraba la historia de su vida y su amor por Noemí, estaba a punto de convertirse en una obra física. La editora, una mujer de mediana edad con lentes y una sonrisa cálida, le entregó el contrato para la publicación. Otniel lo firmó con manos temblorosas, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Después de los trámites necesarios, la editora le aseguró que el libro estaría listo en unas semanas. —¡Qué emoción! —exclamó Evelin—. ¡Tengo un hijo escritor! —Gracias mamá —Otniel la abrazo. Pasaron los días y, finalmente, llegó el gran momento. Otniel recibió una llamada de la editorial informándole que los primeros ejemplares de su libro estaban listos para ser recogidos. Si
—¡Estás preciosa! —exclamo Fanny que terminaba de maquillar a la futura esposa.—Anaís —Evelin llamo la atención de su amiga.—Sí, dime —respondió la novia sin percatarse de la expresión de la mujer.—¿Estás segura de casarte con Rafael?Anaís suspiró y esta vez se giró para mirarla, no era la primera vez que Evelin, le preguntaba lo mismo.—¿No están felices por mi boda? —cuestiono con tristeza —cuando ustedes se casaron, yo las apoye y jamás le pregunté algo así.—Anaís, te amamos. No queremos que seas infeliz, al contrario, te deseamos que tengas toda la felicidad, porque te lo mereces —dijo Fanny.—Exacto, mira, no tengo nada en contra de tu futuro esposo, conozco a Rafael desde que era niño, no es mal hombre, pero es hijo de mami y papi, ¿entiendes eso?—No, no lo entiendo Evelin, su familia no es millonaria, pero si pueden darse sus lujos, ¿a qué te refieres cuando dices eso? Rafael trabaja bastante, siempre está ayudando a sus padres.—Veo que no lo entiendes —Evelin se sintió
Después de la boda, los nuevos esposos fueron a un hotel cinco estrellas de la ciudad de Valencia (Venezuela). —¿Cómo te sientes? —pregunto Rafael.—Estoy bien y feliz porque ahora soy tu esposa —respondió Anaís, aunque la verdad estaba triste porque no tendría su luna de miel.—Te lo compensaré en el futuro —dijo él imaginando lo que había en la mente de su esposa.—No pasa nada, es un simple viaje —Anaís, se encogió de hombros, como si no le importará.—No es un simple viaje Anaís, es nuestra luna de miel, perdón por fallarte empezando nuestro matrimonio, pero es que los negocios de mis padres no han ido bien, no obtuve muchas ganancias, buscaré otro trabajo para darte la vida de reina que te mereces.Anaís se sintió conmovida por esas palabras, sonrió y lo abrazo.Esa semana ella aprovechó para acomodar todo lo que tenía que ver con su nueva casa, el día domingo, decidió ir a visitar a una de sus amigas.—¿Anaís? —Fanny se sorprendió al verla —¿Qué rayos haces aquí? —Hola querida
—¿Te pasa algo? —pregunto Alexis, el esposo de Fanny, se acercó a ella y tomo su barbilla con dulzura —¿por qué esa carita?—Estoy preocupada por Anaís.—¿Por qué? ¿Se ha enfermado?—Aún no sabe lo que tiene, mañana irá al médico.—¿Pero qué tiene?—Ha estado presentando muchos dolores de cabeza, se siente con mucha debilidad.—¿Estrés?—Ella no está trabajando, creo que no hay nada que le está dando estrés.—Tal vez en su casa, amor.Fanny miro a su esposo con desconfianza.—¿Sabes algo que yo no?—Claro que no, solo estoy diciendo una suposición.—¿Hablaste con Rafael?—No, antes de la boda no he hablado nada con él. Pero quizás Anaís esté teniendo problemas.—Pero si están recién casados, solo llevan 3 meses.—Eso no tiene nada que ver, te puedes casar hoy y mañana y tener miles de problemas. Ayer que la vi, note que tenía una expresión de tristeza.—Tienes razón, no lo había pensado. Pero creo que su tristeza es porque no tuvo su luna de miel.—Fanny, no me cabe en la cabeza que R
—Amiga, ¿cómo puedes decir eso?—No quiero un hijo Evelin, ¿no lo entiendes?—Entonces, ¿no estás feliz?—No, no lo estoy y no lo quiero.Evelin palideció ante tales palabras.—¡Estás bromeando! Tú no eres Anaís.—Tengo solo tres meses de casada, ¿crees que estamos preparados para esto?—Nadie está preparado cuando viene un hijo Anaís, ¿sabes lo que yo daría para tener ese privilegio de ser madre sin tanto protocolo?—Pero yo no lo quiero, no estoy preparada y siento que todo esto es muy rápido, por esa misma razón me inyecte esa maldita anticonceptiva para evitar esto.—¿Qué piensas hacer? ¿Lo vas a abortar?Anaís la miro fijamente pero sin pronunciar alguna palabra. A Evelin la recorrió un escalofrío por su cuerpo, ya que su silencio le decía un sí.—Si haces eso, serás una asesina, le estás quitando la vida a un ser humano que está creciendo en tu vientre, te desconozco Anaís —dicho esto, Evelin salió de la casa de su amiga.Anaís se abrazó a sí misma, y las lágrimas hicieron prese
Los días fueron pasando, a la vez que Anaís se esforzaba por aceptar su embarazo, pero en cierto modo era algo que aún le estaba costando. Por su parte, Evelin se había abstenido de contarles la buena noticia a sus amigas, no quería sentir mal a su amiga, pues sabía que la emoción no la podría ocultar.No obstante, no podía esconder por tanto tiempo algo tan importante como la llegada de un hijo. Así que decidió esperar unas semanas más, para buscar el momento adecuado.—¿Cómo va tu embarazo? —Va bien, los síntomas que siempre se presentan en esta etapa, pero no los tengo tanto como a otras mujeres.—¡Genial! —Evelin se alegró.—¿Cómo está tu esposo? —No lo sé, Anaís, él ha estado muy raro, creo que el amor se apagó.—¿Tan grave? —Ya casi no está en la casa, dice que tiene mucho trabajo y ¿sabes qué? El amor no existe Anaís, si fuera así, ¿por qué pasan estas cosas?—Quizás sea un mal momento Evelin,—Siempre he creído que el amor no existe, cuando lo conocí, cambie de parecer, per
Anaís lloraba desconsolada, y sus amigas ya no sabían que más decirle.—Creo que esa doctora se equivocó —dijo Evelin.—No, Evelin, ella no se ha equivocado, yo misma vi y no escuché nada, mi bebé no existe, nunca existió —hablo entre lágrimas.—Cálmate, esto no te hace bien —Fanny tomo sus manos y las acaricio —aquí estamos y te apoyaremos, no estás sola, tu esposo tiene que saber lo que pasa y juntos van a salir adelante.—No me siento preparada para decirlo.—Anaís, no seas terca, él es el padre de ese bebé.—No hay bebé Fanny.Evelin y Fanny se miraron, no tenían más palabras.En horas de la tarde, ellas llevaron a Anaís a su casa, quien pensó que su esposo estaría trabajando, pero el hombre llegó temprano.—Cariño, ¿cómo te fue en el médico? ¿Cómo está nuestro bebé?Anaís quedó de piedra y las lágrimas se intensificaron más. Rafael no entendía lo que le pasaba.—¿Qué pasa?—No hay bebé —dijo entre sollozos.Rafael no respondió nada, solo se limitó a abrazarla. Ella se sintió peor
¿Existen palabras que puedan consolar a una madre ante la perdida de un hijo?Para Anaís no las había, su corazón dolía y todo lo que le decían no la consolaban, y es que cuando muere un hijo la labor que tenemos como padres queda inconclusa, y las esperanzas se vienen abajo, porque la muerte es como un inmenso muro de piedra que se interpone.Todo esto da a luz a un terrible vacío en el corazón de aquellos padres que sufren una perdida de un hijo, es un sufrimiento muy difícil de sobrellevar, pues es un dolor tan intenso y persistente. Después que Anaís regreso del hospital, se sintió aturdida y desorientada, tenía muchas cosas que hacer, pero no sabía por dónde empezar. Su nana se mudó a su casa para poder ayudarla en los quehaceres a la vez de hacerle compañía.Aunque en estos momentos, se necesita tiempo para llorar el dolor a solas y poner en orden los pensamientos, se necesita de la ayuda de los amigos para evitar aislarse. Y eso es lo que Fanny e Evelin se han encargado, sus v