Los días fueron pasando, a la vez que Anaís se esforzaba por aceptar su embarazo, pero en cierto modo era algo que aún le estaba costando. Por su parte, Evelin se había abstenido de contarles la buena noticia a sus amigas, no quería sentir mal a su amiga, pues sabía que la emoción no la podría ocultar.
No obstante, no podía esconder por tanto tiempo algo tan importante como la llegada de un hijo. Así que decidió esperar unas semanas más, para buscar el momento adecuado.—¿Cómo va tu embarazo? —Va bien, los síntomas que siempre se presentan en esta etapa, pero no los tengo tanto como a otras mujeres.—¡Genial! —Evelin se alegró.—¿Cómo está tu esposo? —No lo sé, Anaís, él ha estado muy raro, creo que el amor se apagó.—¿Tan grave? —Ya casi no está en la casa, dice que tiene mucho trabajo y ¿sabes qué? El amor no existe Anaís, si fuera así, ¿por qué pasan estas cosas?—Quizás sea un mal momento Evelin,—Siempre he creído que el amor no existe, cuando lo conocí, cambie de parecer, pero ver lo que está pasando en mi matrimonio me reafirma mi pensamiento, —Evelin en el amor hay altas y bajas, mejor habla con él.—Ya suenas como mi abuela, pero nada me hará cambiar de opinión, mi mamá nos abandonó a mí y a mis hermanos.—¿Crees que Carlos te puede abandonar?Evelin no respondió por unos minutos.—Estoy embarazada —confesoAnaís quedó en shock, pero luego reacciono efusivamente.—¡Felicidades! —ella se acercó y le dio un abrazo sin pensar tanto —serás una excelente madre. La vida te sonríe amiga. —Gracias.—¿Tienes miedo de que Carlos haga lo mismo que tu mamá?—No lo puedo evitar.—Amiga, deja esos pensamientos, mejor habla con él, ¿cómo tomo la noticia del embarazo?—Aún no lo sabe, quiero darle una sorpresa.—Entiendo —Anaís agacho la mirada.—No te sientas mal si no se la preparaste a tu esposo Anaís.—Claro, ¿Fanny lo sabe?—No, eres la primera en enterarte. ¿Quieres ir conmigo? —Por supuesto, vamos.Al llegar a casa de Fanny, ella se alegró de verlas, pero más al saber la gran noticia.—¡Felicidades! Seré la tía de esas criaturas que ustedes llevan ahí.—¿Tía? No eres la única, nosotras también queremos ser tía, así que dinos cuándo nos darás sobrinos.—Ja, ja, ja, no se preocupen que los tendrán, pero no aún —respondió Fanny con una carcajada.----------------Ezra después que salía de clases, pasaba la tarde en casa de Anaís, le encantaba ver la variedad de flores que había en su jardín.—Vecina, ¿A usted le gustan los gatos?—Sí, Ezra.—¿Mi gata es bonita?—Sí, tienes una bella gata.—Mi mamá dice que es un siamés, pero todavía no logro entender que es eso.—Ja, ja, ja, eso quiere decir que es la raza.—Menos entiendo.—Por eso tienes que estudiar —Anaís le alboroto el cabello.—Así lo haré vecina, ¿Quiere ver a mi gata?Anaís asintió y el niño salió corriendo a buscar el animal.----------------—Anaís, ¿Qué tal tu doctora? —La verdad es que no me siento cómoda con ella.—¿Por qué no cambias? —pregunto Evelin.—Porque es la que me ha llevado el control desde el primer momento.—Eso no tiene nada que ver, mi doctora es genial, me encanta como ella me atiende e incluso me ha explicado todo este proceso. Si gustas te doy el número para que agendes una cita con ella.—Está bien.Anaís siguió el consejo de su amiga, ya que había aceptado su embarazo, por lo tanto, quería la mejor atención, aparto la cita y estuvo puntual como siempre ese día.—Buen día, señora Tatis —Una doctora de hermosa apariencia la saludo con cariño.Ella se sorprendió de que la llamara por su apellido y no el de su esposo.—Es López —corrigió Anaís.—¿Qué? —la doctora pregunto aún con la sonrisa—Quiero decir que Tatis es mi apellido de soltera, ahora soy de López. —¡Ah! Lo sé, pero si se fija, en la cédula primero va el Tatis y luego el López, pero está bien, le diré cómo a usted le guste.Anaís solo sonrió, no sabía qué responder.—Gracias doctora —Comencemos, cuénteme cuánto tiempo tiene y qué exámenes me ha traído.Anaís le empezó a contar todo a la doctora, le mostró los exámenes que tenía, los cuales indicaba que todo marchaba bien.—Te haré un eco, colócate, está bata y te acuestas ahí.Anaís hizo lo que se le indicó, la doctora empezó con el examen, pero su ceño se frunció al percatarse que algo no estaba bien.—¿Doctora, todo está bien?—La vesícula vitelina no está presente.—¿Qué quiere decir con eso? —Anaís entro en pánico.—Voy a colocar, para ver si podemos escuchar los latidos del corazón.—No escucho nada.—No hay latidos cardíacos.Las lágrimas se deslizaron por las mejillas de Anaís y un miedo se apoderó de ella.—Te haré una ecografía vaginal, para descartar mis sospechas.Después de terminar el examen, Anaís pregunto ansiosa.—¿Qué pasa con mi bebé? —Señora López, el saco gestacional está vacío, el embrión no se formó, me temo que es un embarazo anembrionario.—¿Qué? —Anaís sintió como su mundo se partía bajo sus pies —¿Por qué? —Es un embarazo que se produce cuando el óvulo es fecundado, se implanta en la cavidad uterina, pero hay un desarrollo anormal, dónde solo crece el saco gestacional, sin embrión, en otras palabras un embarazo sin bebé —explico la doctora.Sin embargo, Anaís estaba perdida en sus pensamientos, su corazón dolía y ahora se sentía más culpable.—Tiene que ser un error —susurro.—Lamento decir que no lo hay, ya estás en las nueve semanas,—No, no.—Lo siento.Anaís empezó a llorar en silencio, la doctora la miro con una expresión entristecida.—¿Qué se hace en estos casos? —Cuando es un embarazo de huevo huero, como se le conoce, a las 12 semanas se produce el aborto espontáneo, si aun tu cuerpo no lo hace, hay que hacerte un legrado uterino.Anaís lloraba desconsolada, y sus amigas ya no sabían que más decirle.—Creo que esa doctora se equivocó —dijo Evelin.—No, Evelin, ella no se ha equivocado, yo misma vi y no escuché nada, mi bebé no existe, nunca existió —hablo entre lágrimas.—Cálmate, esto no te hace bien —Fanny tomo sus manos y las acaricio —aquí estamos y te apoyaremos, no estás sola, tu esposo tiene que saber lo que pasa y juntos van a salir adelante.—No me siento preparada para decirlo.—Anaís, no seas terca, él es el padre de ese bebé.—No hay bebé Fanny.Evelin y Fanny se miraron, no tenían más palabras.En horas de la tarde, ellas llevaron a Anaís a su casa, quien pensó que su esposo estaría trabajando, pero el hombre llegó temprano.—Cariño, ¿cómo te fue en el médico? ¿Cómo está nuestro bebé?Anaís quedó de piedra y las lágrimas se intensificaron más. Rafael no entendía lo que le pasaba.—¿Qué pasa?—No hay bebé —dijo entre sollozos.Rafael no respondió nada, solo se limitó a abrazarla. Ella se sintió peor
¿Existen palabras que puedan consolar a una madre ante la perdida de un hijo?Para Anaís no las había, su corazón dolía y todo lo que le decían no la consolaban, y es que cuando muere un hijo la labor que tenemos como padres queda inconclusa, y las esperanzas se vienen abajo, porque la muerte es como un inmenso muro de piedra que se interpone.Todo esto da a luz a un terrible vacío en el corazón de aquellos padres que sufren una perdida de un hijo, es un sufrimiento muy difícil de sobrellevar, pues es un dolor tan intenso y persistente. Después que Anaís regreso del hospital, se sintió aturdida y desorientada, tenía muchas cosas que hacer, pero no sabía por dónde empezar. Su nana se mudó a su casa para poder ayudarla en los quehaceres a la vez de hacerle compañía.Aunque en estos momentos, se necesita tiempo para llorar el dolor a solas y poner en orden los pensamientos, se necesita de la ayuda de los amigos para evitar aislarse. Y eso es lo que Fanny e Evelin se han encargado, sus v
El tiempo fue corriendo, Anaís se esforzaba por mantener su mente ocupada, pero aun así tenía esos días de soledad dónde dejaba fluir las lágrimas y el dolor que su corazón albergaba. Siempre se preguntaba ¿Por qué? Pero nunca encontraba una respuesta que le aliviará esa sensación tan espantosa que sentía.Fanny por su parte, en las mañanas daba las clases a sus niños de tercer grado, por la tarde se ocupaba de otras cosas, a la vez que su esposo Alexis empezaba a trabajar en el hospital, tenía turnos dobles porque el mismo tenía que atender su propia clínica. Sus horarios cada vez estaban más apretados, logrando que ambos entrarán en una monotonía.Evelin siguió con su embarazo, todo marcho bien y no presento nada que estuviera fuera de lo normal. El día del parto llegó, y una preciosa niña de cabellos castaños y ojos ámbar nació. Una gran sonrisa estaba marcada en el rostro de Evelin, que aún no podía creer que tenía en sus brazos a un ser tan pequeño y hermoso.—¡Qué preciosa! —exc
La música resonaba en una lujosa casa, las paredes parecían que temblaban debido al alto volumen de la misma. Mientras que la dueña cantaba a todo pulmón un vallenato.—Evelin, deja eso —Fanny le quitó la copa de las manos —suficiente, mucho licor.—Esto duele, ¿no lo entienden? Anaís y Fanny se miraron, claro que la entendían, pero tampoco querían que su amiga se hundiera.—Rebeca te necesita.—Lo sé —Evelin se encogió de hombros —pero no puedo con este dolor que tengo aquí. No saben lo que duele, lo ame, pero él destruyó esto. ¿Se puede reparar un corazón así?—Carlos es un desgraciado, no merece ni que llores por él —dijo Fanny enojada.—No lloro por él, amiga, lloro por mí, por este dolor que tengo, Carlos, ya no me importa porque fue quien me mato —Evelin señalo hacia el piso donde estaba la habitación —Es tan perro que trajo a su amante a mi casa, en mi cama ¿no la pudo llevar a un hotel? Tuvo que cogerla ahí, ensuciando lo que quedaba de nosotros.—El divorcio ¿es definitivo?
*2 años después* —Mira, ¡qué preciosa está Rebeca! —Fanny sonreía de oreja a oreja mientras veían una foto de su amiga y su hija.—Sí, es preciosa, ya casi cumple los tres años, el tiempo se ha ido volando.—Pues sí, ella está creciendo y nosotras envejecemos, Anaís, ¿has notado el brillo que tiene Evelin? —Ja, ja, ja, desde kilómetros se le nota, ¿tendrá algún galán?—Creo que sí.—También pienso igual, Evelin merece a alguien que le baje la luna.—Y más como es ella, diciendo que no cree en el amor, ya hasta sueño con su frase ja, ja, ja.—Por dos, amiga, ja, ja, ja, pero es lógico que ella piense así, su familia no es muy amorosa.—Solo espero que se encuentre con un hombre que la ame de verdad.—Nos vemos mañana Fanny, aún me siento mal y quiero llegar a la casa a dormir.—¿No se te alivio el malestar?—Un poco, pero quiero dormir.—Dale está bien, te llevo a tu casa.—No, no tranquila, tomaré el transporte público.—Anaís, deja que te lleve y más si te sientes mal.—Estaré bien
Fanny estaba en su casa, revisaba algunos exámenes de sus estudiantes de sexto grado de primaria.—Hola cariño —Alexis llegó y le dio un beso.—Hola amor —Fanny se alegró, tenía tiempo que no veía a su esposo temprano en casa —¿No tienes más turno hoy?—Los suspendí, Héctor se hará cargo de algunos.—¿Y eso? ¿Paso algo? —Ella presentía que algo no le gustaría.—Me iré de viaje por unos días —revelo él.—¿Qué? —Fanny pareció que le daba un ataque al corazón —¿Viajar? ¿Cómo así? ¿Para dónde?—Es por trabajo, iré a un pequeño pueblo, necesitan de un médico internista para atender a algunos adultos mayores.—¿Tenías que ser tú? —pregunto Fanny molesta.—Cariño, ya sabes cómo es esto.—Sí, pero no eres el único médico internista, hay otros.—Cariño —Alexis quiso abrazarla, pero ella se alejó —Fanny sabes cómo amo mi trabajo, no puedo quedarme de brazos cruzados cuando sé que hay alguna parte donde me necesitan.—¿Y yo?—Eres mi vida Fanny.—¿Crees que estamos bien? Entonces vete.—Fanny, p
—Hermano, no le pongas cuidado a tu hermosa esposa, mira que las mujeres hablan hasta por los codos —dijo Héctor moviendo su vaso de WhiskyAlexis suspiró.—No sé qué hacer, la amo y no la quiero perder.—¿Quién está diciendo que la vas a perder? Ya estás amarrado con ella —¡Héctor! —Alexis se molestó por su comentario —No estoy amarrado, me casé por qué la amo y es mi vida, no quiero escucharte algo así cuando se trata de ella.—Disculpa —Héctor levantó las manos —paz hermano, no vamos a pelear por una mujer.—¡Te quieres callar! No me estás ayudando con este dilema que tengo.—Pienso que no le debes prestarle mucha atención, eso es un berrinche que ella está haciendo para que te quedes y no vayas a ese viaje.—Pero Fanny, tiene razón, la he descuidado demasiado todos estos últimos años, atendiendo a mis pacientes.—Ella ya sabe lo que es ser médico, viene de una prestigiosa familia de médicos. Y entre más famoso eres, la responsabilidad es más grande.—¿Por qué no vas en mi lugar?
Anaís estaba en la empresa atendiendo algunos documentos que tenían que estar listos al final del día, habían tenido algunas ventas de unos inmuebles.¡Toc! ¡toc! ¡toc!—Adelante.—Hola amiga —Fanny entro con una expresión de tristeza en su rostro.—¡Fanny! ¿Todo bien? ¿Qué pasa?—Sí, todo está bien Anaís, solo que Alexis se fue hoy.—¿Siempre se fue?—Había decidido no hacerlo, pero, amiga, no podía quedarme quieta con mi conciencia que por mi culpa, él no atendería a esas personas, no puedo ser egoísta.—Fanny, es comprensible, se supone que tienen que estar juntos y no estar separados así.—Lo sé, pero me casé con un médico.—Un médico que te ama con locura.—Claro, ¿Estás libre? —No, todavía, ¿Por qué?—Para que vayamos al cine.—Gracias Fanny, pero aun así no podré ir.—Anaís, no seas aguafiestas, tienes mucho tiempo sin salir.—Lo sé, pero tengo que preparar la cena, Rafael llegará y...—¿No puede hacerlo él?—Llega muy cansado, Fanny, así que será muy tarde para ir al cine,