El tiempo fue corriendo, Anaís se esforzaba por mantener su mente ocupada, pero aun así tenía esos días de soledad dónde dejaba fluir las lágrimas y el dolor que su corazón albergaba. Siempre se preguntaba ¿Por qué? Pero nunca encontraba una respuesta que le aliviará esa sensación tan espantosa que sentía.Fanny por su parte, en las mañanas daba las clases a sus niños de tercer grado, por la tarde se ocupaba de otras cosas, a la vez que su esposo Alexis empezaba a trabajar en el hospital, tenía turnos dobles porque el mismo tenía que atender su propia clínica. Sus horarios cada vez estaban más apretados, logrando que ambos entrarán en una monotonía.Evelin siguió con su embarazo, todo marcho bien y no presento nada que estuviera fuera de lo normal. El día del parto llegó, y una preciosa niña de cabellos castaños y ojos ámbar nació. Una gran sonrisa estaba marcada en el rostro de Evelin, que aún no podía creer que tenía en sus brazos a un ser tan pequeño y hermoso.—¡Qué preciosa! —exc
La música resonaba en una lujosa casa, las paredes parecían que temblaban debido al alto volumen de la misma. Mientras que la dueña cantaba a todo pulmón un vallenato.—Evelin, deja eso —Fanny le quitó la copa de las manos —suficiente, mucho licor.—Esto duele, ¿no lo entienden? Anaís y Fanny se miraron, claro que la entendían, pero tampoco querían que su amiga se hundiera.—Rebeca te necesita.—Lo sé —Evelin se encogió de hombros —pero no puedo con este dolor que tengo aquí. No saben lo que duele, lo ame, pero él destruyó esto. ¿Se puede reparar un corazón así?—Carlos es un desgraciado, no merece ni que llores por él —dijo Fanny enojada.—No lloro por él, amiga, lloro por mí, por este dolor que tengo, Carlos, ya no me importa porque fue quien me mato —Evelin señalo hacia el piso donde estaba la habitación —Es tan perro que trajo a su amante a mi casa, en mi cama ¿no la pudo llevar a un hotel? Tuvo que cogerla ahí, ensuciando lo que quedaba de nosotros.—El divorcio ¿es definitivo?
*2 años después* —Mira, ¡qué preciosa está Rebeca! —Fanny sonreía de oreja a oreja mientras veían una foto de su amiga y su hija.—Sí, es preciosa, ya casi cumple los tres años, el tiempo se ha ido volando.—Pues sí, ella está creciendo y nosotras envejecemos, Anaís, ¿has notado el brillo que tiene Evelin? —Ja, ja, ja, desde kilómetros se le nota, ¿tendrá algún galán?—Creo que sí.—También pienso igual, Evelin merece a alguien que le baje la luna.—Y más como es ella, diciendo que no cree en el amor, ya hasta sueño con su frase ja, ja, ja.—Por dos, amiga, ja, ja, ja, pero es lógico que ella piense así, su familia no es muy amorosa.—Solo espero que se encuentre con un hombre que la ame de verdad.—Nos vemos mañana Fanny, aún me siento mal y quiero llegar a la casa a dormir.—¿No se te alivio el malestar?—Un poco, pero quiero dormir.—Dale está bien, te llevo a tu casa.—No, no tranquila, tomaré el transporte público.—Anaís, deja que te lleve y más si te sientes mal.—Estaré bien
Fanny estaba en su casa, revisaba algunos exámenes de sus estudiantes de sexto grado de primaria.—Hola cariño —Alexis llegó y le dio un beso.—Hola amor —Fanny se alegró, tenía tiempo que no veía a su esposo temprano en casa —¿No tienes más turno hoy?—Los suspendí, Héctor se hará cargo de algunos.—¿Y eso? ¿Paso algo? —Ella presentía que algo no le gustaría.—Me iré de viaje por unos días —revelo él.—¿Qué? —Fanny pareció que le daba un ataque al corazón —¿Viajar? ¿Cómo así? ¿Para dónde?—Es por trabajo, iré a un pequeño pueblo, necesitan de un médico internista para atender a algunos adultos mayores.—¿Tenías que ser tú? —pregunto Fanny molesta.—Cariño, ya sabes cómo es esto.—Sí, pero no eres el único médico internista, hay otros.—Cariño —Alexis quiso abrazarla, pero ella se alejó —Fanny sabes cómo amo mi trabajo, no puedo quedarme de brazos cruzados cuando sé que hay alguna parte donde me necesitan.—¿Y yo?—Eres mi vida Fanny.—¿Crees que estamos bien? Entonces vete.—Fanny, p
—Hermano, no le pongas cuidado a tu hermosa esposa, mira que las mujeres hablan hasta por los codos —dijo Héctor moviendo su vaso de WhiskyAlexis suspiró.—No sé qué hacer, la amo y no la quiero perder.—¿Quién está diciendo que la vas a perder? Ya estás amarrado con ella —¡Héctor! —Alexis se molestó por su comentario —No estoy amarrado, me casé por qué la amo y es mi vida, no quiero escucharte algo así cuando se trata de ella.—Disculpa —Héctor levantó las manos —paz hermano, no vamos a pelear por una mujer.—¡Te quieres callar! No me estás ayudando con este dilema que tengo.—Pienso que no le debes prestarle mucha atención, eso es un berrinche que ella está haciendo para que te quedes y no vayas a ese viaje.—Pero Fanny, tiene razón, la he descuidado demasiado todos estos últimos años, atendiendo a mis pacientes.—Ella ya sabe lo que es ser médico, viene de una prestigiosa familia de médicos. Y entre más famoso eres, la responsabilidad es más grande.—¿Por qué no vas en mi lugar?
Anaís estaba en la empresa atendiendo algunos documentos que tenían que estar listos al final del día, habían tenido algunas ventas de unos inmuebles.¡Toc! ¡toc! ¡toc!—Adelante.—Hola amiga —Fanny entro con una expresión de tristeza en su rostro.—¡Fanny! ¿Todo bien? ¿Qué pasa?—Sí, todo está bien Anaís, solo que Alexis se fue hoy.—¿Siempre se fue?—Había decidido no hacerlo, pero, amiga, no podía quedarme quieta con mi conciencia que por mi culpa, él no atendería a esas personas, no puedo ser egoísta.—Fanny, es comprensible, se supone que tienen que estar juntos y no estar separados así.—Lo sé, pero me casé con un médico.—Un médico que te ama con locura.—Claro, ¿Estás libre? —No, todavía, ¿Por qué?—Para que vayamos al cine.—Gracias Fanny, pero aun así no podré ir.—Anaís, no seas aguafiestas, tienes mucho tiempo sin salir.—Lo sé, pero tengo que preparar la cena, Rafael llegará y...—¿No puede hacerlo él?—Llega muy cansado, Fanny, así que será muy tarde para ir al cine,
—¡Qué pena contigo, Gerald! —Evelin estaba avergonzada y su rostro estaba enrojecido, había llegado de un viaje repentino que no estaba en sus planes, al enterarse de la caída de su amiga.—No te preocupes, no pasa nada —Gerald se sentó frente al escritorio —Los accidentes laborales suelen pasar.—Pero es que Anaís es terca como una mula, ja, ja, ja —Evelin dio una carcajada—Ya lo noté —Gerald sonrió al recordar a esa niña que no salía de su cabeza.—¿Cómo le hiciste para llevarla al médico? Y para qué te ganarás todas esas palabras lindas con las que mi amiga te bendijo.—Ja, ja, ja, solamente fui caballeroso, solo que a ella le molestó, pero no podía dejarla ahí o no hacer nada, pero sé que fueron los nervios que provoque en ella, los culpables de su actuar.—Ja, ja, ja ¡Qué humildad tienes Gerald! No todas las mujeres caen bajo tus encantos, menos Anaís, está casada, así que bájate de esa nube —Evelin lo señalo —Te puedes fijar en cualquier valenciana, menos ella.—¡Auch! Eso doli
—¡Anaís! ¿Qué estás haciendo? —Evelin se molestó al ver a su amiga en la cocina.—¡Evelin! ¿Qué haces aquí?—Eso pregunto yo —Evelin se cruzó de brazos —Estas de reposo, necesitas recuperarte.—Estoy preparando el desayuno, ya me voy a la cama.—Pero como te encanta inventar, primero me llegas a la oficina con la excusa de que estabas cerca y ahora ¿cuál es?—Evelin, no empieces, a Rafael no le dio tiempo de preparar la comida, por lo tanto, tengo que hacerla, no me puedo quedar con hambre todo el día, ¿o sí? —En ese caso, ¿por qué no me llamaste? ¿O a Fanny? —Están ocupadas y no quería...—Nada, estoy muy, pero muy molesta, pero más con tu marido, ¿qué tiene en la mente? ¿Por qué no cocino? O mejor, ¿por qué no contrata a alguien?—Amiga, ya sabes que ni tenemos para eso, Rafael trabaja y estaba agotado, se levantó tarde.—No hay excusa, porque estoy segura de que cuando ibas al trabajo, tú —Evelin la señalo —preparabas la comida, así estuvieras cansada, ¿por qué él no?Anaís suspi