Días después, Jaqueline se encontró nuevamente en la oficina de Gerald, pero esta vez la atmósfera era diferente.Gerald la recibió con una expresión seria y más distante que la vez anterior, ver esto le indicaba a ella que algo no saldría del todo bien como lo había planificado.—Señor Garnier, gracias por recibirme de nuevo —dijo Jaqueline, tratando de mantener la compostura.Gerald asintió, sin ofrecerle la mano esta vez. Jaqueline miró como su mano quedo extendida y su ira florecer dentro de ella.—Señorita Petit, he revisado su propuesta y he hecho algunas investigaciones adicionales —comenzó Gerald, su tono frío y profesional—. Lamentablemente, no puedo aceptar su colaboración.Jaqueline sintió un nudo en el estómago, pero intentó mantener la calma. Sabía que no podía rendirse tan fácilmente, tenía que buscar la manera de lograr su objetivo.—Señor Garnier, entiendo sus reservas, pero le aseguro que esta colaboración es una oportunidad única. Nuestros productos tienen el potenci
Jaqueline fue a su estudio y se sentó en su escritorio, aún furiosa por el rechazo de Gerald. Marcó el número de su padre y esperó impacientemente a que contestara.—Papá, necesito hablar contigo —dijo en cuanto escuchó la voz de Jacques al otro lado de la línea.—¿Qué sucede, Jaqueline? —preguntó Jacques, notando la tensión en la voz de su hija.—Gerald Garnier rechazó nuestra propuesta. No puedo creer que haya sido tan arrogante y despectivo. Pero no me voy a quedar de brazos cruzados. Le haré pagar por esto, te lo prometo —dijo Jaqueline, su voz está llena de determinación.Jacques guardó silencio por un momento, considerando las palabras de su hija.—Jaqueline, debes ser cuidadosa. Gerald es un hombre poderoso y no será fácil derribarlo —advirtió, aunque sabía que su hija no se dejaría disuadir tan fácilmente.—Lo sé, papá. Pero no puedo permitir que nos trate así. Es una lástima que Gerald sea ya un hombre de mucha edad, porque de lo contrario buscaría la forma de conquistarlo y
Jaqueline se dirigió hacia su auto, sus pensamientos girando en torno a la revelación del embarazo de Rebeca. Mientras encendía el motor, su teléfono vibró con un mensaje de la agencia de viajes Étoile confirmando su disponibilidad para una reunión esa misma tarde con el dueño.—Perfecto —murmuró Jaqueline, ajustando el retrovisor y observando su propio reflejo con determinación—. Es hora de poner en marcha el plan, veamos que tan fieles son estos hombres. Sería una lástima que te dejen embarazada por otra, ja, ja, ja.El trayecto hacia la agencia de viajes de Kelvin fue breve, pero cada segundo parecía alargarse mientras Jaqueline repasaba mentalmente su estrategia. Al llegar, respiró hondo y salió del coche, su mente afilada como un cuchillo.—Hola, Bienvenida señorita González, ¿puedo ayudarle en algo? —preguntó Kelvin, levantándose de su escritorio con una sonrisa profesional.—Hola, Kelvin. Necesito hablar contigo, es muy importante para mí —respondió ella hablando como si fueran
Kelvin colgó la llamada, para después desechar el chip de su celular, previamente había tomado medidas antes de realizar llamar a Jaqueline, mientras hacía esto su mente a la vez recordaba la conversación que tuvo con Gerald la noche anterior.»»————> 𝑭𝒍𝒂𝒔𝒉𝒃𝒂𝒄𝒌 <————««—Papá, ¿qué es tan urgente que necesitabas verme de inmediato? —pregunta con preocupación en su rostro entrando en el estudio de Gerald.Aparte que eran altas horas de la noche cuando recibió la llamada de él.—Kelvin, siéntate. Hay algo que necesitas saber —responde Gerald y le pasa un sobre con documentos.Kelvin toma el sobre y comienza a leer los documentos. Su expresión cambia de preocupación a sorpresa.—¿Jacques tiene una hija? ¿Es el mismo Jacques que fue enemigo de nuestra familia?—Exactamente. Jacques siempre fue un problema, y parece que su hija ha heredado su sed de venganza, tengo la certeza que quiere “justicia”—¿Justicia? ¿No fue su padre quien causó su propia desgracia? No tiene nada que culpa
Meses después, cuando Rebeca está en su octavo mes de embarazo, en una tarde soleada y cálida, han organizaron un baby shower en el jardín de su casa para revelar el sexo de sus futuros bebés, aparte de revelar que tendrán gemelos. La decoración era encantadora, con globos rosados y azules.La familia comenzó a llegar, llenando el ambiente de risas y conversaciones animadas. Omar y Evelin, fueron de los primeros en llegar, acompañados por Otniel.Omar, con una sonrisa orgullosa, abrazó a su hija mientras Evelin no podía contener las lágrimas de felicidad.Anaís llegó con Gerald, y Noemí, luego Rafael, quién asistió con su esposa Sandra y sus cinco hijas, Valeria y Camila estaban más emocionadas, esperando saber el sexo de los bebés.La familia de Gerald, incluyendo a su padre Nathan y su esposa, también estaban presentes, así como Carmen, la madre de Anaís, quien llegó acompañada de su hijo, ya que por la edad avanzada no veía con claridad y siempre necesitaba de alguien.—¡Qué alegrí
Kelvin se levantó de la mesa y se dirigió hacia la ventana, observando cómo el sol comenzaba a ocultarse. El cielo se teñía de tonos anaranjados y rosados, creando un espectáculo de colores que contrastaba con la preocupación en su mente.—¿Crees que nos dejara en paz o solamente está escondida para que bajemos la guardia? —pregunto Kelvin sin apartar la vista del horizonte.—No lo sé hijo, solo nos toca estar atentos, pero si es una mujer inteligente estoy seguro de que se mantendrá a raya.—Esperemos no volver a tener noticias de esa gente.—¿cómo están mis nietos? —pregunto Gerald para cambiar el tema.—Están bien, son muy comelones y Gael queriendo jugar con ellos.—Agradece que tu esposa produce bastante alimento, de lo contrario te tocaría preparar muchos biberones.Kelvin soltó una risa y volvió a sentarse en el sofá.—Tu abuelo vendrá este fin de semana, se quedarán por unos meses.—En la casa hay suficiente espacio.—No te preocupes, les dije que se quedarán aquí, también hay
En la tranquila habitación de los gemelos, la luz suave de una lámpara de noche proyecta sombras tenues en las paredes. Kelvin, con una sonrisa serena, se sienta en una mecedora junto a las cunas de sus bebés. Los pequeños, con sus ojos grandes y curiosos, lo observan con atención, ya están en los siete meses.Kelvin con su guitarra acústica y comienza a tocar una melodía suave y reconfortante. Con voz baja y melodiosa, empieza a cantar en francés, una canción que ha compuesto especialmente para ellos:𝄞 Doucement, mes petits anges, fermez vos yeux,La nuit est douce, et je suis avec vous.Rêvez de jardins où les fleurs dansent,Sous la lune d'argent, dans une douce transe.Los gemelos, fascinados por la voz de su padre y la melodía, empiezan a relajarse. Kelvin continúa cantando, su voz llena de amor y ternura:𝄞 Les étoiles brillent, veillant sur vous,Dans vos rêves, vous êtes des rois et des reines.Laissez le sommeil vous emporter doucement,Dans un monde de paix, où tout est c
Años después. Otniel se encontraba en la pequeña oficina de la editorial, con el corazón latiendo a mil por hora, a su lado estaba su madre, como siempre apoyando cada meta. Había esperado este momento durante años, y finalmente estaba a punto de ver su sueño hecho realidad. El manuscrito de su libro, que narraba la historia de su vida y su amor por Noemí, estaba a punto de convertirse en una obra física. La editora, una mujer de mediana edad con lentes y una sonrisa cálida, le entregó el contrato para la publicación. Otniel lo firmó con manos temblorosas, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo. Después de los trámites necesarios, la editora le aseguró que el libro estaría listo en unas semanas. —¡Qué emoción! —exclamó Evelin—. ¡Tengo un hijo escritor! —Gracias mamá —Otniel la abrazo. Pasaron los días y, finalmente, llegó el gran momento. Otniel recibió una llamada de la editorial informándole que los primeros ejemplares de su libro estaban listos para ser recogidos. Si