holis mis precioso fanseses n.n/ les está gustando?? espero que si XD y si les gusta, por fis no se les olvide dejar sus comentarios y estrellitas en la reseña del libro <3 <3 yo los amo mil millones de mucho y me desvelo por ustedes jajaja <3 <3
Había un pitido molesto que no me dejaba dormir. Por más que intentaba ignorarlo, el pitido seguía ahí. -¿Despertará pronto? – Dijo una voz femenina. -Si. Máximo media hora, la anestesia debería desaparecer de su sistema. Creo que gemí, no estoy segura. -¿Vanesa?... ¿Vanesa? -Dormida. – Susurré. – Vete. Escuché un suspiro de alivio. Entonces la voz femenina se acercó y tomó mi mano. -Nos preocupaste. ¿Cómo te sientes? ¿Tienes dolor? Yo abrí los ojos y lo primero que me extrañó fue ver a Rose junto a mi cama. Lo segundo fue estar en una habitación completamente blanca. -M****a, ¿Me morí? – Pregunté con resignación. – El cielo es demasiado blanco. Sabía desde hace años que moriría joven. No sabía cómo exactamente, pero en mi interior algo me decía que no pasaría de mi cumpleaños número 20. No estaba tan equivocada. -¿Qué? ¡No! – Dijo Rose con horror. – Estás viva, solo estás en un hospital. ¿Recuerdas que te dispararon? Yo parpadeé. Mi mente estaba un poco confusa. -No se fu
Paula. M*****a lluvia, no había podido dormir mucho. Las goteras en esta casa eran demasiadas para contar y no había rincón en el que pudiera poner la cama sin mojarme, así que me rendí y simplemente me transformé en lobo para poder acurrucarme en alguna parte seca del colchón. Pequeñas ventajas de tener una cola peluda. Me acurruqué sobre mí misma y me resigné a una noche en vela. No es como si el no dormir fuera una novedad para mí de todas formas. Hacía tres años yo me encontraba en una situación similar: Sola, con frío y maldiciendo mis decisiones estúpidas. En ese tiempo, me había parecido una excelente idea unirme al ejército humano para poder aprender cómo curar heridas de guerra en situaciones estresantes e inimaginables. Mi yo de dieciocho años pensó que el conocimiento sería útil algún día si llegasen a atacar nuestra manada. Las guerras entre manadas habían existido desde hacía mucho tiempo; no porque disfrutáramos de unos años de paz significaba que eso sería así por
¿De qué m****a me servía ser la “doctora prodigio” si yo no podía salvar a mi pareja? Esa noche lloré y maldije mi destino. El hambre, el agotamiento y mi cordura se esfumaron con las primeras luces. ¿Por qué? Porque encontré por fin dentro de su ropa cosas interesantes que me hablaban de su vida… de su vida sin mí. Eric tenia una familia: Una esposa e hija que lo esperaban en casa y “rezaban todos los días porque la guerra terminara y él pudiera regresar a ellas”. El humano llevaba consigo cartas de su familia como amuleto. Todos los lobos sabíamos que había posibilidad de que nuestra pareja humana no esperara fielmente por nosotros pero esto… Bueno, yo solo había sido una huérfana que soñaba el día en que encontraría a mi pareja para formar una hermosa familia y así nunca más tuviera que estar sola. ¿Qué sería más traumático para esa huérfana? ¿Qué su pareja muriera en sus brazos o que su pareja ya tuviera esa familia con la que ella soñaba? Tomé las cartas manchadas de sangre
Alan. Si tan solo me hubiera levantado temprano como originalmente tenía pensado, quizá podría haber detectado al intruso a tiempo. Ni siquiera tenía el consuelo de la muerte del tipo ya que tuve que acabar con él rápidamente para llegar hasta Vanesa. En cuanto escuché su advertencia mandé a los cachorros lejos y traté de localizar el árbol en cuestión. Lo encontré segundos tarde. Ella se había paralizado o quizá se encontraba en shock después de que le dispararon. Yo solo sabía que no la dejaría morir así que corrí todo el camino hasta la casa que había escogido la loba doctora. Solo esperaba que no me arrancara la cabeza antes de que pudiera pedirle ayuda. Luna Felicia me había dicho en alguna ocasión que una loba embarazada se encontrará irritable la mayor parte del tiempo. -Se quitará en un par de meses. Así que si te encuentras a alguna otra, nunca debes contradecirla o llevarle la contraria si no quieres tener sus colmillos en tu garganta. – Dijo ella en tono divertido cua
-No creo que sea una buena idea. – Dije mientras Rose firmaba mi alta del hospital y parloteaba alegremente sobre ir e investigar sobre el “Alfa rarito”.-Anímate, ¡Será divertido! Tú, yo y mis hormonas unidas en un viajecito para averiguar dónde está mi abuelo honorario.-Ya te dije que no creo que…-Si, si, no crees que “Alan el maravilloso” le haya hecho nada al señor Fred. Te escuché las primeras mil veces. – Dijo rodando los ojos. – Pues bien, en algún lado está y nosotras lo averiguaremos.Me había tomado una semana para convencerla de que el Alfa Alan no era un mal lobo. A ella le tomó un segundo decidir que debía ir conmigo a la manada de Fivemountains y averiguar la verdad por si misma.Yo francamente no estaba preocupada por el señor Frederick, parecía un lobo bastante capaz. Estoy segura de que está bien y seguramente regresaría en cualquier momento.-Pero yo estoy…-Si, en tu bonita misión de salvar al Norte. Hermana, has estado ahí el suficiente tiempo como para darte una
-¿Vanesa? Salí lentamente de mi estado comatoso cuando una mano tocó suavemente mi cabeza. -¿Podrías despertar por un segundo, por favor? Abrí los ojos con dificultad y vi al Alfa Alan en cuclillas a un lado de la cama. Aun acariciaba mi cabello con una mano mientras que con la otra sostenía un par de ramas con trozos de carne en un extremo. -Aquí. Rose dice que no has comido nada desde el desayuno. -¿Ya ha dejado de gritarte? – Pregunté mientras daba un pequeño bostezo. -No. Solo se ha tomado una pausa. Eso me hizo soltar una risita. Le acepté la comida y comencé con un buen mordisco. -¿Cómo te sientes? -Cansada. – Dije después de un par de bocados. -¿Lo suficientemente cansada como para no acompañarme a un lugar? Eso atrajo mi atención. -¿A dónde? -A responder una de tus muchas preguntas sobre mi territorio. – Dijo mirando hacia otro lado. – Pero si estás muy cansada… -Quiero ir. – Dije ya totalmente despierta. La curiosidad era uno de mis muchos atributos a pesar de q
Erika. Algo había cambiado en el lobo. No podría decir exactamente qué había sucedido, pero hace una semana, por la mañana cuando vino a patrullar la zona de las celdas, lo noté pensativo. Quizá hasta un poco descuidado en su caminar cuando desde que lo conocí no lo había visto caminar de otra forma que no fuera seguro de sí mismo. Quizá el peso de sus crímenes por fin lo había alcanzado. No me refería al hecho de que supiera que estoy aquí en contra de mi m*****a voluntad y él no hiciera una m****a por liberarme, sino por el hecho de que estaba ayudando a los monstruos a tenerme secuestrada y se divertía a lo grande haciéndome pasar por situaciones humillantes. También hacía de la vista gorda a todo lo que pasaba con el resto de las chicas en este maldito lugar. La academia de policías no te preparaba para esto. En ninguna parte de mi extenso entrenamiento me dijeron qué hacer en caso de encontrarme con una criatura de fantasía. De hecho, yo misma pensé que estaba loca la prime
-Es hora de un baño, humana. – Dijo mi carcelero cuando terminó de usarme para su placer. – Hoy me siento especialmente generoso, ¿Qué te parece si traigo la bañera? Agua caliente. Incluso puedo conseguirte un poco de jabón esta vez.Yo asentí.Se fue y yo cerré los ojos. Le había pedido que me diera un abrigo debido a que había dejado de sentir los dedos de los pies. Él solo me pidió lo de costumbre, así que agradecía el baño “gratis”.O quizá fue un pensamiento demasiado estúpido el creer que sería gratis.Él regreso con dos guardias más y algunas sonrisas perversas. Yo grité.Entonces comenzaron a decir mi nombre y abrí mis ojos en la oscuridad. Mi corazón latía agitado en mi pecho mientras un horrible sonido inundaba la habitación.Me tardé un par de segundos en darme cuenta de que el sonido lo estaba haciendo yo.-Tranquila. Todo está bien. – Dijo una voz masculina en mi oído y yo me tensé.-No… por favor…-Vanesa, ya estás despierta. Todo está bien, no hay peligro. Soy Alan.¿Ala