holis mis preciosos fanseses n.n/ Sé que les debo un cap XD esque me quedé dormida jaja los amo mil millones de muchooooo gracias por su amor en los comentarios <3 <3 <3
Alan. La doctora me había dicho hace un par de días que necesitaba ir a un hospital humano a realizarse algunas pruebas ya que no teníamos la tecnología en el territorio. Había regresado más feliz que cuando se fue, así que supuse que todo había salido bien. La vi llegar en mi última vuelta por el territorio antes de ir y cazar el desayuno. -He regresado, Alfa. – Dijo bajando del autobús. – Jodido tráfico, odio las ciudades humanas. -Me alegra que hayas regresado a salvo. - Dije con mi mejor voz suave. Soy un macho, por el jodido amor de La Gran Madre, no es como si mi voz fuera menos que un gruñido en el mejor de los casos. -Gracias. Ahora, si me disculpa, me iré a dormir un rato. La detuve cuando pasó por mi lado porque había tenido algo en mi cabeza durante las últimas horas. -Una pregunta antes de que te vayas. – Dije de nuevo lo más suave posible. - ¿Qué debo hacer para evitar que se acerquen los insectos a una persona? Ella parpadeó. -¿A qué se refiere? Yo reuní toda l
-¡Calla!- Chillé alarmada y mirando de reojo al Alfa Alan.Seguía dormido, por suerte.Rose se echó a reír.-Oh, ¡Vamos! El tipo se ve mucho mejor que la última vez que lo vi. Y, no me mal entiendas, no es que realmente quiera saber el tamaño aproximado, pero de seguro el tipo debe de tener algo muy bueno entre las piernas como para que te fijes en él.Yo me puse como un jodido tomate.-¿De qué hablas? Yo nunca…Ella solo me arqueó una ceja. Yo suspiré y bajé la voz.-Es inevitable ver al Alfa cuando al tipo le gusta estar desnudo en todas partes. – Susurré mirando de nuevo hacia el Alfa. -Eso no quiere decir que me “fije” en él.-Ah, perdón. Ha de ser una tarea titánica el apartar la vista o cerrar los ojos. – Dijo ella dramáticamente. – Te entiendo, lo mismo me pasa con el pequeño Basti. Él se levanta a saludarme y yo soy un poco débil entonces…-¡Por favor, no termines tu oración!- Dije escandalizada. – NO quiero saber.-Bueno, yo si quiero saber.Yo gemí. Hora de un cambio de tema.
-¿Qué te sucede, Vanesa? - Dijo Rose en voz baja.La doctora Paula, Rose y yo habíamos subido de nuevo al autobús ante la mirada de desaprobación de la manada. Inclusive los cachorros me daban malas miradas.-No lo sé. -Dije susurrando bajito. - Al parecer no puedo controlarme. Sobre todo cuando estoy en presencia del Alfa.-Pues tendrás que hacerlo. - Dijo frunciendo el ceño. - No quiero tener que interponerme en el camino de la venganza que escogerá mi pareja cuando al Alfa se le acabe la paciencia contigo. Es un buen lobo y creo que tiene bastante tolerancia, pero debe de tener un límite.Yo la miré con incredulidad y me acerqué para hablar aún más bajo.- Antes de que vinieras a la mada estabas convencida de que el Alfa era la reencarnación del mal.-Eso es agua pasada. - Dijo desdeñosamente. - Enfócate, actualmente estamos discutiendo sobre tus impulsos suicidas. Cerré los ojos. Ciertamente entendía que así podría verlo todo el mundo.-Yo también le he gritado y faltado al respet
Escuchaba vagamente al Alfa dar indicaciones a todos los lobos adultos sobre una barricada. Yo, francamente, tenía miedo de incluso parpadear. Siguiendo fielmente las instrucciones de la doctora Paula, yo no dejé de pisar el acelerador y me concentré en mantener el volante firme. Temblores aparte, creo que estaba haciendo un magnífico trabajo en mis primeros tres minutos al volante. Nadie había muerto. -¿Sabe disparar, Alfa Rose? – Dijo el Alfa por encima del ruido de los chillidos de los cachorros y los disparos. -Mi habilidad con las armas se limita a la distancia corta. Sé lanzar piedras. – Dijo Rose después de unas palmaditas en mi hombro. -Entonces, solo ayúdenos a quitar asientos, por favor. – Dijo el Alfa Alan. – Harold, Tom, quiero que hagan una segunda barricada por aquí y que cuiden de los cachorros en ese segundo muro. -No hay suficientes asientos. – Escuché decir a Harold. -Entonces improvisen. Necesito a los cachorros seguros. Yo necesitaba ir al baño, pero suponía
A la mañana siguiente, yo me encontraba bastante cómoda y calientita. Me acurruqué aun más profundo en ese lindo aroma a pino y suspiré feliz… solo para recordar que mi casa temporal olía a polvo y que mi almohada no era tan peluda. Abrí los ojos y me encontré estrujando el pecho del Alfa en su forma de lobo. Chillé y lo solté inmediatamente. -Lo lamento, Alfa. – Dije abochornada. – No sé por qué sigo haciéndolo. Él levantó levemente la cabeza y bufó antes de volver a cerrar los ojos. -Uh… bien. Iré a darme un baño. El tipo no se movió. Bueno, eso era extraño. El Alfa no dormía mucho y tampoco se quedaba mortalmente quieto por las mañanas. -¿Se encuentra bien?- Pregunté suavemente. Sin respuesta. Entonces dejé de ver su pecho subir y bajar. M****a. ¿Y si le había perforado un pulmón o algo al abrazarlo con fuerza? En pánico, puse mi oreja contra su pecho pero no sentí o escuché nada. Miré su cara y puse un dedo tembloroso debajo de su nariz. Nada. Hablando de limar aspereza
Alan. (La noche anterior) Vanesa se había quedado profundamente dormida y yo envidié eso. Mi mente se encontraba en otro lugar. No en los recientes ataques, no en proteger a mi manada, sino en la película que habíamos visto por la tarde. No entendí cerca de la mitad de la historia. Tenía una vaga idea de cómo se reproducían los lobos y suponía que así se reproducían también los humanos, pero nadie me había dicho que existían los masajes de lengua. En la historia de los adolescentes humanos parecía ser un hecho inevitable que reafirmaba los sentimientos de los protagonistas. Pero también parecía que este masaje no solo se hacía entre personas que se gustaban. Yo estaba muy confundido. Salí de la cama renunciando a dormir y salí al bosque para intentar sosegar mi cabeza. Solo que de alguna forma terminé en la puerta de la doctora Paula. Mi lobo ladeó la cabeza. Bueno, ella era doctora, así que suponía que ella podría explicarme un par de cosas. No me avergonzaba mi falta de conoci
Me había quedado dormida con una pequeña sonrisa en mi rostro. El Alfa era un lobo... dulce.Me desperté con la sensación de que algo estaba mal. Abrí los ojos y aun estaba oscuro afuera. Entrecerré los ojos solo para ver que estaba sola, pero aún así me sentía intranquila.Me levanté despacio de la cama y me puse zapatos mientras escuchaba atentamente mi entorno.Justo cuando llegué a la puerta escuché un aullido seguido de algunos otros. No entendía lo que decían, pero el tono parecía molesto.¿No estarían atacando de nuevo?Con ese fugaz pensamiento, salí de la casa y corrí en la oscuridad hasta la casa de los cachorros. Busqué a Rose pero no la veía por ningún lado, solo un montón de cachorros durmiendo.¿Qué debía hacer? ¿Quedarme y ser la carnada de nuevo o despertarlos y decirles que fueran al lugar seguro?Otro aullido más y algunos sonidos fuera de la casa tomaron la desición por mi. Abrí ligeramente la puerta y vi pasar a algunos lobos de la manada. Parecían cansados y moles
La mañana era bastante fía pero no mucho más que en los días anteriores. Con cero ganas de congelarme, decidí que hoy no me bañaría. No es como si intentara impresionar a nadie de todos modos y, con la extracción de obsidiana en pausa, lo único que había en mi agenda por el resto del día era aprender junto a los cachorros a hacer joyería con los pedazos de obsidiana que habíamos descartado para la entrega a mi manada. Bueno, eso y un poco de tiro al blanco con Paula. Ambas encontrábamos cierto placer en dispararle a un objetivo por horas. Ella quería sacar algunas frustraciones, y yo solo quería tener la mente en blanco, ambas ganábamos y nuestro tiempo de calidad había dado sus frutos. No diría que éramos las mejores amigas pero al menos ahora se había abierto un poco más conmigo. Fue así como descubrí que el Beta desterrado era el tipo que le puso un bebé en su vientre. Aunque, en realidad, dudaba que quisiera compartir esa información; simplemente comenzó a disparar y a maldecir