holis mis preciosos fanseses n.n/ les prometo que según yo había publicado el capítulo más temprano jajaja acabo de revisar que no se envió XD bueno, al menos no es de madrugada :P espero que les guste este cap <3 <3 novedades! ya me han entregado mi lap y, como dijo una de ustedes, para celebrar hagamos maratón el fin de semana <3 <3 <3 shi, yo las leo a todas y todos jaja ya les avisaré mañana qué día esperen sus caps :P los amo mil millones de mucho muchooooo; no olviden dejar su amor en la reseña del libro y poner sus estrellitas, si les está gustando :D me ayudan mucho en el concurso :3 <3 <3
Yo veía muy grave al Alfa así que lo dejé momentáneamente sobre la nieve y los escombros para comenzar a buscar una salida. Al otro lado del túnel colapsado no podía ver una m****a así que no sería el camino más rápido si tenía un ataque de pánico o si me caía de cara. Técnicamente sabía que estaba cerca, de alguna forma tuvo que haber entrado el señor sin cabeza ¿No? Mi otra opción era comenzar a apilar escombros sobre el borde y subir. No sabía la gravedad de mis heridas así que tampoco sabía si con el esfuerzo físico colapsaría o algo. Así que comencé a buscar mi jodida arma. Gritaría hasta que mis pulmones colapsaran y dispararía a cualquiera que viniera y me mostrara los dientes. Con eso en mente busqué por el sitio aproximado de mi caída. Mis manos a este punto estaban congeladas y sentía que tocar cualquier cosa era como si me estuvieran arrancando la piel. -Me deberás una jodida cena de verdad. – Murmuré entre gemidos mientras movía los escombros. – Nada de carne de venado
-Un unicornio. – Dijo Rose al otro lado de la línea. - ¿Quieres que le brille el cuerno o eso si es opcional? -No, solo una maestra de lobeznos con paciencia y amor infinito a su profesión que de preferencia sea viuda, que le encanten los entornos estresantes, que no le importe no tener las comodidades básicas y que no vea problemas, solo posibilidades. – Dije cerrando los ojos porque sabía que estaba pidiendo un imposible. Bueno, para ser justos, pensé lo mismo cuando le pedí un doctor y contra todo pronóstico lo consiguió. -Unicornio arcoíris, lo entiendo. – Dijo Rose divertida. – Bien, ahora hablemos de los negocios. ¿Qué está ofreciendo el Alfa Alan a cambio de mi unicornio mágico? Yo arqueé una ceja en dirección del susodicho. Él colocó un brazo sobre sus ojos. Sabía que podía escuchar cada palabra con su súper audición. Extendió otro brazo hacia mí y yo puse el altavoz; si, yo era muy curiosa. -Mándame a los guerreros que necesitan entrenamiento a mi territorio. Los lobos q
Alan.Yo era un pésimo Alfa en un montón de sentidos.En vez de preguntarle a Paula por temas sexuales que francamente no eran urgentes, debí de haber prestado más atención a mis cachorros.¿Cómo es que no me había dado cuenta de que tampoco sabían leer? Había asumido que todos en la manada sabían ya que nunca me habían dicho lo contrario.Fue Vanesa la que me ilustró con mucho tacto sobre mi pésimo trabajo, así que tuve que tragarme el poco orgullo que me quedaba y pedir ayuda a su hermano. Menos mal que en este momento si tenía algo para intercambiar con él.De hecho lo había estado pensando durante el mes que dejó a mi cargo a sus guardias bebés; era obvio que necesitaban un instructor y, sorprendentemente yo era bueno enseñándoles la mejor manera de rastrear una presa, en qué puntos debían de golpear y cómo sobrevivir en un ambiente hostil.Fueron cosas que yo tuve que aprender a fuerza de necesidad, dolor y hambre.Ahora tenía a veinte guardias que pulían sus habilidades día con d
Aun miraba el techo después de que se fuera el señor Frederick. No sabía a qué se refería ni por qué no pudo solo enviar un mensaje. Bueno, mi vida estaba llena de un montón de cosas sin sentido, así que no tenía caso el seguir pensando en ello. Con esa resolución en mente cerré los ojos y me propuse dormir. Solo que dos minutos después la puerta se abrió. Instintivamente abrí con pesar los ojos y luego los abrí aun más cuando vi llegar al Alfa Alan. -M****a, ¡¿Llamo a la doctora Paula?! ¡¿Qué pasó?! Me intenté levantar solo para ser detenido por la suave mano del Alfa al acercarse a mi. -No es necesario molestarla. Vendrá aquí para ver cómo sigues, mientras tanto yo estaré por ahí. – Dijo señalando la otra cama. Yo lo miré con incredulidad. -Esta sangrando. Mucho, por lo que puedo ver. – Dije señalando el costado de su camisa azul claro empapada de sangre. Miré hacia abajo y vi que de hecho estaba goteando. Él miró hacia el mismo sitio y suspiró. -Estoy bien. Eso lo limpiaré
-¡Genial! – Dijo de nuevo emocionado el señor Han. - ¿Puedo conocer a mis alumnos? -Mañana. – Dijo el Alfa negando con la cabeza. – Por hoy me gustaría que escoja una casa cuyo techo se le caerá encima. Harold lo escoltará y le dará los detalles de los horarios en los que comemos. ¿Tiene algún tipo de entrenamiento como guardia? -Nada de eso. Soy un amante de las letras, no de la violencia. – Dijo alegremente. -Bien. Recibirá entrenamiento en su tiempo libre. ¿Alguna pregunta? -Si. Lo de pagarme con “desprecio y malos tratos” era una broma, ¿Verdad? En cuanto la puerta se cerró y Harold se llevó al señor Han, no pude evitar el reír a carcajadas. Por supuesto que yo también estaba intrigada con el dichoso cartel, así que solo le dije a Rose que me enviara una copia. “¿Estás buscando una nueva oportunidad laboral? ¡Es tu día de suerte! La manada Fivemountains está buscando lo siguiente: Maestra de pequeños cachorros. Requisitos que pueden ser opcionales: 1. Tolerancia a un Alfa g
Me tensé inmediatamente golpeando con el codo detrás de mi algo bastante duro y estuve a punto de gritar para alertar a todos cuando una mano cubrió mi boca.-Soy yo.Yo parpadeé en la semi oscuridad. Había dejado encendida la linterna de mi móvil, así que al estar de espaldas al intruso, solo podía ver reflejada una sombra en la pared. No me disculparía por asustarme de muerte y atacar al Alfa.Giré completamente para darle un pedazo de mi mente y mi boca cayó abierta. El Alfa tenía un aspecto extraño.-¿Alan? ¿Estás bien? ¿Quieres que vaya por Paula?Toqué su frente y lo encontré cubierto de sudor mientras respiraba agitado.-Solo… solo déjame olerte. Mejora cuando lo hago.Ni siquiera lo cuestioné. Yo le puse mi mano en la nariz y él aspiró como un adicto. Gimió como si le doliera y yo comencé a preocuparme.-Despertaré a Paula. – Dije y me quité el suéter que traía encima para sustituirlo por mi mano en su nariz.Comencé a bajar de la cama pero él me atrapó y volvió a colocarme de
Alan. -Al principio de nuestra creación no éramos perfectos. – Dijo el lobo maestro. – Nuestros instintos naturales sacaron lo peor de nosotros durante un tiempo. Al menos, hasta que logramos dominar un poco ese lado salvaje y comenzamos a actuar como una sociedad… Me encontraba medio escuchando la clase junto a los cachorros mientras mi mente rememoraba la noche anterior. La mano de Vanesa había sido… ni siquiera tenía palabras para describir aquello. No dormí, solo me limité a sostener a Vanesa en la oscuridad. Tenía muchas dudas respecto a lo que había pasado, pero no pensé que ella quisiera responderlas. Y, vista la forma en la que se molestó conmigo porque la doctora Paula supiera lo que estábamos haciendo, no creía que fuera la mejor idea ir a preguntarle a ella. Salí de la cama en cuanto mi instinto me dijo que estaba amaneciendo y le pedí a cualquiera de los lobos presentes que me dieran un pantalón. El mío se sentía bastante incómodo. Para cuando regresé con Vanesa, ella
Observé la retirada de Alan. Quizá fuera la adrenalina o quizá la satisfacción de descargar mi ira en esos dos lobos, pero ya me sentía mucho mejor con respecto a lo que había pasado hacía unas horas. De todas formas de nada servía estar enojada con el lobo. Yo fui, después de todo, la que le dijo que lo ayudaría y que no esperaría nada a cambio. Sé que lo dije pero… ¿Tanto le costaba quedarse callado para que nadie más supiera de nuestras actividades? Suspiré y revisé mi pierna; cuando caímos sentí bastante dolor en mi muslo. Creía que había aterrizado directamente en una piedra punteaguda o algo porque estaba sangrando. No era muy profunda gracias a que el pantalón me protegió un poco, sin embargo dolía al moverme y yo tenía que darme prisa. Así que apreté los dientes y me preparé para correr. Llegué en cinco minutos hasta la casa de los cachorros y la encontré fuertemente cerrada. -Carajo. – Murmuré mientras miraba a mi alrededor. No escuchaba nada, pero bien podría ya estar