Capítulo 200
Cristóbal también era consciente de este peligro.

Por eso, desde un principio, había intentado evitar que Julio viniera a buscarlos.

Sin embargo, Santiago insistió en que era lo mejor.

—De acuerdo —respondió Cristóbal, con una sonrisa serena, aunque sus ojos mostraban un leve atisbo de preocupación.

Gabriela intentó devolverle la sonrisa, pero apenas logró curvar sus labios en una mueca forzada.

Poco después, Gabriela subió al auto de Rosalina.

—Habla lento, sin apurarte. No me escribas nada, ya tengo vista cansada y me mareo al leer en pantalla —dijo Rosalina, cerrando la puerta y notando que Gabriela sacaba su celular.

—No… puedo… quedarme… en Leeds —dijo Gabriela, esforzándose por hablar. Cada palabra era pronunciada con dificultad.

Había pasado tanto tiempo sin usar su voz que aún no lograba controlar bien sus cuerdas vocales.

—Ya me lo imaginaba —respondió Rosalina, recostándose contra el asiento mientras la observaba con una mezcla de frustración y resignación—. He estado observá
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