Capítulo 154
En ese momento, la puerta se abrió y el mayordomo entró acompañado de Leandro, quien llevaba una elegante caja con exquisitos suplementos de lujo.

—¡Vaya, qué reunión tan concurrida! —comentó Leandro con una sonrisa socarrona.

Todos en la sala voltearon a mirarlo al unísono.

Los ancianos Rojo relajaron un poco sus expresiones al verlo.

—Leandro, qué bueno verte —saludó Carmen con amabilidad.

—Hace poco fui a revisar un proyecto fuera de la ciudad. Como sé cuánto valoran cuidar su salud, les traje estos suplementos especialmente para ustedes —dijo Leandro, caminando con sus largas piernas hasta donde estaba Carmen. Luego, giró hacia Oliver y añadió con una sonrisa—: Señor, esta vez no encontré algo que le agradara, pero en la próxima visita, ¡seguro sí!

—No tenías que molestarte, pero se agradece el detalle —respondió Oliver con un asentimiento, aunque su rostro no podía ocultar el cansancio.

Leandro lo notó de inmediato.

Había llegado con la intención de tantear la situación, pero al v
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