En realidad, sus mentiras muchas veces no se sostenían.Pero Álvaro siempre encontraba una excusa para justificarlas.Y Gabriela, ella fue la que pidió el divorcio.¡Pero ahora todo había cambiado de golpe!Antes, solo tenía que hacer un pequeño capricho y Álvaro estaría a su lado.Ahora, después de perder a su hijo y su útero, rogándole por una mirada, él ni siquiera la miraba.Ivana cayó de rodillas al suelo.Al ver a Noelia tan destrozada, sintió como si un rayo cayera sobre ella.—La empresa está acabada… —murmuró, con la mente completamente en blanco.Álvaro actuó con rapidez.Ahora, Iker ya había sido llevado a la comisaría para ser interrogado.Por la tarde, cuando abrió la bolsa de valores, las acciones de la Empresa García sufrieron una caída estrepitosa.Cualquiera que haya sido víctima de los trucos de Álvaro sabe cómo juega él.La Empresa García será atacada en el mercado financiero, con operaciones en corto que la llevarán al borde de la quiebra, incapaz de sostenerse.Iva
[Es probable.][¿No se decía que la muda llevaba tres años casada sin siquiera haber tenido sexo con Álvaro? Y además, la amante perdió el bebé... Álvaro fue tan cruel que, de inmediato, empezó a arruinar la empresa de su amante.][Jajaja, sí, es cierto. Pero, ¿sabían que yo he visto a Gabriela? Es todo un ícono de la pureza, lo que me da risa es que la gente todavía le crea ese papel de mujer inocente cuando es obvio lo que está pasando.][¿Desde cuándo se metió una niña ingenua al grupo? ¿A estas alturas, alguien duda de lo que Álvaro hace? Para saber si es cruel, basta con ver lo que le ha hecho a todo el mundo y a la empresa.]Gabriela tocó la pantalla de su celular.Cintia le había enviado una captura de pantalla de un chat entre ricos de segunda generación.Había varias conversaciones más, pero ya no quería seguir mirando.[Míralo, la verdad terminará por abrirles los ojos tarde o temprano.]Sin embargo, en ese momento, Gabriela no deseaba que Álvaro fuera tan despiadado con Noel
En ese momento… todavía quedaba algo de su infancia en él.Pero ahora…Oliver no podía evitar reconocer que Álvaro había crecido hasta convertirse en una fuerza tan poderosa que ni él mismo podría hacerle frente.—Álvaro, ¿te volviste loco? —preguntó Oliver, molesto—. ¿La familia Zambrano de Leeds los moviste a tu antojo, y la Empresa García la destruiste por completo, ¿todo por un capricho de tus sentimientos?—La familia Zambrano de Leeds tarde o temprano iba a caer —respondió Álvaro con tono tranquilo—. La Empresa García no va a desaparecer, solo la estoy limpiando. Cuando termine, tendrá un nuevo dueño.Oliver frunció el ceño, preocupado:—¿Vas a dejarle la Empresa García a Gabriela?—Es suya desde siempre.—Sí, es suya, pero ¿acaso recién te diste cuenta? ¿Dónde estabas antes? —Oliver lo reprendió con severidad—. Ahora ella no quiere estar contigo, y tú vienes a hacer todo esto, ¿para quién lo haces? ¿Le has preguntado siquiera si lo quiere?—Fue mi error en el pasado, pero el fut
Se detuvo frente a la puerta del cuarto.Al final del pasillo, a la derecha, estaba una ventana enmarcada con rosas. Frente a ella, un antiguo mueble de madera vació de contenido, como si todo hubiera quedado atrás.En otro tiempo, ese mueble estaba adornado con un delicado jarrón blanco que a su madre tanto le gustaba. Cada vez que regresaban a casa, el jarrón se llenaba de flores frescas, siempre con colores vibrantes, como un pedazo de primavera.A su madre le encantaban las flores.A menudo la abrazaba, con su rostro lleno de ternura, y lo levantaba para que oliera las flores, riendo suavemente, como si todo fuera perfecto.Pero el tiempo, implacable, había cambiado todo.El jarrón estaba vacío. La casa estaba vacía.La oscuridad de la noche terminó de envolverlo.Álvaro dejó escapar un suspiro, como si ese mismo aire pesara en su pecho, y con un movimiento lento, abrió la puerta.Dentro, solo había silencio. La tenue luz de una lámpara iluminaba la habitación.Gabriela estaba allí
Álvaro quedó un momento en silencio, su rostro reflejaba una ligera sorpresa. Sin querer, su mirada se desvió hacia Carmen.—Álvaro tiene razón, no deberías ir. Ivana lo único que quiere es engañarte. Mira que tú misma has luchado con tu abuelo y con tu papá, y no habéis sacado nada de claro, ¿qué te va a contar Ivana? Solo te va a hacer perder el tiempo. —Carmen habló con voz firme.Gabriela bajó la mirada, el rostro sombrío, y no pudo evitar que su expresión reflejara un atisbo de tristeza.Sus cejas estaban fruncidas, como si algo pesado o doloroso estuviera presionando su corazón, algo que no podía disimular.—¿Cuándo y dónde? —Álvaro, al ver la situación, no pudo evitar suavizar el tono.Carmen lo miró de reojo.Nunca antes lo había visto ser tan amable con Gabriela.Ahora que ella ya no lo quería, recién se daba cuenta de cuánto le importaba."Pasado mañana, frente a la tumba de mis padres." Gabriela respondió tranquilamente.—No vayas, yo me encargaré. —El tono de Álvaro fue fir
Carmen observó a Álvaro con atención.Se dio cuenta de que él realmente no podía dejar a Gabriela.—Lo extraño es que tu abuelo… cuando tu madre murió, yo quería llevártelo, criarte, pero él… —Carmen dudó, como si las palabras se le quedaran atoradas.Álvaro entendió perfectamente lo que no dijo.Cuando su madre estuvo presa, él había estado en casa de los Rojo.Era demasiado pequeño, y su memoria de aquellos días era borrosa. Lo cierto era que no ayudó a su madre a pedirle auxilio a sus abuelos.Por eso, su abuelo le guardó rencor y no aceptó hacerse cargo de él.—Si te hubiera llevado en ese momento, no estarías como estás ahora. —Carmen soltó una lágrima—. Los niños que no recibieron amor, cuando crecen no saben cómo amar a los demás.Álvaro bajó la mirada, su corazón se estremeció.Nunca antes había pensado en eso…—Álvaro, dile a Kian que quite a la gente de afuera y que no limite la libertad de Gabriela. Ella es tu esposa, pero también es ella misma, ¿no? —Carmen lo instó suaveme
Carmen se quedó en su lugar, pensativa, mirando por la ventana. Suspiró profundamente.Por primera vez en su vida, se preguntó:«¿Será que estoy viviendo demasiado tiempo?»Octavio cerró los ojos, dio una patada y dejó de preocuparse por todo.A diferencia de ella, que llegó hasta el final, y sus manos aún estaban manchadas de sangre.***Álvaro regresó a su habitación y encontró a Gabriela recostada en la silla mecedora del pequeño balcón, leyendo un libro.Se acercó directamente a ella.Gabriela no lo ignoró.La miró brevemente antes de seguir con su lectura.Álvaro se quedó en silencio un ratito.—¿No quieres regresar a casa? —preguntó él.No solían vivir mucho en Casa Rojo.A él no le gustaba, y Gabriela siempre lo había tolerado.Gabriela no respondió.—Bueno, ya casi es Año Nuevo. Podemos quedarnos aquí hasta después de las festividades y luego regresar… O quizás ya no te guste esa casa, ¿verdad? Es fría y sin vida. Podemos buscar otro lugar y renovarlo a tu gusto, ¿te parece?Ga
Al mirar el calendario, se dio cuenta de que faltaban menos de dos semanas para Navidad.Las personas en Mar de Cristal ya deberían estar ocupadas con los preparativos de Navidad.Cuando Gabriela era niña, era la época que más le gustaba, justo antes del Año Nuevo.Las casas estaban llenas de vida, y los que trabajaban lejos comenzaban a regresar a casa. Ella corría de aquí para allá, siempre con algo que hacer, siempre dispuesta a ayudar en todo lo que podía.Dondequiera que ella iba, Emiliano la seguía.Desde que era pequeña, él no se despegaba de ella, y cuando ya eran mayores, caminaban de la mano, mostrando su amor por las calles.Pero cerca de las festividades, Colomba solía ponerse melancólica.Gabriela, ya algo mayor, comprendió que lo que le sucedía era que extrañaba y se preocupaba por su hijo, que estaba en algún lugar lejano, sin que no supiera dónde.Gabriela se enteró de todo esto cuando, a través de los empleados del orfanato, escuchó que la familia de Colomba le había a