Capítulo 168
Carmen observó a Álvaro con atención.

Se dio cuenta de que él realmente no podía dejar a Gabriela.

—Lo extraño es que tu abuelo… cuando tu madre murió, yo quería llevártelo, criarte, pero él… —Carmen dudó, como si las palabras se le quedaran atoradas.

Álvaro entendió perfectamente lo que no dijo.

Cuando su madre estuvo presa, él había estado en casa de los Rojo.

Era demasiado pequeño, y su memoria de aquellos días era borrosa. Lo cierto era que no ayudó a su madre a pedirle auxilio a sus abuelos.

Por eso, su abuelo le guardó rencor y no aceptó hacerse cargo de él.

—Si te hubiera llevado en ese momento, no estarías como estás ahora. —Carmen soltó una lágrima—. Los niños que no recibieron amor, cuando crecen no saben cómo amar a los demás.

Álvaro bajó la mirada, su corazón se estremeció.

Nunca antes había pensado en eso…

—Álvaro, dile a Kian que quite a la gente de afuera y que no limite la libertad de Gabriela. Ella es tu esposa, pero también es ella misma, ¿no? —Carmen lo instó suaveme
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