Tanto Octavio como los Rojo habían sabido de Emiliano.Sin embargo, era un huérfano, alguien cuya muerte había pasado desapercibida.Nadie le dio importancia, e incluso impusieron un silencio estricto para evitar cualquier tipo de chisme.Y cuando Gabriela mostró interés por Álvaro, nadie volvió a mencionar a Emiliano.Era fácil descartar la situación como un episodio juvenil de amor pasajero.¿Quién iba a imaginar que, tres años después, el nombre de Emiliano volvería a surgir, trayendo consigo un impacto tan devastador para la familia Rojo?***En el hospital.Cuando Noelia despertó, ni Iker ni Ivana estaban en la habitación.El sol se deslizaba hacia el horizonte, tiñendo todo con un tenue resplandor anaranjado.Álvaro estaba sentado junto a su cama. La cálida luz del atardecer bañaba su figura, pero sus ojos, que solían tener una suavidad característica, ahora estaban vacíos, carentes de emoción mientras la observaban.—¿Despertaste? —preguntó con voz calmada, pero distante.Noelia
—No importa —respondió Álvaro con la misma serenidad.Era como si, tras una tormenta que lo hubiera arrasado todo, él finalmente se hubiese rendido, aceptando las ruinas que quedaron de su propia resistencia.—Noelia, no hay vuelta atrás. Ella ya es una parte de mí. No puedo, ni quiero, desprenderme de Gabriela.—¡Pero ella ya no te quiere! —Noelia lloraba, desesperada, tratando de aferrarse a cualquier palabra que lo hiciera reaccionar—. ¡Te ha humillado, Álvaro! Tú rompiste tus promesas por ella, sacrificaste tu orgullo. ¿Y qué hizo ella? ¡Se revolcó con otro hombre! ¡Te dejó como un idiota delante de todos! ¡Te trata como basura, como si no valieras nada! ¡No lo merece!Esperaba que esas palabras lo enfurecieran, que lo sacaran de su inexplicable devoción.Pero Álvaro no reaccionó como ella había imaginado.Se quedó en silencio por un momento, como si meditara cada una de sus emociones.—Ella solo… está molesta conmigo.Noelia soltó una carcajada amarga, incrédula ante lo que acabab
Noelia había apostado todo por ese bebé, confiando en que ganaría.Pero ahora, sentía un pánico profundo, un miedo desesperado que la dejaba completamente desorientada.Álvaro, al parecer, ya había dicho todo lo que tenía que decir y se dio la vuelta para irse.Noelia trató de levantarse para seguirlo, pero su cuerpo aún estaba débil, y terminó cayendo al suelo, con una torpeza que solo intensificó su miseria.—¡Alvi! ¡Sé que cometí un error! ¡Seré obediente, de verdad! ¡No me dejes!Álvaro, que ya estaba casi en la puerta, se detuvo.Noelia, al ver que se quedaba quieto, pensó que tal vez, en el fondo, Álvaro no podía ser tan cruel con ella. Algo en su corazón revivió una chispa de esperanza.Álvaro se giró lentamente, observando a Noelia desde su posición elevada, su mirada completamente distante.—¿Dónde está su collar?Noelia se quedó en silencio, atónita.¿No decía que no podía ser tan cruel? ¿Ahora solo le importaba ese collar de mierda?—¿Sabes, Alvi? —Noelia comenzó a reír de u
En realidad, sus mentiras muchas veces no se sostenían.Pero Álvaro siempre encontraba una excusa para justificarlas.Y Gabriela, ella fue la que pidió el divorcio.¡Pero ahora todo había cambiado de golpe!Antes, solo tenía que hacer un pequeño capricho y Álvaro estaría a su lado.Ahora, después de perder a su hijo y su útero, rogándole por una mirada, él ni siquiera la miraba.Ivana cayó de rodillas al suelo.Al ver a Noelia tan destrozada, sintió como si un rayo cayera sobre ella.—La empresa está acabada… —murmuró, con la mente completamente en blanco.Álvaro actuó con rapidez.Ahora, Iker ya había sido llevado a la comisaría para ser interrogado.Por la tarde, cuando abrió la bolsa de valores, las acciones de la Empresa García sufrieron una caída estrepitosa.Cualquiera que haya sido víctima de los trucos de Álvaro sabe cómo juega él.La Empresa García será atacada en el mercado financiero, con operaciones en corto que la llevarán al borde de la quiebra, incapaz de sostenerse.Iva
[Es probable.][¿No se decía que la muda llevaba tres años casada sin siquiera haber tenido sexo con Álvaro? Y además, la amante perdió el bebé... Álvaro fue tan cruel que, de inmediato, empezó a arruinar la empresa de su amante.][Jajaja, sí, es cierto. Pero, ¿sabían que yo he visto a Gabriela? Es todo un ícono de la pureza, lo que me da risa es que la gente todavía le crea ese papel de mujer inocente cuando es obvio lo que está pasando.][¿Desde cuándo se metió una niña ingenua al grupo? ¿A estas alturas, alguien duda de lo que Álvaro hace? Para saber si es cruel, basta con ver lo que le ha hecho a todo el mundo y a la empresa.]Gabriela tocó la pantalla de su celular.Cintia le había enviado una captura de pantalla de un chat entre ricos de segunda generación.Había varias conversaciones más, pero ya no quería seguir mirando.[Míralo, la verdad terminará por abrirles los ojos tarde o temprano.]Sin embargo, en ese momento, Gabriela no deseaba que Álvaro fuera tan despiadado con Noel
En ese momento… todavía quedaba algo de su infancia en él.Pero ahora…Oliver no podía evitar reconocer que Álvaro había crecido hasta convertirse en una fuerza tan poderosa que ni él mismo podría hacerle frente.—Álvaro, ¿te volviste loco? —preguntó Oliver, molesto—. ¿La familia Zambrano de Leeds los moviste a tu antojo, y la Empresa García la destruiste por completo, ¿todo por un capricho de tus sentimientos?—La familia Zambrano de Leeds tarde o temprano iba a caer —respondió Álvaro con tono tranquilo—. La Empresa García no va a desaparecer, solo la estoy limpiando. Cuando termine, tendrá un nuevo dueño.Oliver frunció el ceño, preocupado:—¿Vas a dejarle la Empresa García a Gabriela?—Es suya desde siempre.—Sí, es suya, pero ¿acaso recién te diste cuenta? ¿Dónde estabas antes? —Oliver lo reprendió con severidad—. Ahora ella no quiere estar contigo, y tú vienes a hacer todo esto, ¿para quién lo haces? ¿Le has preguntado siquiera si lo quiere?—Fue mi error en el pasado, pero el fut
Se detuvo frente a la puerta del cuarto.Al final del pasillo, a la derecha, estaba una ventana enmarcada con rosas. Frente a ella, un antiguo mueble de madera vació de contenido, como si todo hubiera quedado atrás.En otro tiempo, ese mueble estaba adornado con un delicado jarrón blanco que a su madre tanto le gustaba. Cada vez que regresaban a casa, el jarrón se llenaba de flores frescas, siempre con colores vibrantes, como un pedazo de primavera.A su madre le encantaban las flores.A menudo la abrazaba, con su rostro lleno de ternura, y lo levantaba para que oliera las flores, riendo suavemente, como si todo fuera perfecto.Pero el tiempo, implacable, había cambiado todo.El jarrón estaba vacío. La casa estaba vacía.La oscuridad de la noche terminó de envolverlo.Álvaro dejó escapar un suspiro, como si ese mismo aire pesara en su pecho, y con un movimiento lento, abrió la puerta.Dentro, solo había silencio. La tenue luz de una lámpara iluminaba la habitación.Gabriela estaba allí
Tres años después de su matrimonio, Gabriela García se encontraba en la sala de obstetricia del hospital cuando, inesperadamente, vio a Álvaro Saavedra, su esposo, a quien no había visto en tres meses. Él no estaba solo. A su lado, iba su amante.La mujer, delicada y encantadora, tenía un rostro que podría haber sido el reflejo distorsionado de Gabriela, como si alguien hubiese mezclado sus rasgos en un 50 o 60 por ciento. Era Noelia García, la impostora que durante dieciséis años había vivido la vida de Gabriela.Medio año antes, Gabriela había comenzado a sospechar que Álvaro tenía a otra mujer, pero jamás habría imaginado que esa mujer sería Noelia. Aunque, en el fondo, tal vez no era tan sorprendente. Después de todo, en los círculos de la alta sociedad, todos sabían que el amor de Álvaro siempre había sido su amiga de la infancia: Noelia. Y ella, Gabriela, había sido el ángel caído que irrumpió para destruir aquella pareja perfecta.El corazón de Gabriela, que había soportado tant