Por el espejo, notó cómo la puerta se abrió y pronto mostró a esas dos bellezas, altas, hermosas y ya cambiando hacia esa nueva etapa, apareciendo luciendo como sus pequeñas niñas, sus siempre queridas princesas, de rosado. Claro que el estilo era más moderno y un poco más estilizado de lo que hubieran esperado cuando, dos años atrás, soñaron con ese día que al fin había llegado, donde papá y la niñera se casarían.
Esa niñera se había convertido en la mami. La que iba a reuniones, la que organizaba clubes de estudios y horneaba galletas para cada amiguito que estaba de cumpleaños. La que había separado discusiones y se quedaba escuchando con los ojos cerrados a Zoey en sus nuevas composiciones, pero también había ido de la mano de Zarah a sus exposiciones de arte digital.Sunny había sido madre, y no solo de ellas, sino de esos preciosos y regordetes gemelos que liberaron suspiros femeninos apenas aparecieron, cargados por el tío Lorenzo y el abuelo Raymond. De mDe manera nerviosa y como automática sacudió de nuevo la tela de su pantalón. En la sala de dirección y aguardando al director de la Academia Oxford ciertamente sentía que estaba repitiendo sus años escolares porque los nervios le han revuelto la panza y ahora mismo solo puede ver a todos lados nerviosa de la llegada del corpulento hombre. Llevaba siendo maestra sustituta en aquel lugar desde hace seis meses, y esperaba que por el desempeño que tuvo, las buenas notas de sus alumnos y el hecho que habían ganado el premio Oxford de excelencia fuera contratada para el siguiente ciclo escolar, ahora que las vacaciones han llegado, como una maestra de planta. —Señorita Gray.—elevó su mirada hacia donde la asistente de dirección se encontraba—el doctor Montgomery la espera, puede pasar. Tras un suspiro se puso de pie y solo asintió. Llevaba siempre la panza revuelta y temía que en cualquier momento se desmayara o peor aun un gas se le saliera, pero no por eso perdió la serenidad en su ros
Se unió a ellas cantando con emoción la música pop que iba envolviendo la cabina. Las gemelas se han compartido todas las golosinas y frutas que les empacaron para su última práctica de gimnasia, y ninguna de las tres se ha dado cuenta de todo el caos que la decisión que Susannah tomó de llevarlas a su casa ha causado siendo un pandemonio en el padre viudo y soltero de las menores. Fue guiada por las mismas chiquillas a la dirección que tenían apuntada en una nota de su celular y solo pudo ir abriendo grandes ojos ante las preciosas mansiones que desfilaban a sus laterales, deteniéndose en el portón negro con un alto muro que sabe bien ha recorrido varios metros atrás e incluso le daba vuelta a una esquina. —Buenos días, familia Upton—saludó una voz femenina cuando Susannah invitada por Zoey apretó el botón en la máquina inteligente empotrada en el concreto. —Buenos días, soy Susannah Gray, traigo a las gemelas conmigo. —¿Perdón?—la pregunta con una clara confusión logró que la ca
Cuando llegó al semáforo en rojo y se miró las marcas que las esposas le han dejado en las muñecas solo pudo pasar saliva, pero pronto se encontró envuelta en su llanto. Se puede definir ese día como uno sin duda horrible, donde no solo se le fue negado el empleo de sus sueños, también terminó arrestada por hacer una buena obra, un acto que no solo la dejó como delincuente a los ojos del personal de esa casa, también causó miedo en las pobres niñas Upton de las que no se pudo despedir. Estaba de alguna manera cansada y ya tenía hambre, el reloj marcaba después de las doce, claramente no tuvo un buen desayuno por lo nerviosa que se encontraba y le daba algo de vergüenza saber que, así como salió de casa con las manos vacías, va a regresar, claro que con una experiencia que comprende que si la cuenta, sobre todo a su padre, va a arruinar el día de todos. Intentó controlarse para cuando llegó a su casa. Se limpió el rostro viéndose al espejo retrovisor de su coche, buscó en el bolso qu
Tras una pesada mañana y luego de ese horrible susto que se llevó con la llamada del chófer logró tomar el almuerzo con sus hijas y su asistente quien era considerado como un tío para las mismas, claro que el también lo miraba con un hombre de confianza, pero no le permitía a muchas personas ingresar a su vida, ni mucho menos a su hogar. La familia Upton se hizo de renombre cuando se convirtieron en perfumistas de alta sociedad, claro que empezaron en un pequeño espacio en el mercado local vendiendo aceites perfumados, extractos puros de ciertos olores y su calidad, su fineza, pero sobre todo sus hermosos envases fueron llamando la atención de personas de mayores recursos. Pronto el pequeño espacio del mercado se trasladó a una tienda en la plaza y apenas dos años después de haber empezado lograron inaugurar su primer kiosco en un centro comercial. Las redes sociales ayudaron mucho con el levantamiento del negocio y las recomendaciones de sus exquisitas fragancias convirtió a Upton e
Dos semanas habían pasado desde el incidente con la señorita Gray. Darcy Upton parecía un poco furioso ante la idea de que no hubiera una sola persona que cumpliera las indicaciones que le ha dado a su asistente para la niñera que cuidará de sus hijas. Unas son ciertamente muy jóvenes para su gusto, mientras otras son demasiado mayores y parecen venir con una mentalidad demasiado cuadrada y hasta militar, incluso para él que es un hombre de reglas y orden. Con Zoey enferma por la llegada del invierno le ha tocado dejar la oficina y laborar desde casa. Sí bien quiere que Zarah no se enferme puede estar seguro que eso no sucederá, porque al final de cuenta las niñas son muy unidas y aun usando mascarillas Zarah ha ayudado a su padre a atender a su hermana, por lo que Darcy suponía le avecinaba no solo una segura gripe, también otra semana sin trabajar y con los proyectos retenido. Para ese viernes ya se sentía como cansado, agotado en realidad de atender narices chorreantes, un poco
Si bien no estaba seguro de hacer lo correcto, Charlie iba a intentarlo con la famosa maestra Sunny. La ha citado en una cafetería para quitarle un poco de intensidad a la situación y esperaba no solo conocerla, también en realidad tomarla como una candidata para el puesto, después de todo entre los requerimientos de su jefe nunca mencionó que ella no podía serlo ¿o sí? ¿Qué tan mal podría salir si llega esta mujer a la casa de los Upton a hacer de niñera? Se puso a reír porque sabe bien que será despedido junto con ella apenas Darcy Upton la vea, pero bueno, ya estaba ahí y aunque ha tomado la decisión guiado por los consejos de una pequeña de diez años, puede que las cosas al final no funcionen y ella no cumpla los requisitos como tal. Se encontraba pidiendo un café con un pequeño panecillo cuando vio a esta guapísima castaña llegar al lugar. Delicada, esbelta, cabello suelto y grandes ojos marrones parecía confundida viendo a ambos lados, ciertamente era joven
No regresó a su casa con la mejor de las emociones y apenas pudo comerse la galleta, que le supo deliciosa, en el camino. De alguna manera se le hacía como una burla de la vida o el destino, no sabía a cuál culpar realmente, la idea de que la única oportunidad de trabajo que le ha salido en estos días, en esta últimas semanas esté relacionada con ese hombre que la trató tan mal cuando solo hacía una buena acción. Y claro que puede justificarlo, puede rebuscar en su mente la forma correcta de mantener el respeto hacia Darcy Upton, porque sí, aun cuando la buena acción haya salido sin una sola mala intención y ciertamente jamás le haría daño a unas menores, puede entender que para él como padre todo el panorama debió verse como algo aterrador. Deja a sus hijas en la escuela para que reciban dos horas de gimnasia, pero cuando envía por ellas ya no están. Estaba justificado en perder la cabeza, eso lo acepta y entiende, pero no lo puede justificar por completo cuando
Al observarse al espejo solo pudo suspirar de manera pesada. Ha decidido peinar su largo cabello castaño en una coleta que le despeja el rostro y se puso una de sus mejores blusas, con un pantalón de tela un poco gruesa por el frío. No quiere lucir demasiado formal, pero tampoco que no se ha tomado la oferta con seriedad, ya que después de mucho pensarlo ciertamente ha decidido que la quiere y va a luchar por ella. Aplicó de su perfume de supermercado, uno que viene usando desde hace mucho en los lugares que ha aprendido de su abuela, y tras un suspiro buscó la salida, tomando su bolso, las llaves de su viejo automóvil y fue bajando hasta encontrarse con su hermano y abuela cargados de emoción y grandes ojos brillantes. Aunque hubiera deseado no dar la noticia hasta que fuera real, su padre no se ha guardado nada y su pequeña familia ya sabía lo que sucedería ese día. Su sonrisa fue encantadora cuando miró el desayuno servido en el comedor. Su padre ha salido hac