Se aferró al cuello de Darcy, quien la tomó en sus brazos y la bajó con delicadeza en la mansión de los Upton. Todo el personal, la familia de Sunny y, por supuesto, las gemelas se encontraban pendientes de ella, tratando de que su traslado fuera lo más delicado y seguro posible, ya que finalmente había logrado salir del hospital.
El reposo había sido recomendado, con muchos cuidados y, ciertamente, pocos movimientos bruscos, no solo para sanar sus huesos quebrados, sino también para mantener seguro el fruto en su vientre que aún se sostenía, pese a todo lo vivido, de manera milagrosa. Fue colocada en una silla de ruedas especial y solo sonrió al notar que avanzaba hacia una habitación que parecía haber sido acondicionada para ella en el primer piso.Auxiliado por Raymond, Darcy dejó a Sunny en la cómoda cama comprada especialmente para ella, con funciones similares a las de una camilla de hospital. Él, sin duda, había pensado en todo, porque no solo la quería deApoyada en las manos de él, dio esos pasos cortos para salir de la habitación. Le habían indicado movilizar poco a poco el cuerpo, aunque faltaban semanas para la sanación completa, debía ir avanzando gradualmente para permitir que su cuerpo dejara el reposo. Tras soltar un suspiro, buscó la mirada de Darcy, pero no pudo evitar voltear cuando su visión periférica captó pequeñas luces. Su mirada se llenó de luz y su sonrisa fue amplia cuando vio el enorme pino decorado. Todo el salón lucía como sacado del Polo Norte o de una revista de decoración navideña de lujo. Grandes y numerosos regalos yacían en el piso, bajo el árbol, además de las luces y los típicos colores de la celebración, se combinaban flores naturales que él había comprado para ella. —¡Feliz Navidad! —la celebración de las gemelas fue inmediata cuando la encontraron. —Mis princesas, mis niñas lindas, son sin duda el mejor regalo —les dio un beso a cada una.Aunque faltaban muchas h
Como una coordinada familia en pijama recibieron a sus invitados, pero qué gozo fue para ella ver que los suyos lucían de la misma manera, dando esa sensación de unidad más que especial. Del área de empleados salieron Lisa y sus compañeros, también con sus pijamas a juego. Ellas lucían lindos lazos rojos y ellos unos broches verdes sobre sus suéteres. Estaba claro que la encantadora Zarah había pensado en todo. La música inundó el ambiente y el sentido de celebración fue más que claro para los presentes. Corría ponche, champán y cócteles sin alcohol entre los invitados, que no eran demasiados después de todo, pero sí los correctos para hacer esa unión especial. Cómodamente acomodada en un sillón, la joven miraba la belleza de ese momento. Le encantó notar cómo su padre y Darcy conversaban cerca de la mesa de aperitivos, y es que apenas un día atrás, y en un acto que la conmovió de una manera inmensa, Darcy le ofreció un empleo mejor remunerado y con un hor
Las pequeñas revisaron el closet donde nueva ropa había ido llenando los espacios vacíos, ropa de ella, que había movido de su casa o bien había comprado en línea. Le estaban ayudando a prepararse para su cita médica, además de que luego irían a la empresa con papá para ser parte de un evento especial que habían montado en honor al mismo. Zarah recomendaba vestidos volados y llenos de brillos, mientras que Zoey, más seria y práctica, le recordaba a Sunny que debía estar cómoda en todo momento, sobre todo cuando le hicieran la ecografía para ver a sus hermanitos. Dentro del mismo closet, la castaña escuchaba la discusión con una tibia sonrisa. Las tres lucían sus batas rosadas y a juego, ya se habían quitado la mascarilla que ella misma les había hecho para el cabello y sabía bien que luego le tocaría ayudarlas con su ropa. Ese día era importante, aunque no había sido el único día cargado de mucho que vivir y emociones que sentir. El año nuevo llegó de m
La risita de ella se soltó encantadora cuando la arrinconaron en una esquina y su boca fue tomada con mucha seguridad. Una panza pronunciada y bien puesta los separaba a los dos, pero sin duda Darcy estaba perdido en la boca de su prometida y se sintió más encendido cuando ella se elevó en puntillas para afianzarse mejor en ese profundo beso. Las pieles estaban erizadas y podían sumergirse fácilmente en la posibilidad de sucumbir al deseo. Sin embargo, por recomendación médica, habían decidido esperar hasta las treinta semanas, queriendo asegurar la vida de sus preciosos gemelos. Además, ese día tenían doble celebración. Las gemelas cumplían once años y se anunciaba el género a sus invitados y a ellos mismos. Aunque la idea de tenerlos, de saber que habían resistido, era más que emocionante y suficiente para ellos. —Ya me hacía falta besarte de esa manera, mi rayito de luz —ella solo esbozó una débil sonrisa, acariciándole las mejillas donde esa nueva barba suave
Suspiró suavemente, tratando de controlar los dolores que sentía en la espalda baja. Las niñas estaban dormidas y Darcy se encontraba en una reunión virtual con unos importantes proveedores de Dubái que querían crear una colección de lujo con Upton Perfumería, que seguía liderando la lista de las empresas perfumeras más buscadas y compartidas a nivel social. La empresa había crecido con el tiempo y ya habían ampliado las oficinas tomando un piso más del mismo edificio. La colección navideña fue un éxito rotundo que consiguió poner la atención en el nombre de la empresa, en la marca como tal y, con ello, se movieron sus colecciones anteriores, volviéndose parte esencial de los coleccionistas que en redes sociales daban sus opiniones y hacían sus recomendaciones. Se pensó que el éxito no sería repetido, pero la colección de primavera apenas consiguió estar 48 horas en almacenes. Fue catalogada como la colección, a nivel mundial, con mayor éxito en el mercado. Y es
Por el espejo, notó cómo la puerta se abrió y pronto mostró a esas dos bellezas, altas, hermosas y ya cambiando hacia esa nueva etapa, apareciendo luciendo como sus pequeñas niñas, sus siempre queridas princesas, de rosado. Claro que el estilo era más moderno y un poco más estilizado de lo que hubieran esperado cuando, dos años atrás, soñaron con ese día que al fin había llegado, donde papá y la niñera se casarían. Esa niñera se había convertido en la mami. La que iba a reuniones, la que organizaba clubes de estudios y horneaba galletas para cada amiguito que estaba de cumpleaños. La que había separado discusiones y se quedaba escuchando con los ojos cerrados a Zoey en sus nuevas composiciones, pero también había ido de la mano de Zarah a sus exposiciones de arte digital. Sunny había sido madre, y no solo de ellas, sino de esos preciosos y regordetes gemelos que liberaron suspiros femeninos apenas aparecieron, cargados por el tío Lorenzo y el abuelo Raymond. De m
De manera nerviosa y como automática sacudió de nuevo la tela de su pantalón. En la sala de dirección y aguardando al director de la Academia Oxford ciertamente sentía que estaba repitiendo sus años escolares porque los nervios le han revuelto la panza y ahora mismo solo puede ver a todos lados nerviosa de la llegada del corpulento hombre. Llevaba siendo maestra sustituta en aquel lugar desde hace seis meses, y esperaba que por el desempeño que tuvo, las buenas notas de sus alumnos y el hecho que habían ganado el premio Oxford de excelencia fuera contratada para el siguiente ciclo escolar, ahora que las vacaciones han llegado, como una maestra de planta. —Señorita Gray.—elevó su mirada hacia donde la asistente de dirección se encontraba—el doctor Montgomery la espera, puede pasar. Tras un suspiro se puso de pie y solo asintió. Llevaba siempre la panza revuelta y temía que en cualquier momento se desmayara o peor aun un gas se le saliera, pero no por eso perdió la serenidad en su ros
Se unió a ellas cantando con emoción la música pop que iba envolviendo la cabina. Las gemelas se han compartido todas las golosinas y frutas que les empacaron para su última práctica de gimnasia, y ninguna de las tres se ha dado cuenta de todo el caos que la decisión que Susannah tomó de llevarlas a su casa ha causado siendo un pandemonio en el padre viudo y soltero de las menores. Fue guiada por las mismas chiquillas a la dirección que tenían apuntada en una nota de su celular y solo pudo ir abriendo grandes ojos ante las preciosas mansiones que desfilaban a sus laterales, deteniéndose en el portón negro con un alto muro que sabe bien ha recorrido varios metros atrás e incluso le daba vuelta a una esquina. —Buenos días, familia Upton—saludó una voz femenina cuando Susannah invitada por Zoey apretó el botón en la máquina inteligente empotrada en el concreto. —Buenos días, soy Susannah Gray, traigo a las gemelas conmigo. —¿Perdón?—la pregunta con una clara confusión logró que la ca