Incondicional

«Esto es un asco», pensó Enrique, mientras daba vueltas en su auto sin saber qué hacer.

Ese día, se suponía, iba a casarse, pero ahí estaba, deambulando por la ciudad, con el labio roto, y con varias costillas que parecían fracturadas. Sin ánimos de regresar a su casa, se estacionó en un bar que encontró de camino.

—Voy a beber—se dijo. ¡Qué más daba!

Al entrar, el humo y las risas huecas crearon una atmósfera densa y sofocante. «Justo lo que necesitaba», pensó, dejándose envolver por esa neblina artificial, intentando ahogar sus penas en el alcohol.

Y así, una a una, las botellas vacías reposaron frente a él, como un monumento a su desdicha, mientras sus manos temblorosas se aferraban a la siguiente, buscando un refugio en cada trago.

A medida que más bebía, el alcohol descendía por su garganta como un río caudaloso, arrastrando consigo sus recuerdos y emociones, aunque no todas, la imagen de Ashley seguía nítida cada vez que cerraba los ojos, atormentándolo. Afortunadamente, con
Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP