¡Ira...mucha ira!

Mi padre me miraba con severidad y mucha molestia por mi insolencia en este preciso instante. 

Sin embargo, sus problemas no eran mis necesidades ahora.

Mi prioridad es hacerle entender que aunque me obligara, nunca iba a ser esa niña sumisa que siempre había querido.

Nunca sería el títere que podía manejar a su antojo. Y aunque me pareciera físicamente a mamá, mi carácter y actitud nunca sería como los de ella.

—No estás en posición para opinar, tu deber es obedecer mis ordenes.

—mi padre me habló con rudeza mientras me daba una mirada de muerte.

—Es mi vida, claro que tengo que opinar. —le reté con la mirada, tentando mi destino.

Sé que nunca me pondría una sola mano encima, pero también sabía que podría ser castigada de por vida por la "pésima actitud".

Igual ya no importaba nada si me estaba vendiendo como carne de segunda a un hombre que no conocía. Ya el respeto se había perdido.

—Déjalo así, igual me vas a vender como carne. —le solté con altanería. —Si mamá estuviera aquí, no permitiría ésto.

Lo miré con odio y le pasé por el lado ignorando sus llamados.

—Es por el bien de la familia. —fue lo último que escuché antes de cerrar la puerta de mi habitación de un portazo.

No voy a soportar ésto por mucho tiempo, me estoy volviendo loca.

Empecé a dar vueltas por toda mi habitación mordiéndome los nudillos de mi mano izquierda de manera ansiosa tratando de idear un plan para escaparme de la casa aunque sea una noche y no pensar que pronto seria esclava de un falso matrimonio con alguien que no conocía de nada y que ni siquiera sabia si era bueno o no.

Pero si papá quería casarme con él, no creo que sea alguien cuestionable.

Pero no lo sé...

Me detuve por un momento a mitad de la habitación mirando la ventana tentativamente.

Solo eran dos pisos, tendría que idear un buen plan para escaparme. Aunque sería más inteligente salir por la puerta que por la ventana.

Negué lentamente borrando el escenario que mi mente recreó en segundos, y eso consistía de mi boca ensangrentada pegada al piso.

Era demasiado torpe como para siquiera pensar en saltar por la ventana.

Corrí a mi closet y en un bolso deportivo metí varias mudas de ropa deportiva, unos tenis adicionales y un sin fin de ropa interior. Y claro está, por lo menos más de la mitad del dinero que tenia ahorrado desde hace mucho tiempo en mi caja fuerte.

Dinero que me he ganado por mi misma, trabajando para papá o para cualquier lugar donde solicitaran personal esporádicamente.

Tenia veintitrés años, era correr o morir en el acto.

Hace un par de años decidí trabajar a escondidas, la mayoría de las veces era dentro de la universidad para que papá no sospechara, otras veces decía que salía con amigas; amigas que no tenia, claramente, ya que solo estaban enfocadas en sacarme dinero como si yo lo generara.

Pero en fin, tenía unos buenos ahorros que se irían ahora mismo con la locura que cometería.

Vi de nuevo el bolso que había armado, pero me pareció muy poca ropa, así que metí un par más de conjuntos casuales, un vestido de verano y unas sandalias, metí cosas necesarias para mi aseo personal y la foto que tenia de mamá y una de mis hermanos, organice todo y metí el bolso debajo de la cama.

Esperé pacientemente que anocheciera, rechazando la cena y los llamados insistentes de mi padre. No podía verlo, si lo hacia, la culpa seria mas grande que mis deseos de salir de ésta pesadilla así sea por unos cuantos días.

Cometería una locura, pero ya no había vuelta atrás, la ira me dominaba y creía en mi libertad prematura.

Creía en mi libertad, pero los nervios me iban a matar, pase toda la noche y el comienzo de la madrugada pensando en los pro y contras de todo esto.

Si me escapaba solo retrasaría la boba, no la iban a cancelar por un ataque de mi parte. Mi padre me buscaría hasta de bajo de las piedras con tal de casarme con su nuevo socio.

Mi cabeza se mantuvo trabajando en el plan suicida, pero justo a las tres de la mañana salí con cautela de mi habitación, con todas mis cosas, directo al estudio de papá y tome las llaves de la Toyota Hilux 2022 blanca que estaba recién comprada, y sin sistema de seguridad activado.

Papá morirá al saber que su nueva adquisición había desaparecido con su hija a bordo.

Sonreí con malicia y me apresuré al sótano de la casa que funcionaba como garaje de los bebés de mi padre, y sin activar las alarmas conseguí la camioneta, abrí la puerta del lado del piloto, lance las cosas al otro asiento y con esfuerzo me subí a ella.

La encendí lo más despacio posible y esperé a que el motor calentara unos minutos mientras miraba alrededor asegurándome de no despertar a nadie.

Cuando me sentí segura de arrancar lo hice con el corazón en la garganta y lágrimas en mis ojos, porque aunque sabia que ésto seria un respiro de lo que me quedaría de libertad, también me dolía que mi papá no pudiera pensar un poco en mi.

Avancé por la parte delantera de la casa y con el control abrí el portón sin bajar la velocidad, solo quería salir de aquí, irme lejos y olvidarme de mi mundo así sea por unos días.

El vigilante ni se preocupó por saber quién salía, ya que la camioneta era de papá, y con eso las preguntas quedaban nulas

Me preparé mentalmente para mi huida, y cuando salí del área residencial donde vivía, aumenté la velocidad y me alejé lo más que pude de casa hasta llegar a un acantilado, con mucho temor, orille la camioneta, me bajé y con rapidez lancé mi celular por el barranco que había frente a mi, y no esperé más y me devolví al carro para seguir mi camino.

Tengo que llegar a otra ciudad para alejarme lo más posible y así les cueste encontrarme.

Luego de rodar por un largo rato sin despegar mi mirada del camino, me detuve frente a una estación de servicios para llenar el tanque, porque no tenia mucha gasolina para seguir el camino.

Mientras esperaba que el señor que estaba a cargo llenara el tanque de la camioneta aproveche para entrar a la tienda y comprar algo para picar para el camino, no sabia a donde ir, así que necesitaría algunas cosas antes de encontrar un motel.

Tome varias botellas de agua, unos energizantes, galletas dulces y saladas, también aproveche para comprar lo típico que compraría alguien que este huyendo en una película, tome cuatro cajas de tintes para el cabello de color negro.

Le diría adiós a mi cabellera rubia ceniza que me llegaba hasta la altura de mis glúteos, y lo pintaría de negro para pasar desapercibida así sea por unos días. Espero que con cuatro cajas sean suficientes para cubrir todo.

Se que estoy exagerando y que lo más probable es que papá ya esté buscándome, pero así sea un día lo disfrutaré al máximo, obviamente no se lo pondré fácil.

Y con ese pensamiento salí de la tienda y agradeciendo al señor por ayudarme a llenar el tanque de gasolina, abrí la camioneta, me subí a ella y viendo que eran las seis y media de la mañana, retome mi camino a no sé dónde, a ser feliz así sea por unas horas.

No le daría el gusto a nadie de encontrarme fácilmente, si querían sacrificarme casándome con un hombre desconocido, entonces que lo hagan con ganas y luchen contra mi terquedad.

Mientras tanto yo, me perdería en las carreteras de mi ciudad natal hasta no sé donde. No importa ya qué haré. Lo que importa es salir de aquí.

Manejé y manejé hasta salir de la ciudad, y entre a mi nueva realidad.

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