Olivia
Llevo dos jodidos días encerrada, con temor de salir de la habitación de hotel y sobreviviendo con comida basura que ofrece el lugar.
No sé qué hacer, si seguir huyendo o entregarme a los deseos de la familia.
Al final de todo, entendí que mi mejor opción era casarme con ese hombre y salir de esa horrible familia que quiere hacer mi papá.
Deseo empezar a vivir y hacer un trato con mi futuro esposo para que me deje brillar y así poder llevarme a mis hermanos una vez que esté establecida.
Lo que más quiero es ser feliz y libre, pero ya veo que la felicidad no es algo que me pueda permitir si quiero conseguir mi libertad. Ojalá las cosas fueran diferentes.
Pero ya no hay tiempo de lamentaciones, lo que me queda es esperar ser encontrada por mi padre y sus hombres y yo resignarme y confiar en que podré salir de esto con ayuda de mi futuro esposo.
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Enzo
Estoy seguro de que la encontraré, así sea lo último que haga. Necesito que me explique por qué está huyendo.
Mi búsqueda se ha resumido en manejar casi sin rumbo en busca de ella, me he sentido frustrado ya que no puedo solo dedicarme a buscarla cuando tengo mil cosas que hacer. No solo es la boda, son los negocios que estoy dejando en mano de Marcello mientras me ocupo de mi futura esposa.
Sigo manejando y me detengo en una estación de servicio a mitad de la nada para comprar agua y unas cuantas pastillas para el dolor de cabeza. El estar constantemente manejando no me ha hecho nada bien.
Entré en el establecimiento llevándome la mirada de la cajera, me miró no de una forma disimulada, pero era lógico, no todos los días llegaba un hombre en camisa de botones remangada hasta los codos mostrando sus brazos tatuados, y que tampoco nos falte mencionar la gran cara de culo que me cargaba.
Tomé lo que necesitaba y lo llevé a la caja.
–Son veinte –me dijo mientras mascaba chicle de forma desagradable.
Hice una mueca de desagrado y saqué un billete de cien de la cartera y se lo tendí.
–No tengo cambio, lleve algo más para que llegue a los cincuenta.
Respiré profundamente para no pegarle un tiro ahí.
Tomé unas cuantas cosas de ahí mismo del mostrador y le di el billete nuevamente.
Lo tomó de mala gana y lo embolsó todo.
–Debería descansar, tiene mala cara –me dijo mientras sacaba el cambio. — A unos cuantos kilómetros hay un motel de esos de vía, en la madrugada de ayer pasó una pelinegra por aquí y le recomendé el mismo.
La cajera seguía hablando estupideces mientras mi mente solo procesaba el hecho de que una pelinegra había pasado por ahí.
—¿Cómo era esa pelinegra, qué aspecto tenía?
Mi voz salió con un poco de simpatía para poder sacarle todo lo que sabía.
–Era una chica muy mona, pero tenía el mismo aspecto que usted; cansada, pero la diferencia es que estaba triste, tenía un vestido negro y se montó en una camioneta –la chica abrió los ojos y las manos dándome una representación del tamaño de la camioneta.
Era ella, jodidamente si era, me desesperé un poco y puse una mano en el mostrador tratando de no tomar el cuello de la cajera y partirlo para que se callara.
—Dame el nombre de ese motel.
Ella dejó de hablar y asistió mientras tomaba un papel y me escribía la dirección. –Justo aquí, guapo –me tendió la hoja.
—Quédate con el cambio —tomé la bolsa del mostrador y salí del local con un poco de ansiedad, pensando en si estaría o no ahí.
Me mordí el labio inferior reprimiendo el gruñido.
Encendí el auto y aceleré lo más que podía, eran bastantes kilómetros, me tardaría una hora más o menos en llegar. Una hora en la que no sabía si ella seguía ahí o se había largado.
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Olivia
Me levanté de la cama hace unos minutos, me metí en el baño y me di una ducha reparadora, de nuevo, el calor iba a matarme aquí encerrada. No sé dónde me encuentro sinceramente pero me alejé unas ocho horas de la ciudad donde estaba.
Al salir de la ducha, mimé un poco mi piel con los productos que había comprado en la estación de servicio.
Me sequé y desenredé el cabello para ponerlo más manejable. Me coloqué ropa interior de encaje y sobre ella un vestido veraniego con unos zapatos deportivos.
Saldría a la lavandería que estaba junto al motel para lavar la poca ropa sucia.
Metí todo en una bolsa y tomé mi bandolero para salir por lo menos a tomar aire de aquí a la lavandería.
Cuándo llegué a esta me sentía perdida, no sabía cómo empezar, pero una señora muy amable me explicó y terminé pasando una hora completa lavando un poco de ropa hasta que estuvo totalmente seca gracias a la secadora de ese lugar.
Me sentía bien haciendo tan pocas cosas, me sentía libre y es estúpido decir eso con tan solo haber lavado unas cosillas, pero lo hice sola y me sentía de la hostia, como dirían por ahí.
Hoy me animaría a salir, ya sea al bar de al lado, no quiero quedarme otra vez en la habitación llorando y pensando en mi desgracia.
Tampoco quería seguir pensando en cierto ojiazul, o verde, ya ni sé, tiene un color indescriptible.
Mi mente divagó de nuevo en ese momento en la discoteca y mi cuerpo empezó a calentarse, pero no era exactamente por el sol.
Me avergonzaba sentir tanto por ese hombre que apenas conocía. Pero sinceramente, si estuviera en una situación normal y no escapando de mi realidad, no me hubiera hecho la digna y habría aceptado ese escape.
Era un hombre que con solo mirarte a los ojos te daba señales de lo que podría pasar entre tú y él. Un tipo divino al que me hubiera gustado conocer más a fondo, si saben a lo que me refiero.
Me reí de mi estupidez y seguí mi camino. Al llegar al motel, me aseguré de que la camioneta estuviera en buen estado, la abrí y me fijé en que todo estuviera en orden. No sé ni cómo he podido sobrevivir a esta bestia, es súper grande y difícil de manejar, pero me ha salvado la vida.
Bajé de ella aún con la bolsa de la ropa limpia en la mano y la aseguré.
Retomé mi camino y al llegar a la puerta me puse a buscar la llave en el bandolero. Mientras buscaba, escuché un carro que venía en dirección a las habitaciones, me fijé en él y me impresioné al ver un hermoso Mercedes en este lugar, aunque yo andaba en una Toyota, así no podía pensar en que eso era raro.
Dejé de admirar el auto y seguí buscando la llave. Cuando la encontré, el carro se detuvo al lado de la Toyota y la puerta se abrió aún con el carro encendido y mal estacionado.
Me asusté un poco y con rapidez intenté abrir la puerta, pero el temblor en mi mano me hizo tumbar la llave al suelo. Al momento de agacharme para buscarla, escuché una peculiar voz pronunciando mi nombre con alivio.
Me puse pálida y me levanté con lentitud, preparada para lo que estaba detrás de mí.
Me había encontrado y no sé cómo.
Sus palabras vinieron a mi mente y mi cuerpo empezó a temblar de anticipación.
EnzoHice el registro lo más rápido que el recepcionista me permitió y me dejó ingresar al estacionamiento, justo donde estaban las habitaciones. Manejé a una velocidad ridícula, ya que iba muy rápido en un lugar con una sola entrada.Mi corazón se detuvo y al segundo comenzó a latir más fuerte en el momento que vi el Toyota. Sonreí como un tonto. Pero mi corazón latió más al momento de verla a ella en la puerta de enfrente de la camioneta buscando algo en su bolsa.Por un momento alzó la vista y frunció el entrecejo al ver el auto y, aunque estuviéramos alejados, pude apreciar esos ojos preciosos que tiene y ese cabello negro moviéndose con el viento.¡Ella es una jodida Diosa!Seguí el camino y ni siquiera estacioné bien el auto, simplemente abrí la puerta y me bajé.Ella me estaba dando la espalda y pude apreciar que se puso tensa por la manera en la que paré el auto. Me disculparía por eso, pero realmente no estaba en mis cinco sentidos ahora.Ella se apresuró a sacar la llave y t
But bad boys bring heaven to you.OliviaMi respiración seguía entrecortada y mi cara hundida en la almohada tratando de recuperarme.Nunca me lo habían hecho así, ningún hombre me había sometido como lo había hecho Enzo, aún sentía los estragos en mi piel por los orgasmos que me dio este hombre.Él se había recostado a mi lado también, respirando entrecortado, tratando de recuperar energías, mientras tapaba su rostro con el brazo tatuado.Enzo era la personificación de lo que debes evitar en un hombre, pero también tenía todo lo que podía atraer a una mujer. Y yo lamentablemente no sería la excepción.Aún me asustaba la forma en que me encontró, pero si fuera querido hacerme daño, no estuviera aquí bien follada y tratando de recuperar el aire.Me levanté con dificultad de la cama, me dolían las rodillas y mis nalgas escocían por las palmadas que me dio y el roce con su pelvis. Me sentía mareada, y posiblemente no estaba dando una buena imagen con el cabello alborotado y la cara de re
OliviaÉl seguía frente a mí, esperando mi respuesta a su propuesta.Sinceramente, no estaba ni siquiera dispuesta a pensar en los pro y contras. Solo lo tomaría confiando mis esperanzas en este hombre.—Vamos, nena, háblame —pidió aún con sus ojos fijos en los míos.Me permití dudar un poco, solo para escuchar de nuevo y creerme que me ayudaría a salir del calvario que representaba ser una Manchester.—Quiero que te sinceres conmigo y me digas por qué no me entregaste a mi padre.El suspiro y, sin esperarlo, tiro del cobertor, dejándome desnuda nuevamente ante él, se agachó a mi altura y de sorpresa me tomó de las caderas haciendo que rodeara las suyas con mis piernas.Sus grandes y rudas manos apretaron un poco mis glúteos cuando se movió a la cama de nuevo, sentándose en ella y dejándome encima de él de nuevo.—Lo que te dije hace unos minutos es la verdad, cuando te vi quedé hechizado, nena, mi mente automáticamente te reconoció por la foto que me dieron de ti, pero en la discotec
OliviaMi cuerpo estaba pesado y adolorido la mañana siguiente. Enzo nos mantuvo muy ocupados durante la noche y la madrugada.Me sentía adolorida pero inexplicablemente feliz. Podría en este momento enfrentarme a mis padres y no me dolería como antes. Mi cabeza estaba en movimiento planeando el regreso de mi escape si es que ya no están cerca de encontrarme.Quiero disfrutar en soledad con Enzo, pero no es inteligente de nuestra parte alargar la espera del matrimonio. Él necesitaba presentarme ante el abogado de su familia para hacer oficial la unión nupcial.Y yo necesitaba alejarme de mi casa y de mis padres. Sé que a mis hermanos les irá bien, porque por suerte de los Dioses Estrella ellos nacieron varones.Mi padre se iba a arrepentir cuando me vea con el poder que él me negó y que Enzo aseguró que iba a darme porque no teme que su mujer sea tan poderosa y exitosa como él. Él quiere una guerrera a su lado, no una mujer trofeo, y él obtendrá lo que me pida que sea. Si es para gana
EnzoTeníamos menos de cuarenta y ocho horas para salir de aquí. El trabajo más fuerte lo tendrá Olivia, y no lo podía negar, pero no la dejaré sola.Me encontraba en una cafetería no tan lejos del motel, estaba pidiendo el desayuno de los dos y aprovecharía hacer varias llamadas y así coordinar lo de mañana en la feria.Mientras esperaba mi pedido, saqué mi celular del bolsillo de mi jean. Había tenido suerte de meter un bolso con ropa en el carro.Al primero que le marqué fue a Marcello para que me diera reporte de cómo estaban mis negocios en mi ausencia.—Hola, jefecito —Marcello respondió al segundo tono.—¿Qué tal van las cosas en mi ausencia? —le pregunté directo, porque si no no habría fuerza mayor que me permitiera salirme de sus interrogatorios estúpidos.—Todo va sobre la marcha, la empresa sigue laborando sin detenerse, sin embargo, hemos tenido unos problemillas con los cargamentos que enviamos hace una semana.—¿Qué pasó? — Me agarré el puente de la nariz con los dedos í
OliviaTodo estaba listo, mis cosas estaban en mi maletín que iba en la camioneta y yo estaba terminando de prepararme.Para esta ocasión compré un vestido con una falda abierta y holgada, ideal para la temática del evento. La parte de arriba solo cubría el área de mis pechos en un lindo top que se amarraba en el medio, las mangas anchas con muchos volantes y el estampado de la tela mostraba hermosas flores blancas sobre la tela del mismo color. La falda era otro espectáculo que ver, corta en el frente izquierdo y suelta en el resto, la combiné con unas botas de plataforma a la altura de las rodillas y un cinturón dorado que tenía detalles en cristal decorándolo.Me sentía una Diosa, y Enzo me lo repetía cada vez que entraba y se aseguraba de que estuviera terminando con mi transformación.Iba acorde al tema de la feria, feria que pensé que era algo sencillo y terminó siendo un festival de música electrónica.Enzo me aseguró que todo estaba en orden, que solo tenía que ir al lugar y d
Llegamos en un tiempo récord a la mansión Manchester y mi corazón se achicó en mi pecho al pensar que volvería a estar presa en esta jaula de oro.Con ayuda de las chicas salí de la camioneta y me encaminaron a la entrada principal de la casa.Ya en la puerta se encontraba mi padre esperándonos, eran las tres de la madrugada y estaba completamente segura de que estaba más que molesto.Su cara solo demostraba enojo hasta que me vio la mejilla amoratada, y luego le vio la cara arañada de Norman.—Señor, aquí la tiene, sana y salva —le dijo el imbécil y yo solo me reí en su cara.—Hijo de puta —le dije con burla.Mi padre se acercó a mí y me enfrentó, levantó la mano y me remató el golpe que me había dado el asqueroso de Norman.Este se dolió aún más, pero más por la impresión que por el golpe. Mi padre no me había puesto una mano encima nunca, pero justo hoy lo hacía.—Aparte de mal padre, también eres maltratador —me reí en su cara y me acerqué más a su rostro y con enojo le dije. —Men
EnzoEstá hecha una fiera, y no sabía la razón, solo sé que la mujer dulce que vi por última vez no estaba aquí. Se encontraba molesta y disgustada, tanto que ni siquiera me miró, solo soltó su veneno a todo el mundo. Me sentía orgulloso de ella, pero quería saber por qué estaba teniendo esta dura actitud.Alexa solo me informó cuando la dejó sola en el baño del local que habíamos fijado como punto de entrega. Ella me dijo que temía por la seguridad de Olivia porque había un hombre que la había mirado con ganas de herirla.Casualmente, la descripción que me dio y la foto que le tomó coincidían con el hombre a quien mi mujer humilló.Estaba ansioso y quería quedarme solo con ella para que me explicara.Su padre comenzó a decir tonterías para variar, tratando de venderme algo que ya era mío. La trataba como un objeto y ella solo tenía una mueca desagradable que intentaba disimular cuando hablaba con sus hermanos, pero solo con ellos porque ignoraba el resto.Su padre me hizo una pregunt