Los gritos hicieron que me distrajera de las preguntas que me estaban haciendo los reporteros. Volteé para ver qué causaba el alboroto, y allí estaba ella, estrujando a su amiga mientras un líquido viscoso se escurría por su ropa. Dejé a los reporteros y corrí hacia ella. Al llegar, la vi con horror: la camisa que le había dado estaba hecha un desastre, completamente empapada de vómito.
—Lo pagaré — dijo su amiga mientras ella seguía estrujándola. Finalmente, la soltó y, con un repentino arrebato de ira, agarró el cuello de la chica ebria y apretó. Actué de inmediato, apartándola al agarrarla por la cintura, aunque me cubrí de vómito en el proceso.—¡Te voy a matar, Grace! — le gritó furiosa. La llevé en mis brazos hasta el motorhome, la solté y la miré a los ojos. Su expresión de enojo era tan intensa que hasta daba un poco de miedo.—¿Quieres que te preste algo más de ropa? — le pregunté.Sin decir una palabra, ella comenzó a quitarse la ropa hasta quedarse en ropa interior. La observé en silencio durante un largo momento; su físico era espectacular, su piel se veía suave y mis dedos picaban por tocarla, era tan fascinante ver cómo ella, que apenas me conocía, se había prácticamente desnudado frente a mí.— ¿No te incomoda que te vea? — le pregunté con curiosidad.Ella me miró y una leve sonrisa se apoderó de sus labios jugosos.— Puedes ser mi hijo — me soltó.Yo me quedé allí, sin nada que decir, ¿acaso no se daba cuenta cuán maravillosa era?— Tengo veintidós — le contesté.Ella sonrió aún más ampliamente.— Y yo treinta y seis — me respondió.Yo asentí con la cabeza levemente, y la seguí observando. Era tan loco todo esto que me estaba pasando, había conseguido el título por el cual soñé por años, y tenía de frente semidesnuda a una preciosa mujer, ¿acaso estaba soñando?— ¿Te incomoda que esté así? — me preguntó.Yo negué con la cabeza de inmediato.— ¿Y la ropa? — preguntó ella, visiblemente molesta.Corrí a buscar algo para ella, tomé algunas prendas y se las tendí, pero ella no las tomó.— Huelo horrible — se quejó.Levanté mi brazo que había sido empapado también de vómito y puse mala cara, también olía desastroso.— Si quieres, puedes darte una ducha. Ven y acompáñame — le pedí.Ella respiró profundo y después me miró.— Lamento arruinar tu triunfo, estoy tan avergonzada — me dijo.Pero yo no le estaba prestando atención, mis ojos se fueron al suave encaje que recubría sus llenos y dulces pechos, ¿cómo podía pensar ella que yo la veía como una madre? Dios santo yo quería subirla en algún lugar y arrancarle la ropa interior con mis dientes.— Soy Kat, por cierto — me dijo.Ella me tendió la mano y yo la apreté, y como lo había pensado, ella era muy suave.— Hayden — le dije medio embobado.Ella volvió a sonreír y mi corazón empezó a latir con fuerza. Esta era la primera vez que me pasaba algo así. Había tenido varias parejas, pero ninguna me había hecho sentir como ella. Era tan extraño, pero me gustaba muchísimo.— Creo que me iré a dar un baño, tú deberías irte, seguramente te están esperando — me sugirió.Yo asentí con la cabeza y me alejé un poco de ella.— ¿Me acompañarás a la celebración? — le pregunté.Ella se quedó pensativa por un momento.— No lo creo, debo llevar a mi amiga a casa, pero felicidades — me dijo.Me sentí muy decepcionado por su respuesta pero asentí con la cabeza.— ¿Nos volveremos a ver? — le pregunté.Ella se agachó y de su pequeña bolsa sacó una tarjeta.— Si algún día te casas y quieres divorciarte, llámame — me dijo.Yo leí la tarjeta mentalmente. “Katerina Sinclair, abogada”— Gracias, la guardaré entonces — le dije.Ella asintió con la cabeza y empezó a caminar al baño, pero en eso entró su amiga y nos quedó mirando.— He ganado — dijo y se tambaleó.Yo corrí a ella de inmediato, un golpe en su estado podía ser muy malo.— ¿Quieres algo de tomar? — le pregunté.Ella me sonrió.— A ti — me respondió.Kat se acercó a mí y me la arrebató de los brazos.— ¿Por qué estás desnuda? — le preguntó con asombro.— Me vomitaste toda, ¿qué esperabas? — le reprochó.Kat se llevó a su amiga hasta el baño y la metió dentro, yo escuché los gritos de súplica de su amiga mientras ella la regañaba por haberse emborrachado de esa manera.— Hayden te están esperando — me dijo mi director técnico.Yo asentí con la cabeza y caminé hacia él.— ¿De dónde sacaste a esas mujeres? — me preguntó. Yo sonreí.— La morena será mi esposa, así que sé lindo con ella — le pedí. Jona me dio un par de golpes en la espalda.— ¿Creo que es algo mayor para ti, no? — me preguntó. Yo me encogí de hombros, para mí la edad no era un obstáculo para nada, y yo estaba seguro de que Kat era la indicada para mí, mi corazón así me lo decía.— — — — — — — — — — — — — — —Grace estaba hecha un ovillo en el suelo de la ducha, temblando del frío.— Te odio, Kat — me dijo mientras tiritaba.— Espero que la próxima vez que me digas que no vas a beber, hables en serio. Me vomitaste toda — le reclamé.Ella se levantó y me miró a los ojos.— ¿Por qué estabas desnuda? — me preguntó.Yo le di un golpe en el hombro y ella se quejó.— Es un niño — le respondí.— Tiene veintidos, él ya te puede hacer uno — me dijo.Yo respiré profundo y la ignoré por completo. Grace era la mujer más mal pensada que conocía; su mente estaba corrompida.— Puede ser mi hijo — le dije.Grace puso los ojos en blanco.— Déjate de mojigaterías, el hombre está buenísimo. Solo imagina lo bueno que debe ser en la cama. Uno de cuarenta jamás tendrá la resistencia de uno de veintidos, así que llévalo a la luna por mí — me dijo con una sonrisa.Yo agarré la toalla, me la envolví en el cuerpo y salí del baño. No iba a seguir escuchando las tonterías de Grace.— La señora Reynolds tiene un amante de veinte que también está buenísimo — me contó mientras caminaba detrás de mí.— Esa señora tiene como sesenta, ¿acaso está loca? — me quejé.Yo no estaba en contra de ese tipo de relaciones, pero tener una pareja cuarenta años menor que tú ya era demasiado.— Ella dice que volvió a vivir, me contó tantas cosas que hasta se me antojó buscar uno de veinte. ¿Hayden no tendrá un primo o algo? — me preguntó.Yo recogí la ropa que Hayden me había prestado de una silla y me di la vuelta para volver al baño.— Te voy a ignorar y haré como si esta conversación nunca hubiera existido — le dije y entré al baño.Al quitarme la toalla y mirarme al espejo, no pude evitar sentir una oleada de inseguridad. Mis pechos estaban un poco caídos, había flacidez en mi piel, y mis caderas ya no eran tan prominentes como antes. Mi cuerpo había cambiado con los años, y me vi reflejada en el espejo de una manera que no reconocía. La voz crítica de mi madre resonaba en mi cabeza, sembrando dudas sobre mi atractivo.Me enfrenté a mi propia imagen con una mezcla de nostalgia y melancolía. ¿Cómo podría alguien como Hayden encontrar belleza en este cuerpo envejecido?Cuando salimos del motorhome, las luces de los flashes estaban por todos lados. Yo agarré el brazo de Grace con fuerza; ella, que estaba mojada por completo, me quedó mirando.— ¿Y ahora, qué tienes? — me preguntó.Bajé un poco la cabeza. Al principio no me dio vergüenza que él me viera semi desnuda, pues para mí era ridículo que él me mirara con ojos de lujuria. Pero al verme en el espejo y notar cuán horrible estaba, la vergüenza se apoderó de mí.— Todos vieron cómo me vomitaste, me da vergüenza — le mentí.Me consideraba una mujer fuerte y segura de mí misma, pero esto me había tomado por sorpresa. Tal vez era porque mi ex prometido se había metido con mi hermanita menor, o tal vez era por la inminente menopausia, pero me sentía muy mal, y eso no era una exageración.— ¡Genial! Seremos famosas, aunque sea por un par de semanas — dijo Grace con entusiasmo.Por estas cosas que ella decía, era que no la mandaba a volar. Aunque Grace fuera tan loca, ella le daba diversión a mi vida, y
Hayden estacionó su coche junto al mío en el estacionamiento del edificio donde vivía. Él me ayudó a sacar la bolsa y me siguió hasta el ascensor. Yo lo miré de reojo, y él tenía una sonrisa tonta en los labios. — No me voy a acostar contigo, puedes ser mi nieto — le dije. Él dejó de sonreír y me miró. — ¿Por qué piensas que me quiero acostar contigo? — me preguntó. Quise golpearme por decir tremenda estupidez. — No lo sé, actúas raro y eso me confunde — le dije con honestidad. Hayden sonrió de medio lado. — No quiero ser la sugar mami de nadie — le dije. Hayden empezó a reír. Ahora me sentía aún más estúpida. Dios, ¿por qué decía tantas estupideces? — ¿Puedes detenerte? — le pregunté molesta. Él dejó de reír y me miró a los ojos. — Lo siento — se disculpó mientras me daba una sonrisa. El ascensor abrió las puertas en mi piso y yo salí. Caminé hasta mi apartamento sin mirar atrás. Una de mis vecinas me miró y me saludó, después miró sobre mi hombro y sonrió. — Es mi sobri
Saludé a los otros empleados en el bufete de abogados, donde era socia. Fui a mi oficina y puse en el escritorio algunos documentos que tenía que revisar. — Buenos días — me saludó Lily. Ella venía con un ramo de lirios rojos en las manos. Lo puso en mi escritorio y me sonrió. — Son para ti — me dijo con emoción en la voz. Saqué la pequeña tarjeta que estaba entre los lirios y leí: "Te conquistaré. Att: H". — ¿Quién es "H"? — me preguntó. La miré mal y ella salió de mi oficina de inmediato. Dejé a un lado la tarjeta y me dispuse a trabajar. Mi celular sonó y lo contesté de inmediato. — ¿Te han gustado las flores? — me preguntó. Miré la pantalla de mi teléfono y fruncí el ceño. ¿Cómo diablos tenía mi número? — ¿Quieres almorzar conmigo? — me preguntó. No sabía qué decir. ¿Cómo podía este chico estresarme tanto? — Estoy ocupada. Te pido que no me envíes flores y no me llames otra vez — le dije. Hayden se rió. — ¿Estás nerviosa? — me preguntó. Casi me atraganto, pero respir
Espere a que mi hermana y el bastardo del cucaracho se fueran para voltear a ver a Hayden, que tenía una dulce y traviesa sonrisa en los labios.— Hagamos un trato — le propuse.Él se cruzó de brazos y asintió con la cabeza.— Te doy el mes, pero tú tienes que fingir ser mi pareja. Si en un mes no me conquistas, seguiremos con esto hasta que mi hermana se case, seremos buenos amigos y la pasaremos bien — le dije.Hayden se rascó un poco su nariz.— Me parece bien, pero sé que te conquistaré, soy un encanto — me dijo mientras sonreía y me guiñaba un ojo.Solte todo el aire que tenía en los pulmones y mis hombros cayeron, yo misma me había metido en la boca del lobo por ser “madura” y no pasar por una desgraciada con mi hermana.— Ese tipo es desagradable, ¿cómo puede tu hermana querer casarse con él? — me preguntó.— Necesito un trago — dije.Me di la vuelta y empecé a caminar hacia la carretera, iría a un bar, me tomaría un par de tragos y si estaba de suerte encontraría a alguien con
Hayden detuvo el coche frente a unas enormes rejas; uno de los guardias que estaban enfrente se acercó a nosotros.— Señor Bennett — le saludó.El tipo hizo una señal con la mano al otro, y este abrió las rejas. Yo miré a Hayden, ¿qué clase de persona era él en verdad?— ¿Qué carajos eres? — le pregunté.Hayden sonrió pero no volteó a verme.— Soy un humano que tiene un padre muy rico — me contó.Saqué mi celular y busqué su apellido en Google; una cantidad de resultados aparecieron: "El magnate petrolero Alexander Bennett ha adquirido una importante empresa, convirtiéndose en uno de los hombres más adinerados del mundo."— No me jodas, ¿tú eres hijo de Alexander Bennett? — pregunté sorprendida.Él asintió lentamente.— Déjame adivinar, aquí hay un enorme avión y me llevarás a otro país — le dije.Hayden volteó a verme y se rió.— Eso es muy película romántica — me dijo.Yo puse los ojos en blanco de inmediato.— ¿Entonces qué hacemos aquí? — le pregunté.Hayden detuvo el coche, se ba
Llegamos a su apartamento, y ella abrió la puerta. Yo entré inmediatamente, ella me quedó mirando y después sonrió. — Soy mujer de palabra, no te iba a dejar en la calle — me dijo. Yo me encogí de hombros; todo podía pasar con ella, así que era mejor estar prevenido. — Quédate aquí, me pondré cómoda — me dijo. Yo asentí con la cabeza. Ella desapareció en su habitación, y yo me quedé mirando y husmeando el lugar. En un estante había una foto, me acerqué y la observé. Era una Kat mucho más joven, parecía estar en el campus de alguna universidad y se veía hermosa. Con ella estaba otra chica, una castaña con enormes lentes, se veía como la típica a nerd.— ¿Qué haces? — preguntó ella espantándome. Yo me di la vuelta y la quedé viendo; ella estaba vestida con una pijama que le quedaba enorme. — Son como las tres de la tarde — le recordé. Ella se encogió de hombros y fue a la cocina. — Me gusta estar cómoda mientras me embriago y veo películas románticas — me dijo. Ella sacó una bo
Me desperté de golpe mientras sentía cómo mi respiración se estaba cortando. Kat estaba prácticamente tirada sobre mi pecho, y la pierna de Grace estaba en mi abdomen, presionando mientras ella abrazaba con fuerza mi pierna. Yo aparté un poco a Kat y traté de bajar la pierna de Grace. Kat levanto un poco la cabeza y abrió los ojos, me quedó mirando; yo sonreí un poco. Ella tenía el cabello alborotado, y su cara de recién levantada era tan preciosa. — ¿Dormiste bien? — le pregunté. Ella entrecerró los ojos y se volvió a acostar en mi pecho. Yo miré al techo y puse mala cara; estaba viviendo el sueño de todos los hombres, pero de una mala manera. — Los latidos de tu corazón son relajantes — me dijo Kat con la voz adormilada. Yo sonreí satisfecho por lo que me había dicho; iba por muy buen camino. — Kat, me duele la cabeza — se quejó Grace. Kat se apartó de mi pecho y se sentó en la cama; me miró y después a su amiga, que aún estaba prendida a mi pierna. — Te bebiste dos botellas d
Mientras trabajaba, no dejaba de pensar en lo que me había dicho Grace. Tal vez podría probar un poco, total a nadie le estaré haciendo daño. Me mordí el labio inferior y saqué mi celular del bolso. Busqué su número y me quedé allí mirándolo por un momento, indecisa sobre si marcarle o no.— Qué difícil es esto — me dije a mí misma.Respiré profundamente, cerré los ojos por un momento, los abrí y volví a mirar su número. Le di al botón de llamar y esperé hasta que él contestó. Me quedé en silencio por un momento; ya me estaba arrepintiendo y ni siquiera le había propuesto nada.— ¿Kat? — me llamó.— ¿Hola, cómo estás? — le respondí.Me quedé en silencio otra vez. No tenía la valentía para hablar sobre el tema; me estaba haciendo un lío por prestarle atención a Grace.— ¿Estás bien? — me preguntó.— ¿Quieres almorzar conmigo? — le pregunté.Ahora él fue quien se quedó en silencio.— ¿De verdad? — me preguntó.Estuve a nada de colgar, pero respiré hondo y me tranquilicé. Tenía treinta y