Grace llegó a buscarme súper temprano, ya que teníamos un largo camino por recorrer. Cada vez que se celebraba una carrera, el camino se volvía tan complicado, una enorme cantidad de personas también se dirigían a ese lugar y los trancones se volvían un infierno.
— Sé que esta vez vamos a ganar, lo siento en mis huesos — me dijo Grace emocionada mientras tomaba de su botella de energizante.— Ojalá que sí, ya estoy aburrida de escucharte quejar todo el camino de vuelta — le dije.Saqué mi celular para revisar algunos documentos.— No, celular, hoy es la gran final y tenemos que estar concentradas — me dijo.Ella me quitó el celular y lo lanzó a la guantera del coche.— ¿Cuántos de esos llevas? — le pregunté.Grace me miró y sonrió, se bebió el resto de la bebida y la lanzó en la parte de atrás; yo volví a ver y había cinco ya vacías.— ¿Y si mejor conduzco yo? — le pregunté.Grace negó con la cabeza de inmediato.— No te preocupes, tengo todo bajo control. Ahora relájate, que pronto veremos la mejor carrera del mundo y por fin seré ganadora — me dijo.Yo me recosté en el respaldo del asiento y miré por la ventana, todo lo que hacíamos por amor.[...]Cuando llegamos al lugar, había una enorme cola; las personas estaban vestidas con los colores de los equipos que iban a participar en la carrera.— ¿Por quién apostaste esta vez? — le pregunté a Grace.Ella volteó a verme y me sonrió, Grace y sus apuestas ilegales.— Galactic Racing Nexus, ¡sé que ganaremos! el piloto está para comérselo — dijo emocionada.Ella me miró y después puso mala cara.— ¿Por qué estás vestida como para ir a un funeral ? — me preguntó.Yo puse los ojos en blanco. Grace me quitó el saco y lo tiró al suelo.— Tienes treinta y seis, no setenta y seis — me dijo.Yo iba a recoger mi saco, pero ella no me lo permitió y me jaloneó, ya que la fila estaba avanzando.— Me vas a pagar eso — le dije.Grace asintió con la cabeza y siguió caminando como si nada; yo me di la vuelta para ir a buscar mi saco. Era el colmo que ella se atreviera a hacer algo así; empecé a esquivar a algunas personas mientras buscaba con la mirada en el suelo. Me tropecé con alguien y este terminó tirando su bebida en mi pecho.— ¿Acaso estás ciega? — me dijo el tipo enojado.Yo respiré profundo y me di la vuelta; no quería empezar una pelea en este lugar. Busqué a Grace y rápidamente me acerqué a ella.— ¿Pero qué te ha pasado? — me preguntó viendo mi blusa de satén empapada.— Un idiota me tiró su bebida y todo es tu culpa — la acusé.Ella se puso la mano en el pecho y me miró indignada.— Te dije que te iba a comprar otro, así que deja la mala cara que por tu culpa siempre termino perdiendo — me dijo.Ahora la indignada era yo; ¿acaso yo le pedía venir a estos lugares? La fila siguió avanzando, entramos al lugar, subimos a las gradas y nos sentamos en nuestros lugares. Desde donde nos encontrábamos, podíamos ver casi toda la pista.— Voy al baño — le dije a Grace.Ella no me prestó atención y yo empecé a bajar las gradas; ya me conocía el lugar por todas las veces que había venido con anterioridad. Caminé hasta el lugar donde estaban los baños; había muchísimas personas allí esperando. Respiré profundo y decidí caminar a una de las tiendas que vendían mercancía de los distintos equipos; iba a comprar algo para cubrir mi blusa mojada.— Hola — saludé a la chica que estaba allí. — Me vendes esa — le señalé a la chica con el dedo, apuntando a una camiseta azul.Hicimos la transacción, y yo me puse la camiseta de inmediato; ahora me sentía mejor, aunque aún me sentía un poco incómoda. Era mejor estar así que ir por el lugar mojada.Empecé a caminar de nuevo hacia las gradas; cuando vi a una enorme multitud de personas corriendo hacia mí, un chico rubio venía corriendo delante de las personas, llevándoles una gran ventaja a todos los que corrían detrás de él. Él venía con un vaso en la mano; yo intenté apartarme, pero él terminó estrellándose conmigo, vertiendo el contenido en mi camiseta recién comprada.— ¡No puede ser! — me quejé.El chico rubio se detuvo abruptamente al chocar conmigo, mirándome con ojos sorprendidos y disculpándose rápidamente.— Lo siento mucho, no vi por dónde iba. ¿Estás bien? — preguntó, notando el desastre en mi camiseta.Fruncí el ceño y lo miré con irritación; la multitud que corría detrás de él se detuvo, formando una especie de círculo alrededor de nosotros.— ¡Acabas de empapar mi camiseta nueva! — le dije, frustrada.El chico parecía consternado, pero después me sonrió un poco.— Lo siento de nuevo. — se disculpó.Miró hacia atrás, agarró mi mano y se echó a correr conmigo; yo intenté soltarlo, pero tenía su mano pegada como una sanguijuela a la mía. Cuando llegamos al paddock, él se detuvo y me soltó; después me volteó a ver y me sonrió.— ¿Qué hago aquí? — le pregunté ya de mala gana.Venir a esto se estaba convirtiendo en un enorme desastre.— Dame cinco minutos — me pidió.Yo asentí con la cabeza, y entonces el chico desapareció. Yo miré de un lado a otro y observé los coches allí estacionados; me acerqué al que estaba más cerca, una enorme bestia de color rojo.— ¿Qué hace la competencia aquí? — preguntó un tipo acercándose a mí.— ¿Disculpa? — pregunté.El hombre, que tenía unos cincuenta o sesenta años, se acercó más a mí con una enorme sonrisa.— Tu camiseta es del otro equipo — me aclaró.Sonreí con un poco de vergüenza.— El chico rubio tiró agua sobre mi camiseta y me trajo para solucionar el desastre que ha hecho — expliqué.Arrugó el entrecejo. El chico rubio apareció con una camiseta color rojo y me la entregó.— El rojo combina con tus ojos — me dijo.Me quité la camiseta azul y observé la camiseta que tenía en las manos; en la parte de atrás había un nombre en letras blancas: "Hayden".— Es el equipo ganador — me dijo.Levanté la vista hacia él y lo observé con más detenimiento; el chico tenía unos veinte años, unos lindos ojos azules, una mirada tierna y una sonrisa demasiado dulce. Lo miré a los ojos y le sonreí un poco; el chico tenía una sonrisa contagiosa.— Gracias — le dije.Me puse la camiseta que me quedaba extremadamente grande y después lo volví a mirar; él me observaba con mucha atención.— Te queda preciosa — me dijo.Le sonreí, y solo asentí con la cabeza. se notaba que estaba un poco incomodo, así que lo mejor era retirarse.— Ya me tengo que ir, y gracias otra vez por la camiseta — le dije.Me di la vuelta para irme, pero fui detenida por él; me volví y lo quedé mirando.— Si ganamos o perdemos, tendremos algo así como una pequeña fiesta de celebración o de derrota. Si quieres, puedes venir — me dijo.— No he venido sola — le dije.Él soltó mi brazo y en sus ojos pude notar un poco de decepción.— ¿Estás con tu esposo? — me preguntó.Negué con la cabeza y me reí.— Con una amiga — le dije.Él volvió a sonreír otra vez.— ¡Genial! Puedes traerla si quieres — me dijo.Me entregó unos pases y después se alejó un poco de mí.— En cuanto termine la carrera, ven aquí. Te dejarán pasar con esos pases y de aquí nos iremos — me dijo emocionado.Asentí con la cabeza, guardé los pases en el bolsillo de mi pantalón y me di la vuelta. al menos no había terminado esto tan mal.Volví a las gradas; Grace ya estaba muy borracha y aún no había empezado la carrera. Yo me senté en mi asiento junto a ella y la observé, ella parecía una leona, siempre que venía a estas carreras se ponía de esa manera.— Vamos a ganar — me dijo emocionada.Asentí con la cabeza y sonreí.La carrera empezó y los autos tomaron posición en la parrilla de salida. Yo observé al coche rojo y sonreí al recordar al chico lindo. La bandera verde ondeó, marcando el inicio de la gran final. Los motores rugieron y los autos se lanzaron hacia la primera curva.Durante las primeras vueltas, Grace no dejaba de animar a su equipo, gritando y saltando, bebiendo como loca y disfrutando de la carrera. La competencia estaba reñida, y los autos rugían en cada curva; el rojo llevaba la delantera. Yo me levanté y empecé a animar junto a Grace, aunque la verdad no sabía si estábamos animando al mismo equipo.Finalmente, llegó el momento culminante de la carrera. Los autos se aproximaban a la línea de meta, y la multitud estalló en vítores. El coche rojo cruzó la línea en primer lugar, y Grace estaba fuera de sí de alegría.— ¡Lo hicimos! ¡Ganamos! — gritaba Grace, abrazándome con entusiasmo.Ella se separó de mí y empezó a brincar y a gritar junto a cientos de personas. Ella me agarró del brazo y empezamos a salir de las gradas, pero la multitud estaba tan eufórica que era casi imposible.— Tenemos que ver a Hayden — me gritó entre la multitud.Yo me detuve en seco, pero ella me dio un jalón y yo seguí caminando; cuando al fin pudimos salir del lugar, empezamos a caminar en busca de los ganadores. Yo me detuve de nuevo y Grace volteó a verme de mala gana.— ¿Y ahora qué pasa? — me preguntó.Yo saqué los pases y se los mostré; el rostro de Grace se volvió rojo de repente, y después me los quitó de la mano.— Oh, por Dios — dijo lentamente.Ella empezó a gritar y a brincar de la emoción, agarró de nuevo mi mano y cambió de dirección, dirigiéndonos al paddock.Finalmente, logramos llegar al área del paddock donde los equipos celebraban la victoria. Grace buscaba con la mirada a Hayden, y yo me dejé llevar por la marea de personas que se dirigían hacia el punto focal de la celebración. La música, los fuegos artificiales y la euforia general creaban un ambiente festivo.De repente, Grace señaló emocionada a Hayden, quien estaba rodeado por otros miembros del equipo. Corrimos hacia él, y Grace lo abrazó efusivamente. Mientras tanto, Hayden me miraba con una sonrisa. Yo aparté a Grace de Hayden.— Lo siento — me disculpé.Grace volvió a tirarse sobre el pobre chico.— Aposté por ti y gané — le gritó entusiasmada.Yo la aparté de él; el pobre chico se veía tan incomodo por el comportamiento de Grace.— Está ebria, lo siento — me disculpé.Él negó con la cabeza y sonrió.— No te preocupes, solo está emocionada — me dijo.Un hombre llegó y arrastró a Hayden con él; yo me quedé sola con Grace, y entonces la miré con reproche.— Él fácilmente puede denunciarte por acoso y te juro que no atestiguare a tu favor — la regañé.Grace, que se veía mal, solo asintió con la cabeza, yo la agarré de la mano para alejarla del lugar y su palma se sentía muy fría.— Creo que voy a vomi… — dijo antes de la primera arcada.Yo quise apartarme, pero ella terminó vomitando todo sobre mí; cerré los ojos y pensé en pajaritos en el bosque, necesitaba buscar mi paz interior, o iba a cometer un crimen delante de todas estas personas y medios de comunicación.Los gritos hicieron que me distrajera de las preguntas que me estaban haciendo los reporteros. Volteé para ver qué causaba el alboroto, y allí estaba ella, estrujando a su amiga mientras un líquido viscoso se escurría por su ropa. Dejé a los reporteros y corrí hacia ella. Al llegar, la vi con horror: la camisa que le había dado estaba hecha un desastre, completamente empapada de vómito. —Lo pagaré — dijo su amiga mientras ella seguía estrujándola. Finalmente, la soltó y, con un repentino arrebato de ira, agarró el cuello de la chica ebria y apretó. Actué de inmediato, apartándola al agarrarla por la cintura, aunque me cubrí de vómito en el proceso. —¡Te voy a matar, Grace! — le gritó furiosa. La llevé en mis brazos hasta el motorhome, la solté y la miré a los ojos. Su expresión de enojo era tan intensa que hasta daba un poco de miedo. —¿Quieres que te preste algo más de ropa? — le pregunté. Sin decir una palabra, ella comenzó a quitarse la ropa hasta quedarse en ropa interior. La
Cuando salimos del motorhome, las luces de los flashes estaban por todos lados. Yo agarré el brazo de Grace con fuerza; ella, que estaba mojada por completo, me quedó mirando.— ¿Y ahora, qué tienes? — me preguntó.Bajé un poco la cabeza. Al principio no me dio vergüenza que él me viera semi desnuda, pues para mí era ridículo que él me mirara con ojos de lujuria. Pero al verme en el espejo y notar cuán horrible estaba, la vergüenza se apoderó de mí.— Todos vieron cómo me vomitaste, me da vergüenza — le mentí.Me consideraba una mujer fuerte y segura de mí misma, pero esto me había tomado por sorpresa. Tal vez era porque mi ex prometido se había metido con mi hermanita menor, o tal vez era por la inminente menopausia, pero me sentía muy mal, y eso no era una exageración.— ¡Genial! Seremos famosas, aunque sea por un par de semanas — dijo Grace con entusiasmo.Por estas cosas que ella decía, era que no la mandaba a volar. Aunque Grace fuera tan loca, ella le daba diversión a mi vida, y
Hayden estacionó su coche junto al mío en el estacionamiento del edificio donde vivía. Él me ayudó a sacar la bolsa y me siguió hasta el ascensor. Yo lo miré de reojo, y él tenía una sonrisa tonta en los labios. — No me voy a acostar contigo, puedes ser mi nieto — le dije. Él dejó de sonreír y me miró. — ¿Por qué piensas que me quiero acostar contigo? — me preguntó. Quise golpearme por decir tremenda estupidez. — No lo sé, actúas raro y eso me confunde — le dije con honestidad. Hayden sonrió de medio lado. — No quiero ser la sugar mami de nadie — le dije. Hayden empezó a reír. Ahora me sentía aún más estúpida. Dios, ¿por qué decía tantas estupideces? — ¿Puedes detenerte? — le pregunté molesta. Él dejó de reír y me miró a los ojos. — Lo siento — se disculpó mientras me daba una sonrisa. El ascensor abrió las puertas en mi piso y yo salí. Caminé hasta mi apartamento sin mirar atrás. Una de mis vecinas me miró y me saludó, después miró sobre mi hombro y sonrió. — Es mi sobri
Saludé a los otros empleados en el bufete de abogados, donde era socia. Fui a mi oficina y puse en el escritorio algunos documentos que tenía que revisar. — Buenos días — me saludó Lily. Ella venía con un ramo de lirios rojos en las manos. Lo puso en mi escritorio y me sonrió. — Son para ti — me dijo con emoción en la voz. Saqué la pequeña tarjeta que estaba entre los lirios y leí: "Te conquistaré. Att: H". — ¿Quién es "H"? — me preguntó. La miré mal y ella salió de mi oficina de inmediato. Dejé a un lado la tarjeta y me dispuse a trabajar. Mi celular sonó y lo contesté de inmediato. — ¿Te han gustado las flores? — me preguntó. Miré la pantalla de mi teléfono y fruncí el ceño. ¿Cómo diablos tenía mi número? — ¿Quieres almorzar conmigo? — me preguntó. No sabía qué decir. ¿Cómo podía este chico estresarme tanto? — Estoy ocupada. Te pido que no me envíes flores y no me llames otra vez — le dije. Hayden se rió. — ¿Estás nerviosa? — me preguntó. Casi me atraganto, pero respir
Espere a que mi hermana y el bastardo del cucaracho se fueran para voltear a ver a Hayden, que tenía una dulce y traviesa sonrisa en los labios.— Hagamos un trato — le propuse.Él se cruzó de brazos y asintió con la cabeza.— Te doy el mes, pero tú tienes que fingir ser mi pareja. Si en un mes no me conquistas, seguiremos con esto hasta que mi hermana se case, seremos buenos amigos y la pasaremos bien — le dije.Hayden se rascó un poco su nariz.— Me parece bien, pero sé que te conquistaré, soy un encanto — me dijo mientras sonreía y me guiñaba un ojo.Solte todo el aire que tenía en los pulmones y mis hombros cayeron, yo misma me había metido en la boca del lobo por ser “madura” y no pasar por una desgraciada con mi hermana.— Ese tipo es desagradable, ¿cómo puede tu hermana querer casarse con él? — me preguntó.— Necesito un trago — dije.Me di la vuelta y empecé a caminar hacia la carretera, iría a un bar, me tomaría un par de tragos y si estaba de suerte encontraría a alguien con
Hayden detuvo el coche frente a unas enormes rejas; uno de los guardias que estaban enfrente se acercó a nosotros.— Señor Bennett — le saludó.El tipo hizo una señal con la mano al otro, y este abrió las rejas. Yo miré a Hayden, ¿qué clase de persona era él en verdad?— ¿Qué carajos eres? — le pregunté.Hayden sonrió pero no volteó a verme.— Soy un humano que tiene un padre muy rico — me contó.Saqué mi celular y busqué su apellido en Google; una cantidad de resultados aparecieron: "El magnate petrolero Alexander Bennett ha adquirido una importante empresa, convirtiéndose en uno de los hombres más adinerados del mundo."— No me jodas, ¿tú eres hijo de Alexander Bennett? — pregunté sorprendida.Él asintió lentamente.— Déjame adivinar, aquí hay un enorme avión y me llevarás a otro país — le dije.Hayden volteó a verme y se rió.— Eso es muy película romántica — me dijo.Yo puse los ojos en blanco de inmediato.— ¿Entonces qué hacemos aquí? — le pregunté.Hayden detuvo el coche, se ba
Llegamos a su apartamento, y ella abrió la puerta. Yo entré inmediatamente, ella me quedó mirando y después sonrió. — Soy mujer de palabra, no te iba a dejar en la calle — me dijo. Yo me encogí de hombros; todo podía pasar con ella, así que era mejor estar prevenido. — Quédate aquí, me pondré cómoda — me dijo. Yo asentí con la cabeza. Ella desapareció en su habitación, y yo me quedé mirando y husmeando el lugar. En un estante había una foto, me acerqué y la observé. Era una Kat mucho más joven, parecía estar en el campus de alguna universidad y se veía hermosa. Con ella estaba otra chica, una castaña con enormes lentes, se veía como la típica a nerd.— ¿Qué haces? — preguntó ella espantándome. Yo me di la vuelta y la quedé viendo; ella estaba vestida con una pijama que le quedaba enorme. — Son como las tres de la tarde — le recordé. Ella se encogió de hombros y fue a la cocina. — Me gusta estar cómoda mientras me embriago y veo películas románticas — me dijo. Ella sacó una bo
Me desperté de golpe mientras sentía cómo mi respiración se estaba cortando. Kat estaba prácticamente tirada sobre mi pecho, y la pierna de Grace estaba en mi abdomen, presionando mientras ella abrazaba con fuerza mi pierna. Yo aparté un poco a Kat y traté de bajar la pierna de Grace. Kat levanto un poco la cabeza y abrió los ojos, me quedó mirando; yo sonreí un poco. Ella tenía el cabello alborotado, y su cara de recién levantada era tan preciosa. — ¿Dormiste bien? — le pregunté. Ella entrecerró los ojos y se volvió a acostar en mi pecho. Yo miré al techo y puse mala cara; estaba viviendo el sueño de todos los hombres, pero de una mala manera. — Los latidos de tu corazón son relajantes — me dijo Kat con la voz adormilada. Yo sonreí satisfecho por lo que me había dicho; iba por muy buen camino. — Kat, me duele la cabeza — se quejó Grace. Kat se apartó de mi pecho y se sentó en la cama; me miró y después a su amiga, que aún estaba prendida a mi pierna. — Te bebiste dos botellas d