En el tenso silencio que llenaba la iglesia, una figura se abrió paso hacia el frente, capturando la atención de todos los presentes.
El hombre, con una presencia que imponía respeto, tomó con delicadeza la mano de Sophie, guiándola hacia el centro del altar.Detrás de ellos, dos secretarios y un grupo de guardaespaldas seguían en formación solemne, asegurando que todos los ojos estuvieran puestos en ellos.Al ver su acercamiento, los murmullos de la iglesia cesaron de golpe, dejando un silencio algo incómodo.Se detuvo frente a los invitados y su mirada recorrió la multitud antes de hablar.—Mis queridos amigos y familia —comenzó a hablar el hombre misterioso, su voz resonaba con autoridad en medio de la iglesia— Entiendo que mi presencia aquí haya causado sorpresa, la mayoría ni siquiera deben saber quién soy.Sophie, aún temblaba ligeramente por la ansiedad del momento, miraba a ese hombre, tenía muchas dudas en la mente.—Hoy debería haber sido un día de celebración y alegría para Sophie y para todos nosotros. Yo mismo viajé para estar presente en esta boda, pero nos hemos enfrentado a una tragedia inesperada —continuó el hombre.El secretario, un hombre profesional y eficiente, se adelantó con su iPad en mano, listo para mostrar las últimas noticias a los invitados.—Como muchos de ustedes ya deben saber, hemos recibido noticias devastadoras. El coche del novio sufrió un accidente grave esta mañana —la expresión sombría del hombre reflejaba la gravedad de la situación mientras ese secretario que lo acompañaba mostraba las imágenes de lo ocurrido.Un murmullo de conmoción recorrió la iglesia.La suegra de Sophie, incapaz de contener su angustia, dejó escapar un grito ahogado al ver cómo el coche de su hijo se estrellaba en el mar en uno de los vídeos.—¡Mi hijo! ¡No puede ser!—Lamento profundamente su pérdida. Este es un momento difícil para todos —dijo el hombre misterioso.Hubo sollozos en la iglesia y él sólo miró a Sophie.Al ver como la chica empezaba a llorar y no fue capaz de contenerse en acercarla a su cuerpo y rodearla con sus brazos en un gesto protector.—Sophie, sé que esto es increíblemente difícil. Estoy aquí para ti —susurró él, asegurándose de que ella se sintiera apoyada.En ese momento Sophie no sabía que pensar solo se aferraba al cuerpo que la abrazaba.Era un completo desconocido para ella pero esa sensación de protección y tranquilidad que recibía al estar entre sus brazos la estaba reconfortando.—¡Thomas! ¡Mi niño! —gritó la futura suegra al ver a través del iPad cómo sacaban el cuerpo de su hijo del agua—. Eso no puede ser verdad eso…La señora ni siquiera pudo terminar su frase antes de perder el conocimiento y desmayarse.El tío y otros familiares se apresuraron a correr a socorrerla, intentando reanimarla y brindarle consuelo.Sophie, al ver la desolación en el rostro de la mujer que habría sido su suegra, no pudo contener sus propias lágrimas.La realidad de que su futuro esposo estaba muerto.Mientras las lágrimas corrían por sus mejillas, el hombre le limpió suavemente el rostro con el pañuelo en el que ella pudo apreciar la misma M que en el gemelo que guardaba, aquello hizo que un fuerte escalofrío le atravesara la espina dorsal.—Sophie, estoy contigo en esto —susurró muy bajito para que solo ella lo escuchara.—¡Tenemos que salir de aquí! ¡Esto es demasiado! —exclamó el tío del novio.—¡¡¡Sí!!!El murmullo inquieto de los invitados comenzó a crecer.La gente se levantó de sus asientos, algunos buscando consolar a la familia, otros buscando una salida.Fue entonces cuando el hombre misterioso soltó delicadamente a Sophie y alzó la voz para dirigirse a la multitud.—Por favor, les pido a todos que se mantengan en sus lugares —dijo con voz firme dejando claro que no se trataba de una simple solicitud.Los guardaespaldas se posicionaron cerca de las puertas, reforzando la indicación de su jefe con su presencia imponente.—¿Qué significa esto? ¿Por qué no podemos irnos? —preguntó otro invitado.Él hombre miró a los presentes, su semblante había cambiado, en ese instante su expresión era completamente fría y una extraña sonrisa se dibujó en su rostro.—La boda continua, sería de muy mala educación salir de la iglesia antes de que la ceremonia haya empezado.—¡¿Una boda sin novio?! ¡Quiero encontrar a mi sobrino, debe dejarnos salir! —gritó el tío del novio molesto por lo que él hombre acababa de decir.El resto de los invitados, se encogieron en sus asientos, mientras observaban el intercambio de palabras y miradas asesinas entre los dos hombres.El desconocido levantó la mano lentamente en una señal que parecía cargar el peso del mundo.En un instante, una sombra negra pasó como un relámpago, el tío se cubrió el cuello con las manos y la sangre siguió saliendo.Hubo gritos por todas partes.—Ya le he dicho, el cuchillo no tiene ojos.La sexy mujer limpió el cuchillo manchado de sangre sonriendo.El tío cayó al suelo sin vida, su cuerpo fue arrastrado fuera por los otros guardias con una eficiencia que helaba la sangre.Los invitados, ahora presos del horror, se retiraron en sus bancos, algunos se abrazaron, buscando consuelo en sus seres queridos, otros murmuraron oraciones atropelladas.Sophie, en el epicentro de esta tormenta, se quedó paralizada.Su vestido de novia, una vez símbolo de un futuro feliz, ahora parecía una cruel ironía.El hombre con el que hacía un instante se sentía segura ahora le daba miedo y se acercó a ella con caminar tranquilo y seguro contrastando con el caos circundante.La tomó de la mano, una acción que en cualquier otro contexto habría sido reconfortante, pero ahora se sentía como una trampa.—Tranquila, Sophie — su voz era un susurro que llevaba un matiz de algo oscuro y desconocido—. ¿Ahora puedo ser tu esposo?Sophie, cuyos ojos habían estado fijos en el suelo, levantó la mirada hacia él.Su rostro, pálido y conmocionado, era el de alguien que había sido arrastrado a una realidad alternativa.Antes de que pudiera procesar completamente lo que estaba sucediendo, él la atrajo más cerca.Su abrazo era inmovilizante, no un gesto de amor sino de posesión.Se inclinó, su aliento rozaba el oído de Sophie mientras le susurraba palabras que deberían haber sido reconfortantes pero que, en cambio, en ese instante le produjeron auténtico terror.—Sophie, ¿no me recuerdas? Mi hija adoptiva…Sophie retrocedió horrorizada, sus ojos se ampliaron y su respiración se entrecortaba mientras miraba al hombre frente a ella. No podía mentir a lo que sus ojos veían: su padre adoptivo, ese gemelo idéntico al que ella había guardado durante años y la letra "M" bordada en su pañuelo. Era él, pero ¿cómo podía ser posible?—La boda contínua.El hombre tomó la mano de Sophie y se pararon juntos frente al podio.Unos minutos después, una voz cautelosa cortó el denso murmullo de la iglesia. El pastor, un hombre mayor con una expresión de preocupación arraigada en su rostro, se dirigió temblorosamente a ese hombre misterioso.—Se... señor... ¿Cómo se llama usted? —preguntó, intentando mantener la compostura.El hombre giró lentamente para mirarlo. Su voz, cuando habló, resonó con una autoridad que dejó en claro quién controlaba el lugar en ese instante.—Michael Harrison —respondió simplemente.Un susurro colectivo se elevó entre los invitados. Preguntas y conjeturas comenzaron a flotar
Sophie y Michael llegaron a una mansión impresionante, la enorme casa se veía desde lejos. El coche se detuvo justo en la puerta donde una larga fila de sirvientas los esperaba. Se inclinaron en cuanto los recién casados salieron del coche Sophie.Ella aún aturdida por lo que acababa de vivir en la iglesia, apenas podía creer lo que veía.Había vivido en una gran casa con servicio todos esos años.Michael se había ocupado de que nada le faltara a pesar de no estar presente en su vida, pero aquello, era demasiado, era como en las películas de gente muy importante.—Bienvenida, señora —dijo una de las doncellas adelantándose hacia ellos Sophie, cuyo corazón latía con una mezcla de miedo y desconcierto.Miró la fila de mujeres inclinadas ante ella. Su rostro se tiñó de rojo, no por placer, sino por una profunda incomodidad.—Por favor, levántense —pidió rápidamente ella, no estaba acostumbrada a ese tipo de cosas.Sin embargo, Michael, a quien parecía no gustarle que renunciará a sus
Uno de los guardaespaldas, se acercó a Sophie y le cubrió los ojos con un pañuelo grueso para que no fuera capaz de ver nada. La hizo caminar por un largo rato y luego la empujó haciéndola caer sin ninguna delicadeza sobre una cama grande.El pánico se apoderó de ella al no saber que pretendía hacerle mientras forcejeaban. Pero él era más fuerte y grande por lo que terminó con las manos amarradas.Sophie, luchaba contra el pánico que aquello le hizo sentir, aunque lo cierto era que ese hombre se apartó de ella y ya no la tocó más.Pensó en las escenas de tortura que había visto en películas y programas de televisión que iban sobre la mafia, esperando que llegara el momento en que algo malo ocurriera pero nada sucedía.Tras lo que pareció una eternidad a oscuras, la puerta se abrió con un leve chirrido. Alguien entró en la habitación y caminaba hacia ella, podía escuchar sus pasos acelerando el ritmo de su corazón a medida que se acercaba a ella. Unas manos desconocidas tocaron su c
Era un abrazo cálido, incongruentemente reconfortante en medio del frío de la muerte que la rodeaba. Sophie levantó la vista, sus ojos estaban nublados por las lágrimas, y se encontró con la mirada del hombre que era el responsable de su desgracia.—Lo siento, Sophie —dijo Michael contra el oído de la joven haciéndola estremecer por su contacto mientras la sostenía — Sabía que necesitabas verlo con tus propios ojos para creerlo, él ya no está, solo te quedo yo.…… Habían pasado tres días desde que vio el cuerpo de su prometido.Tres días durante los cuales había rechazado comida y bebida en una protesta silenciosa por su cautiverio. Su cuerpo se sentía débil, pero su espíritu se mantenía desafiante, no era una esclava ni dejaría que la tratarán como una prisionera, era un ser humano.La criada mayor que la había acompañado el primer día, entró en la habitación con una bandeja de comida. A lo largo de esos días oscuros, ella había sido la única luz en la oscuridad para Sophie.Se p
Mientras Sophie se evadía de la fiesta observando la playa en uno de los balcones. Una voz familiar la interrumpió, llamándola por su nombre y haciendo que se girara rápidamente para ver quién era aquella mujer que la conocía. El frío la invadió al encontrarse cara a cara con un fantasma del pasado, una de sus antiguas compañeras del internado, pero en este caso era más bien la chica que le había hecho la vida imposible durante el tiempo en el que debió permanecer ahí.—Vaya, vaya, si es la pequeña Sophie —dijo la chica caminando hasta donde ella estaba y mirándola de arriba a abajo sin ningún reparo, analizando el vestido que llevaba y algo molesta porque le sentara tan bien.— Si me permites debo ir a…— Sophie intentó evitarla y salir del balcón para volver al salón, pero la otra chica se lo impidió bloqueándole el paso.— Nunca esperé verte en un lugar como este. ¿Qué haces aquí, intentando robar algo... o a alguien?Siguió la otra chica burlona, negando con la cabeza porque no se
Los ojos de esa mujer no se apartaban de Sophie, era como si la estuviera analizando exhaustivamente de un modo que la estaba incomodando. — Ahora ella es mi esposa — Respondió Michael haciendo que la mujer dejara de observarla y desviara rápidamente la vista al hombre con la mirada cargada de sorpresa.Abrió la boca, parecía que iba a hablar y la volvió a cerrar, como si quisiera decir muchas cosas pero intentara pensar la mejor manera de hacerlo.—Después de todos estos años, todavía no puedes olvidarla —murmuró al fin, la voz de esa mujer era triste, casi parecía un reproche, o tal vez solo era la impresión que daba, lo que estaba claro es que había muchísimo más tras esas palabras.Michael apretó ligeramente más a Sophie contra él de forma protectora, como si por un instante temiera que se la quitaran, o simplemente quisiera dejar claro que era suya y nadie se la arrebataría.De algún modo ella se sintió molesta, no podía expresar muy bien cuáles eran sus emociones y mucho menos
Sophie se quedó inmóvil por un momento, sin saber qué hacer. Por un lado, deseaba empujar a Michael, apartarlo y correr lo más lejos posible de él y de todo lo que representaba. Pero, al mismo tiempo, su cuerpo anhelaba estar más cerca de él. Casi sin darse cuenta, pasó los brazos tras el cuello del hombre, abrazándolo, mientras Michael, ya sin dudas, rodeó su cintura y la pegó a su cuerpo.La lengua del hombre se abrió camino entre los labios de la mujer y ella correspondió al beso, dejó que invadiera su boca y se entregó a ese beso, era incapaz de pensar, solo sentir y lo sentía a él, sentía su boca, sentía la necesidad de seguir siendo besada por él.— Sophie…— dijo él, casi en un susurro contra la boca de su joven esposa, sin soltarla, sin dejarla apartarse, mirándola a los ojos.El corazón de la chica latía salvajemente, mientras su pecho subía y bajaba a causa de la respiración acelerada, sus manos resbalaron por el pecho del hombre y tuvo que usar toda su fuerza de voluntad
— Cuando te vi a punto de casarte con otro hombre… sentí algo que me es imposible describir o explicar. — hablaba mientras se deshacía de su ropa a medida que bajaba por su cuello saboreando su piel.Ella se apoyó sobre los codos observando como Michael reptaba por su cuerpo mientras lo mantenía ceñido entre sus piernas, aún en la misma posición, acariciandolo intentando deshacerse de su ropa y de la de él.— Bésame... — pidió Sophie inclinándose hacia él. — Bésame.Él se alzó de nuevo para besarla y darle lo que pedía, aún así sus manos seguían desnudándola hasta dejarla en ropa interior. Levantó la mirada y la observó, esos labios enrojecidos por los besos, la forma en que subía y bajaba su pecho al respirar, todo en ella lo provocaba.— Eres mía Sophie, me perteneces.Bajó por su escote mientras llevaba una mano tras su espalda y le desabrochaba el sujetador dejando sus pechos expuestos, incapaz de resistirse a tomar uno de sus pezones entre los labios y succionar con delicadeza.S