Capítulo 844
Dulcinea no buscó nuevas relaciones.

Tampoco se reconciliaba con Luis.

Mientras tanto, él seguía cuidando de Alegría y trabajando arduamente.

Aunque su situación no era la mejor, continuaba soportando el dolor de su hígado, tomando analgésicos y rechazando los consejos de los médicos para descansar.

Él siempre respondía:

—No es nada.

Incluso enfermo, seguía trabajando. A menudo recordaba aquella escena en la Casa Astorga, y pensaba en el pasado, cuando podía comprarle a Dulcinea cualquier cosa que deseara. Ahora, en cambio, no tenía nada que ofrecerle.

Trabajaba sin descanso, aceptando cualquier proyecto por pequeño que fuera.

Luis trabajaba hasta altas horas de la noche.

Clara, viendo su esfuerzo, le llevó un tazón de sopa con huevos y lo dejó en su escritorio.

—Coma algo antes de seguir trabajando —le dijo suavemente.

Luis aceptó el gesto.

Cerró su laptop y empezó a comer.

Clara, sentada a su lado, comentó:

—Sé que quiere ganar dinero para cuidar mejor de la señora, pero esto no pued
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