Capítulo 846
—Luis, esto no está bien. Suéltame —dijo con voz temblorosa.

Él no la soltó.

Sus músculos bien definidos se tensaron mientras sus manos recorrían suavemente la piel de ella, creando una mezcla de sensaciones intensas.

Sus cabellos oscuros se desparramaban sobre la cama, moviéndose con cada uno de sus suspiros.

Luis la observaba con deseo, acercándose lentamente hasta encontrar sus labios y besarla profundamente.

No cerró los ojos, quería ver cada una de sus reacciones. Cuando sintió que ella comenzaba a ceder, levantó un poco su cuerpo, con los músculos tensos, y la sostuvo por la cintura, atrayéndola aún más hacia él, provocando un gemido en ella.

Ella bajó la mirada, mostrando una fragilidad que él encontraba irresistible.

Luis continuó besándola apasionadamente, mientras la luz de la luna iluminaba las hojas de plátano afuera, dándoles un brillo tierno y fresco.

Después del beso, Dulcinea quedó apoyada en su hombro, respirando pesadamente, con una culpa que la atormentaba.

—¿En qué
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