Capítulo 52
Pablo fue fuerte y apasionado, pero María, con su fuerte personalidad, lloraba y gritaba, llegando a arañar el brazo de Pablo en medio de la pasión.

Ella gritó sin ningún tipo de inhibición:

—¡Perfecto! Entonces nos separamos y buscaré a otro. No puedo creer que yo, María, no encuentre a alguien con quien pasar la noche. ¿Quién te piensas que eres, Pablo? ¿Acaso eres mejor que los demás?

María gritaba cada vez más fuerte, y Pablo se volvía más implacable.

—¡Cómo te atreves a decir eso! ¡Desearía poder acabarte de verdad!

Bb vcc Sus gritos retumbaban en la casa durante toda la noche, causando gran vergüenza a los sirvientes. Cada vez que Pablo volvía con María, todos temían lo peor.

Después de un encuentro lleno de pasión, Pablo se retiró a ducharse. Al salir, encontró a María aún allí, con una de sus camisas abiertas y fumando de manera provocativa, como si quisiera tentarlo nuevamente.

—Lloraste y ahora intentas seducir —dijo Pablo con una sonrisa irónica. Le quitó el cigarrillo y di
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