Capítulo 336
Después de un tiempo, un suave aroma masculino flotaba en la habitación. Era intenso. Mario respiraba entrecortadamente, girando su cuerpo, sintiendo un vacío incluso después de haberse liberado. No, ¡no estaba satisfecho! Su cuerpo se sentía aún más vacío, anhelaba abrazar a Ana, ansiaba su piel blanca y suave, deseaba que lo calentara con su estrecho abrazo, lo deseaba tanto que le dolía el cuerpo... Después de calmarse, se levantó de la cama y entró al baño para ducharse.

Al despuntar el alba, Emma sufrió nuevamente de hemorragia nasal. Preocupada, Ana la acompañó al hospital para consultar a Felipe Ramírez, un médico de renombre recomendado por David. Felipe, conocido no solo por su destreza médica sino también por su calidez humana, había estado atendiendo a Emma desde su regreso a Ciudad B. Tras examinarla, el doctor Felipe expresó con suavidad:

—Lo más prudente sería operar lo antes posible.

Mientras acariciaba el cabello de Emma, su semblante reflejaba preocupación. Ana compr
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