Capítulo 337
Emma reconoció de inmediato a su padre. La pequeña se mostraba resentida, ya que su padre había estado ausente durante un largo periodo. Aunque en circunstancias normales, hubiera corrido hacia él rebosante de alegría, esta vez solo consiguió abrazar con fuerza la pierna de su madre. Mario, con delicadeza, tomó su menudo brazo y la atrajo hacia sí. A pesar de su resistencia inicial, no tardó en envolverla en un abrazo apretado, inhalando el dulce aroma a leche de su piel, lo cual le provocaba sentimientos encontrados… Cuando se había ido, ella apenas contaba unos meses de vida.

En los brazos de su padre, Emma se mostró algo cohibida. Pero los niños tienen una sensibilidad especial. Parecía percibir que su padre estaba al borde del llanto… Con sus pequeñas manos, Emma acarició el rostro de Mario, sus grandes ojos violetas parpadeando con curiosidad, y sopló suavemente diciendo:

—Papá, tus ojos están tristes, déjame soplar y el dolor desaparecerá.

Mario suavemente acarició sus brazos y p
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