Levanté mi rostro lentamente, me sentía cansada y adolorida, tiré del cabello que yacía en mi rostro cubriendo mis ojos, impidiéndome ver, estaba somnolienta.«No debí haber bebido, no debí haberle hecho caso a Erika»—¡Caray! —exclamé somnolienta—. Me he quedado dormida, si mi jefe se entera de que volví a llegar tarde. Me pondrá problemas otra vez.Con el incidente del día anterior lo último que quería era tener problemas con él. Ese arrogante, sí, era sexi como un maldito Dios, pero arrogante como solo él sabía serlo, un odioso.Me levanté con la seguridad que solía hacerlo en mi casa, el cuerpo me dolía, me enredé en las sábanas y me caí, allí fue donde me di cuenta de que estaba desnuda, levanté mi rostro, abrí mis ojos y vi el lugar, no era mi casa.—¿Dónde diablos estoy? ¿Qué es este lugar —me pregunté en voz alta.—Vuelve a la cama nena, no te vayas, aún no hemos terminado aquí —escuché decir.Reconocí esa voz de inmediato, era imposible confundir la voz tan varonil y autorita
—Tiene razón, podemos lidiar con esto como dos personas adultas, miraremos los videos cuando tenga tiempo, no sé hablará más del tema, puede continuar con su trabajo. Haremos de cuenta que no ha pasado nada, ahora recoja sus cosas y salga de inmediato de mi casa.Parecía una delincuente atrapada, corriendo de un lado para otro, tratando de encontrar mi ropa, no sabía donde había quedado, odiaba, no recordar nada de lo que había pasado.Él estaba allí parado, con su cuerpo bronceado, mirándome como cuando ves a un loco, negaba con la cabeza, hasta que decidió ayudarme a buscar la ropa, estaba envuelta entre las sábanas de la cama.Me vestí con prisa, no sin antes darme cuenta de lo desordenada que estaba la cama, me preguntaba por qué no podía recordar que era lo que había bebido. Salí del sitio, abordé un taxi y fui a casa, todos los esfuerzos por recordar eran vanos, todo parecía haber sido borrado de mí, como si no lo hubiese vivido.«Eso es Enid, no recuerdas nada porque posiblemen
—Dan… ve a abrir, debe ser Erika que ha venido por su paquete —vociferé para asegurarme de que atendiera.Me quedé en la entrada desde donde podía escuchar la conversación.—Sí, ya voy, —dijo con flojera—. Hola Erika.—Hola Dan, ¿cómo estás? —escuché a Erika saludarlo.—Estoy bien, ¿tú como estás, como te fue en la fiesta de la oficina? —Bien Dan, aunque perdí a tu hermana, me avisó que había llegado hoy en la mañana, no le digas a tus padres, pero le di un par de tragos y creo que se embriagó y durmió en el lugar. —Ah, entonces si es cierto, sí, Enid es muy tonta para algunas cosas, mira, tu paquete está sobre la mesa. —No sé, dé que hablas, pero si te lo dijo Enid, seguramente es verdad. Está bien, dan gracias, lo recogeré y me iré, me están esperando y no podemos tener el auto ahí, dile a Enid que la llamo más tarde. —Oye, ¿cómo que me llamas más tarde? Pensé que venías para quedarte, tengo algo que contarte. —Lo siento amiga, he venido con un amigo, no puedo quedarme, pero t
—Ya me pondré en ello, terminaremos en un momento y claro que tendrás tiempo para descansar. —Eso espero, en realidad estoy demasiado cansada, ya no soporto los pies, terminemos con esto y dejaremos el resto para organizarlo el próximo fin de semana, porque te aseguro que esta semana no me quedará tiempo y tú nunca haces nada tú solo, ni modo. —Claro que puedo hacerlo, no seas tan desconsiderada Enid, lo iré haciendo poco a poco en el transcurso de la semana. Para qué el fin de semana puedas descansar. ¿Te parece? Nos ha llevado toda la tarde organizar la casa, no nos queda tiempo para hacer el almuerzo, así que voy a pedir algo a domicilio ¿Qué quieres comer? Yo invito. —¡Wow! ¿Tú invitas, Dan? Vaya, estás madurando, no sé, pide lo que sea, tengo hambre, comeré cualquier cosa. —Ok, volveré en unos minutos, pediré el domicilio y tú termina ahí y siéntate a descansar, terminaré de hacer esto y como te dije en el transcurso de la semana terminaré de organizar todo lo que hemos movido
En el momento que me disponía a contarle todo a mi amiga, se posó al lado de nosotras. —Señoritas, es una pena interrumpirlas, pero no creo que el horario laboral sea para hablar de sus asuntos personales, no se les paga por eso, si consideran que este empleo no es para ustedes hagan el favor de pasar por recursos humanos, de lo contrario continúen haciendo la labor por la que se les paga. Estaba esperando a que se fuera para seguir hablando con mi amiga, pero el muy desgraciado me extendió la mano señalándome el camino que me llevaba a mi nuevo lugar de trabajo, lo estaba odiando. —Señorita Clark. Considero que fui lo suficientemente claro cuando le indiqué que había sido removida de este puesto, en este momento debería estar en recursos humanos que es donde la había enviado, este ya no es su punto de trabajo. ¿Le queda claro? —Sí, señor Ivanov, disculpe. —Que no se vuelva a repetir, no quiero tener que verme en la penosa obligación de despedirla. —No se preocupe, señor Ivanov,
Caminé despacio tratando de pensar en que iba a hacer, si me despedía como lo habíamos acordado tendría muy poco tiempo para regresar a mi país, junto a mis padres, mi hermano podía quedarse, en los dormitorios de su escuela. Había llegado a su oficina, miraba la botella de agua y pensaba que si tuviera una mejor opción de trabajo se la tiraría encima, lo merecía, era una horrible persona, estaba a punto de tocar en su oficina y abrió, su secretaria había ido a almorzar, por ese motivo no había sido anunciada. —Señorita Clark, estaba por ir por esa botella de agua, la verdad es que usted insiste en demostrar que cualquier cargo en esta empresa le queda grande. El agua debía estar fría y ser agua con gas. ¿Podría usted leer lo que dice aquí? Me quedé en silencio, porque había estado totalmente segura de que había cogido el agua con gas que me habían indicado, pero eso no era lo que parecía en ese momento, mi día parecía ir de mal en peor. «Con qué pies me he levantado, que es lo qu
No tenía otra opción que seguir esperando, intenté comer, pero no pude hacerlo, estaba demasiado preocupada si él no sé dignaba a hablar conmigo, si realmente lo que habíamos hecho era en serio y no solo un juego, estaba en problemas. Había guardado de nuevo mi almuerzo y me recosté en aquella mesa donde nos habíamos sentado a comer con mi amiga, recosté mi torso contra ella y me estaba quedando dormida, cuando sentí una sombra que me cubrió.—Muy bonito, señorita Clark. A usted en esta empresa se le paga para venir a trabajar y no para venir a dormir. Me parece de muy mal gusto que esté durmiendo en horario laboral. —Señor Ivanov, no es lo que piensa, yo solo estaba esperando que llegara para que pudiera aclararme si estaba o no despedida, en qué puesto me ubicará o qué es lo que debo hacer de ahora en adelante, no era mi intención quedarme dormida, discúlpenme. —Señorita Clark, ahórrese sus explicaciones, con usted todo es excusas, si a usted se le asignó un lugar de trabajo no
—No, pero no se olvide de tocar, evitemos los motivos para despedirla, después pasé nuevamente a recursos humanos, indique que me llamen para poder ponerlos al tanto de que deben hacer con usted. —Ok señor, con permiso. Salí del lugar maldiciendo a ese par de infelices, no podía creer que el amor que decía sentir por al infeliz de Roberth Ivanov hubiera pasado a ser odio en tan solo 48 horas, era tan injusto, en ese mismo lapso de tiempo me había cambiado el puesto de trabajo dos veces. Caminé con rapidez y preparé el estúpido zumo de naranjas, allí me encontré al de recursos humanos, era un tipo humilde o demasiado cizañoso, no le gustaba que otros tocaran los alimentos que él iba a consumir, lo sabía porque me lo había dicho Erika, llevaba mucho en esa empresa y conocía a la mayoría de los empleados del maldito del señor Ivanov. Le pedí no olvidar lo que le estaba diciendo, él dijo que apenas llegará a su oficina, se comunicaría con el señor Ivanov, terminé el zumo y caminé de r