En el momento que me disponía a contarle todo a mi amiga, se posó al lado de nosotras.
—Señoritas, es una pena interrumpirlas, pero no creo que el horario laboral sea para hablar de sus asuntos personales, no se les paga por eso, si consideran que este empleo no es para ustedes hagan el favor de pasar por recursos humanos, de lo contrario continúen haciendo la labor por la que se les paga.Estaba esperando a que se fuera para seguir hablando con mi amiga, pero el muy desgraciado me extendió la mano señalándome el camino que me llevaba a mi nuevo lugar de trabajo, lo estaba odiando.—Señorita Clark. Considero que fui lo suficientemente claro cuando le indiqué que había sido removida de este puesto, en este momento debería estar en recursos humanos que es donde la había enviado, este ya no es su punto de trabajo. ¿Le queda claro?—Sí, señor Ivanov, disculpe.—Que no se vuelva a repetir, no quiero tener que verme en la penosa obligación de despedirla.—No se preocupe, señor Ivanov, no se va a volver a repetir.Lo odiaba, sentía que lo odiaba, me retiré mientras miraba a mi amiga Erika a la que no le había contado nada, pero que al haber escuchado al jefe enviarme a otro sitio de trabajo lo había entendido todo.Le hice señas tratando de explicarle que la vería en el almuerzo para poder contarle todo. Fui con recursos humanos y allí me explicaron todo, fui con los compañeros que me habían asignado, parecía un trabajo fácil, pero no lo era, tenía que subir muchos pisos, en ocasiones no podía usar el ascensor, ya que la mayoría del tiempo iba muy lleno o me pedían llevar los documentos con mucha urgencia.Estaba odiando al infeliz de mi jefe, era mi primer día, solo una inducción y no estaba dando la talla, era muchas oficinas, miles de documentos que repartir. Me informaron que debía ir a la oficina del jefe.«No puede ser, que querrá ahora»Logré alcanzar un ascensor, fue suerte, estaba demasiado cansada, había estado 4 horas caminando de un lugar a otro, había cometido muchos errores, tuve que volver muchas veces a los mismos lugares, por suerte pronto era la hora del almuerzo, estaba deseando que ese arrogante de Ivanov no fuera a dañar mi día, que de por sí ya iba muy mal.—Con permiso, señor Ivanov. Me dijeron que usted había indicado que viniera a su oficina.—Por supuesto. Señorita Clark, la verdad es que estoy sorprendido con su desempeño laboral, es su primer día y he recibido 30 quejas, ineficiencia, lentitud, arrogancia, mal educada, han sido algunos de los términos con los que se han referido a usted.Intenté excusarme, explicar, pero no lo permitió.—La verdad es que no sé qué decirle, este es un trabajo demasiado fácil, cada documento está clasificado, no comprendo si lo está haciendo de mala gana o es que tiene un cerebro demasiado pequeño para lograr entender la inducción que se le está brindando. Han pasado muchos por este empleo, buenos, malos, regulares y pésimos, pero a usted no sé en qué escala ubicarla.Me había quedado sin palabras, él seguía allí mirándome como esperando una explicación, la cual no tenía.—Señor Ivanov, estoy haciendo mi mayor esfuerzo, lo estoy intentando, no es tan fácil como usted cree, he tenido que subir muchas veces las escaleras, esas personas que me describieron de ese modo no fueron para nada educadas, no fueron solidarios, me gritaron y no estoy acostumbrada a trabajar bajo presión, hicieron que me confundiera.—¿Esa es su excusa, señorita Clark? El trabajo no es difícil, no requiere experiencia, dejar unos simples documentos en las oficinas que previamente están al respaldo de cada documento, las personas que usted menciona no dicen lo mismo, en este empleo debe ser ágil y precisa, no es trabajar bajo presión, algunos documentos se le piden con urgencia, pero eso no es trabajar bajo presión. Lo que pienso es que le quedó grande este empleo señorita Clark. Si no está dispuesta a poner de su parte es mejor que me diga para poder buscarle remplazo, hay muchas personas con ganas de trabajar.—Señor Ivanov. Disculpe, pero usted no puede decir que un trabajo que usted no ha realizado es fácil, esas personas no fueron nada amables conmigo, pero como va a creerme si seguramente para usted no soy nada comparada con ellos. Yo estaba perfecta en el trabajo que tenía, era eficiente y era el área en que me prepararé, si estuviera allí seguramente no estaríamos aquí.—¿Está cuestionando mis decisiones, señorita Clark?—No, señor Ivanov, solo pienso que no es justo lo que hizo, yo no hice nada malo para que me removiera de mi lugar de trabajo, en el que evidentemente soy buena, no tuvo quejas de mi rendimiento.—Señorita Clark. Le voy a proponer un trato, como ha mencionado que es un trabajo muy difícil contradiciendo lo que pienso, iré con usted, yo me encargaré de dejar los documentos en los puntos indicados, haré este trabajo en máximo 20 minutos, si no logro hacerlo usted volverá a su anterior puesto de trabajo, pero si lo logro usted debe presentarme su carta de renuncia. ¿Está de acuerdo?—Sí, por supuesto señor. Acepté de inmediato, sabía lo inútil que era, no era posible que hiciera el trabajo, que a cualquiera le tomaba como mínimo 40 minutos, en menos de 20, no había posibilidad, me la estaba poniendo demasiado fácil, así que acepté encantada.Salimos de su oficina en busca del archivero que me pertenecía para él poder hacerse cargo, todos se quedaban sorprendidos al igual que yo al ver que en solo 10 minutos había logrado hacer la entrega de más de la mitad de los documentos. Me sudaba la frente, mis piernas temblaban, estaba a solo 10 minutos de posiblemente quedarme sin empleo, había sido una estúpida, no había pensado en sus ventajas.Le cedían espacios en los ascensores, las personas recibían los documentos sin queja alguna, eso no había pasado conmigo, pero jamás se mencionaron condiciones, el aire me estaba faltando cuando vi que solo quedaban 7 sobres y faltaban 5 minutos, la cara se me quería caer de vergüenza.Lo peor era que no podía reclamar sobre las ventajas que había tenido, porque no se habló de reglas, ya no tenía esperanzas, tenía en su mano el último sobre a la espera de que la persona lo recibiera, esa persona había salido y logró demostrar lo que había dicho, dejándome sin palabras.Se acercó…—Señorita Clark. Lleve el archivero a su lugar y la espero en mi oficina, no me haga esperar que no me gusta perder el tiempo, tiene 10 minutos, como no sabe trabajar bajo presión, pueda que bajar el archivero vacío sea mucho trabajo para usted.Mientras caminaba no podía evitar creer en lo que significaba, parecía que había sido quien se despidió a sí misma, la renta estaba cerca, al igual que la colegiatura de mi hermano.Lo que nuestros padres enviaban nos ayudaba, pero no era suficiente, que les iba a decir, mi jefe era un maldito, faltaba media hora para salir almorzar, tenía que contenerme, quizás no tendría que hacerlo ahí, era obvio que estaba despedida como había sido acordado antes de salir de su oficina.Fui a dejar el archivero y bebí un poco de agua para bajar el nudo que sentía en mi garganta, estaba a punto de llorar, pero debía ser fuerte, debía ir a su oficina a que terminara de humillarme.—¿Oye, tú eres Clark? —preguntó una chica.—Sí, esa soy yo —dije con la voz baja—. ¿Cómo puedo ayudarte?—A mí, en nada, te manda a decir el señor Ivanov que le lleves una botella de agua con gas, no sé por qué lo dijo, pero dijo que esperaba que no fuera mucho trabajo para ti.—Es un maldito —murmuré con molestia.Pero debía hacerlo, tenía una pequeña esperanza, era estúpido, pero en mí todavía tenía la esperanza de que el infeliz tuviera un poco de humanidad en él, que me dejara así fuera sirviendo cafés, no podía darme el lujo de quedarme sin empleo, en esa temporada del año sería muy difícil encontrar algo que hacer.Caminé despacio tratando de pensar en que iba a hacer, si me despedía como lo habíamos acordado tendría muy poco tiempo para regresar a mi país, junto a mis padres, mi hermano podía quedarse, en los dormitorios de su escuela. Había llegado a su oficina, miraba la botella de agua y pensaba que si tuviera una mejor opción de trabajo se la tiraría encima, lo merecía, era una horrible persona, estaba a punto de tocar en su oficina y abrió, su secretaria había ido a almorzar, por ese motivo no había sido anunciada. —Señorita Clark, estaba por ir por esa botella de agua, la verdad es que usted insiste en demostrar que cualquier cargo en esta empresa le queda grande. El agua debía estar fría y ser agua con gas. ¿Podría usted leer lo que dice aquí? Me quedé en silencio, porque había estado totalmente segura de que había cogido el agua con gas que me habían indicado, pero eso no era lo que parecía en ese momento, mi día parecía ir de mal en peor. «Con qué pies me he levantado, que es lo qu
No tenía otra opción que seguir esperando, intenté comer, pero no pude hacerlo, estaba demasiado preocupada si él no sé dignaba a hablar conmigo, si realmente lo que habíamos hecho era en serio y no solo un juego, estaba en problemas. Había guardado de nuevo mi almuerzo y me recosté en aquella mesa donde nos habíamos sentado a comer con mi amiga, recosté mi torso contra ella y me estaba quedando dormida, cuando sentí una sombra que me cubrió.—Muy bonito, señorita Clark. A usted en esta empresa se le paga para venir a trabajar y no para venir a dormir. Me parece de muy mal gusto que esté durmiendo en horario laboral. —Señor Ivanov, no es lo que piensa, yo solo estaba esperando que llegara para que pudiera aclararme si estaba o no despedida, en qué puesto me ubicará o qué es lo que debo hacer de ahora en adelante, no era mi intención quedarme dormida, discúlpenme. —Señorita Clark, ahórrese sus explicaciones, con usted todo es excusas, si a usted se le asignó un lugar de trabajo no
—No, pero no se olvide de tocar, evitemos los motivos para despedirla, después pasé nuevamente a recursos humanos, indique que me llamen para poder ponerlos al tanto de que deben hacer con usted. —Ok señor, con permiso. Salí del lugar maldiciendo a ese par de infelices, no podía creer que el amor que decía sentir por al infeliz de Roberth Ivanov hubiera pasado a ser odio en tan solo 48 horas, era tan injusto, en ese mismo lapso de tiempo me había cambiado el puesto de trabajo dos veces. Caminé con rapidez y preparé el estúpido zumo de naranjas, allí me encontré al de recursos humanos, era un tipo humilde o demasiado cizañoso, no le gustaba que otros tocaran los alimentos que él iba a consumir, lo sabía porque me lo había dicho Erika, llevaba mucho en esa empresa y conocía a la mayoría de los empleados del maldito del señor Ivanov. Le pedí no olvidar lo que le estaba diciendo, él dijo que apenas llegará a su oficina, se comunicaría con el señor Ivanov, terminé el zumo y caminé de r
¿Qué tipo de ser humano era? Cómo era capaz de culparme, de descender de secretaria, ha ser una empleada de servicio, él había sido quién sin motivos me había removido de mi puesto. Era un hombre que no tenía ni siquiera idea de donde estaba parado, por supuesto que tenía aspiraciones y muy grandes, pero con un jefe como él era imposible llevar a cabo aquellas grandes aspiraciones que me motivaban a levantarme todos los días. Lo hacía muy temprano, hacía lo posible para llegar a cumplir con mi labor, pero en menos de dos días, él se había dedicado a hacerme la vida imposible, haciéndome ver como una mediocre sin deseos de salir adelante, pero que iba a saber ese arrogante de lo que deseaba. Solo me quedé callada mirándolo, evitando que se notara, el desprecio que había comenzado a sentir por él, era tan injusto, tan arrogante, no se atrevía a aceptar que la única persona equivocada era él, no me estaba dando la oportunidad de demostrar mi capacidad. Se atrevía a llamarme mediocre,
Por fin había logrado subirme a un autobús, preguntándome como le iba a explicar a mi hermano, se suponía que tenía un trabajo con un horario más flexible, pero había salido más cansada y tarde que cuando era la secretaria del gerente de publicidad, ese si era un buen jefe aunque al final ambos fuéramos empleados de Ivanov, él siempre había sido respetuoso y muy gentil. Golpeé la puerta casi cayéndome en ella, mi hermano abrió y me ayudó a entrar, me tiré al sofá, él me había llevado un chocolate caliente, sabía que me encantaba, no quería tener secretos con él, así que le conté que me habían removido, no le dije las que creían que eran las razones. Él se ofreció hacerme un masaje en los pies, lo había aceptado, estábamos hablando, él me dijo que si quería podía buscar un empleo, pero no ayudaría en nada, con su edad, no iba a encontrar nada legal y digno que hacer, le dije que se concentrara en terminar su escuela. —Sí, hermana, pero también me gustaría poder ayudarte, soy el homb
Sabía que el infeliz arrogante de mi jefe apenas tenía 36 años, no quería poder imaginarme cómo sería cuando tuviera los 40, con eso de que decían que la gente a cierta edad se empezaba a volver muy intolerante, así que no me lo imaginaba en sus 60 años. Seguramente no habría nadie quien viviera a su lado, pobre de la mujer con la que lograra casarse si era que lo hacía, comprendí por qué estaba solo, no creía que alguien pudiera aguantar y tolerar su temperamento, era tan desconsiderado, tan inútil, tan arrogante. Aquella mujer a quién había visto en su oficina me imaginaba que solo era para pasar ratos. Porque si fuese para pasar más que eso, la hubiera visto antes, aunque seguramente no hubiese sido posible, mi área de trabajo era diferente a los lugares que él solía frecuentar, en la empresa. Raramente, se le veía por aquellas oficinas, Pero parecía que eran tal para cual, así que comprendía por qué se estaban entendiendo, en sus encuentros, no había nada de especial en ellos,
Mientras el autobús continúa con su trayecto, trataba de organizarme lo más que podía, llevaba el cabello suelto y decidí recogérmelo en una coleta. Con el trabajo que me tocaba hacer ya no era necesario que me organizara tanto el cabello, miraba mis uñas y me daba cuenta de que realmente tenía motivos para odiar a mi jefe. No había podido ir al salón a organizar mi cabello y mucho menos hacerme las uñas, me parecía una falta de respeto lo que estaba haciendo, pero no tenía lugar a quejarme, era eso o quedarme sin empleo y dedicarme a buscar empleo en el tiempo que obviamente podía estar trabajando. El autobús había llegado a la parada que más cerca me quedaba a mi trabajo, allí me bajé y caminé con prisa, llegué al lugar, saludé al vigilante y subí a buscar mi dotación, llevé todo lo necesario a su oficina. Empecé a limpiar recordando todo lo que me había mencionado para no cometer errores, quería estar segura de que todo saliera perfectamente, que en vez de llamarme la atención,
Me molestaba no saber quiénes eran los que tanto se quejaban de mí, porque cuando estaba en mi puesto como secretaria nunca mi jefe llegó a decir que tenía una queja respecto a mi trabajo, siempre hacía mi mayor esfuerzo, tratando de desempeñarme, lo mejor posible. Pero en cuanto él había tomado el control directo sobre el empleo que me había asignado, estaba teniendo todo tipos de inconveniente. No había ni siquiera tenido una oportunidad para recibir elogios o una felicitación y que después no tuviera una queja sobre ello. Caminé hasta la oficina que había estado antes de ser interrumpida por Ivanov, para terminar con la labor y poder continuar con otra, estaba a punto de recoger los objetos que estaba utilizando para la limpieza cuando vi caminar a Inés hacia mí, ya sabía de qué se trataba o al menos lo presentía, de nuevo me iba a fastidiar la vida mi jefe. —Hola de nuevo, cariño. Disculpa que te moleste, pero es que el jefe me ha enviado a que te diga que estés muy pendiente a