—Ya me pondré en ello, terminaremos en un momento y claro que tendrás tiempo para descansar. —Eso espero, en realidad estoy demasiado cansada, ya no soporto los pies, terminemos con esto y dejaremos el resto para organizarlo el próximo fin de semana, porque te aseguro que esta semana no me quedará tiempo y tú nunca haces nada tú solo, ni modo. —Claro que puedo hacerlo, no seas tan desconsiderada Enid, lo iré haciendo poco a poco en el transcurso de la semana. Para qué el fin de semana puedas descansar. ¿Te parece? Nos ha llevado toda la tarde organizar la casa, no nos queda tiempo para hacer el almuerzo, así que voy a pedir algo a domicilio ¿Qué quieres comer? Yo invito. —¡Wow! ¿Tú invitas, Dan? Vaya, estás madurando, no sé, pide lo que sea, tengo hambre, comeré cualquier cosa.
—Ok, volveré en unos minutos, pediré el domicilio y tú termina ahí y siéntate a descansar, terminaré de hacer esto y como te dije en el transcurso de la semana terminaré de organizar todo lo que hemos movido.Había regresado pocos minutos después y me ayudó a mover las cosas más necesarias, en el transcurso de la semana, él organizaría el resto, ya no podía más, mis pies estaban molidos, no me dio tiempo de organizar mis uñas ni mi cabello.Me parecía una falta de respeto y una imprudencia lo que había hecho Roberth Ivanov, si tenía problemas personales no tenía por qué involucrarnos, nos había dado el día libre.No entendía por qué a última hora, había cambiado de parecer, dando una orden para que fuéramos a laborar, las cosas no debían de ser así, pero bien, él que tiene tienda que la atienda y ese era mi trabajo, no podía darme el lujo de perderlo.—Sí, espérame aquí, ese debe ser el domicilio, quédate aquí, te traeré la comida, después te haré un masaje en los pies, si quieres, para que puedas descansar un poco, pero luego te vas a dormir, deja de ser como nuestra madre… Vaya, sí que tenías hambre, te has comido todo y no han pasado ni 5 minutos desde que te serví, ahora puedes ir a descansar, yo me haré cargo del resto, organizaré un poco mientras tú descansas.—Gracias Dan, me gusta mucho cuando siento tu apoyo, me da gusto tener un hermano como tú, aunque a veces eres un tonto y eres muy desconsiderado. Hoy estás muy amable, si te tomaré la palabra, me iré a descansar unas horas para volver y ayudarte a mover cosas, en la noche quizás organicemos todo.Me había quedado dormida. Sin haber despertado más, lo supe al día siguiente, mi hermano me llamó, de no haber sido por él, no hubiera ido a trabajar. Me organicé deprisa y salí.Estaba a punto de subirme al transporte cuando noté que había olvidado mi credencial, sin el no me dejarían entrar, tuve que devolverme.Habíamos movido todo y no lo encontraba, era un lío, estaba llegando muy tarde, seguramente con la discusión que había tenido el día anterior con el jefe y con el hecho de que andaba de malas, me correría, ya no tendría excusas.Llamé a mi amiga y le pedí que me cubriera, que hiciera lo que fuese posible, para que no sé notara mi ausencia. Aunque seguramente era imposible, si el jefe llegaba antes. Finalmente, había encontrado el credencial, me lo puse y me fui, tuve que gastar más de lo previsto, tomé un taxi para no llegar tan tarde.Me bajé del taxi y entré corriendo, justo cuando estaba por sentarme en mi pequeña oficina, la secretaria del jefe bajó y me dijo que él me necesitaba, que hiciera el favor de subir a su oficina.Había saludado a mi amiga y pensé que tendría el tiempo para contarle lo que había pasado, pero no fue así. Acomodé mi falda, mi uniforme y me peiné un poco el cabello, seguí a la secretaria del jefe, Inés. Ella me dijo que pasara que él me estaba esperando y eso hice.—Buenos días, señor Ivanov, ¿me necesita?—He visto los videos y usted tenía razón, hemos sido víctimas de los estúpidos juegos de uno de los empleados. Para ser específico, el de los recados.Ni siquiera había respondido mi saludo, era un mal educado, arrogante.—¿Se da cuenta? Se lo dije, casi me deja sin empleo por aferrarse a una tonta idea y perdone que le hable así, pero iba a cometer una injusticia. ¿Es todo lo que tenía por decirme?Esperaba que se disculpara. Suponía que con eso ya todo quedaba olvidado.—Sí, eso es todo, volveré a mi lugar de trabajo señor.—Deténgase, en ningún momento he dicho que se puede retirar, como podrá imaginar, no permitiré este tipo de actos en mi empresa, es por eso que he despedido el joven de los recados, el puesto está disponible. Me he tomado la libertad de removerla a ese puesto.—¡Perdón! ¿Qué usted ha hecho qué? ¿Con qué derecho? ¿Cuál es el motivo? ¿Por qué me está haciendo esto?—Señorita… Cuál sea su nombre. ¿Sé da usted cuenta de cómo me está hablando? Me pregunta con qué derecho lo hago, con el derecho que me da ser el dueño y gerente de este lugar.—Discúlpeme señor Ivanov. No quise hablarle así, pero no tiene sentido lo que está haciendo, yo soy una secretaria, ¿por qué me quiere reducir a un puesto en el cual no tengo conocimiento? Me desempeño mejor siendo secretaria, además tiene muchas desventajas, me van a recortar el salario, necesito el trabajo, déjeme donde estoy por favor, si es necesario que le pido una disculpa por lo ocurrido, lo haré, pero no me haga esto.—¿Puede recordarme su nombre? —preguntó.—Señor Ivanov, mi nombre es, Enid Clark.—Bueno, señorita Clark, yo no la mandé a llamar para discutir con usted mis decisiones, como ya le mencioné, tengo el poder de tomar en mis empresas las decisiones que considere correctas. Si el empleo que le estoy ofreciendo no le sirve, por favor pase por recursos humanos para que le den su liquidación. Ahora que si quiere continuar, pase por dotación para que puedan darle su nuevo uniforme, después va con recursos humanos para qué le informé su nuevo salario, su horario y su labor, tendrá unos días de inducción. Eso es todo, señorita Clark, puede retirarse.Iba caminando y sentía que no podía respirar, era un infeliz, lo odiaba cómo era posible que por algo que no había sido mi culpa me estuviera reduciendo, la idea era crecer, obtener ascensos, no ir bajando de puesto.Ser una repartidora de archivos no me molestaba, pero no había estudiado, no me había esforzado tanto para eso, me había mudado de mi país con otros propósitos. Llegué con mi amiga casi llorando, ella me preguntó qué pasaba y tuve que beber agua para poder calmarme.—Amiga lo odio. Te juro que lo quiero desaparecer, ya no voy a trabajar aquí contigo. Me acaban de reducir a repartidora de recados, ¿puedes creer? No soy una secretaria, sino que soy la que reparte los archivos, lo odio tanto, quisiera matarlo con mis propias manos.—Pero cálmate, te va a hacer daño, tanta ira, respira y tómate el agua, ahora me cuentas bien qué es lo que está pasando, me tienes confundida.En el momento que me disponía a contarle todo a mi amiga, se posó al lado de nosotras. —Señoritas, es una pena interrumpirlas, pero no creo que el horario laboral sea para hablar de sus asuntos personales, no se les paga por eso, si consideran que este empleo no es para ustedes hagan el favor de pasar por recursos humanos, de lo contrario continúen haciendo la labor por la que se les paga. Estaba esperando a que se fuera para seguir hablando con mi amiga, pero el muy desgraciado me extendió la mano señalándome el camino que me llevaba a mi nuevo lugar de trabajo, lo estaba odiando. —Señorita Clark. Considero que fui lo suficientemente claro cuando le indiqué que había sido removida de este puesto, en este momento debería estar en recursos humanos que es donde la había enviado, este ya no es su punto de trabajo. ¿Le queda claro? —Sí, señor Ivanov, disculpe. —Que no se vuelva a repetir, no quiero tener que verme en la penosa obligación de despedirla. —No se preocupe, señor Ivanov,
Caminé despacio tratando de pensar en que iba a hacer, si me despedía como lo habíamos acordado tendría muy poco tiempo para regresar a mi país, junto a mis padres, mi hermano podía quedarse, en los dormitorios de su escuela. Había llegado a su oficina, miraba la botella de agua y pensaba que si tuviera una mejor opción de trabajo se la tiraría encima, lo merecía, era una horrible persona, estaba a punto de tocar en su oficina y abrió, su secretaria había ido a almorzar, por ese motivo no había sido anunciada. —Señorita Clark, estaba por ir por esa botella de agua, la verdad es que usted insiste en demostrar que cualquier cargo en esta empresa le queda grande. El agua debía estar fría y ser agua con gas. ¿Podría usted leer lo que dice aquí? Me quedé en silencio, porque había estado totalmente segura de que había cogido el agua con gas que me habían indicado, pero eso no era lo que parecía en ese momento, mi día parecía ir de mal en peor. «Con qué pies me he levantado, que es lo qu
No tenía otra opción que seguir esperando, intenté comer, pero no pude hacerlo, estaba demasiado preocupada si él no sé dignaba a hablar conmigo, si realmente lo que habíamos hecho era en serio y no solo un juego, estaba en problemas. Había guardado de nuevo mi almuerzo y me recosté en aquella mesa donde nos habíamos sentado a comer con mi amiga, recosté mi torso contra ella y me estaba quedando dormida, cuando sentí una sombra que me cubrió.—Muy bonito, señorita Clark. A usted en esta empresa se le paga para venir a trabajar y no para venir a dormir. Me parece de muy mal gusto que esté durmiendo en horario laboral. —Señor Ivanov, no es lo que piensa, yo solo estaba esperando que llegara para que pudiera aclararme si estaba o no despedida, en qué puesto me ubicará o qué es lo que debo hacer de ahora en adelante, no era mi intención quedarme dormida, discúlpenme. —Señorita Clark, ahórrese sus explicaciones, con usted todo es excusas, si a usted se le asignó un lugar de trabajo no
—No, pero no se olvide de tocar, evitemos los motivos para despedirla, después pasé nuevamente a recursos humanos, indique que me llamen para poder ponerlos al tanto de que deben hacer con usted. —Ok señor, con permiso. Salí del lugar maldiciendo a ese par de infelices, no podía creer que el amor que decía sentir por al infeliz de Roberth Ivanov hubiera pasado a ser odio en tan solo 48 horas, era tan injusto, en ese mismo lapso de tiempo me había cambiado el puesto de trabajo dos veces. Caminé con rapidez y preparé el estúpido zumo de naranjas, allí me encontré al de recursos humanos, era un tipo humilde o demasiado cizañoso, no le gustaba que otros tocaran los alimentos que él iba a consumir, lo sabía porque me lo había dicho Erika, llevaba mucho en esa empresa y conocía a la mayoría de los empleados del maldito del señor Ivanov. Le pedí no olvidar lo que le estaba diciendo, él dijo que apenas llegará a su oficina, se comunicaría con el señor Ivanov, terminé el zumo y caminé de r
¿Qué tipo de ser humano era? Cómo era capaz de culparme, de descender de secretaria, ha ser una empleada de servicio, él había sido quién sin motivos me había removido de mi puesto. Era un hombre que no tenía ni siquiera idea de donde estaba parado, por supuesto que tenía aspiraciones y muy grandes, pero con un jefe como él era imposible llevar a cabo aquellas grandes aspiraciones que me motivaban a levantarme todos los días. Lo hacía muy temprano, hacía lo posible para llegar a cumplir con mi labor, pero en menos de dos días, él se había dedicado a hacerme la vida imposible, haciéndome ver como una mediocre sin deseos de salir adelante, pero que iba a saber ese arrogante de lo que deseaba. Solo me quedé callada mirándolo, evitando que se notara, el desprecio que había comenzado a sentir por él, era tan injusto, tan arrogante, no se atrevía a aceptar que la única persona equivocada era él, no me estaba dando la oportunidad de demostrar mi capacidad. Se atrevía a llamarme mediocre,
Por fin había logrado subirme a un autobús, preguntándome como le iba a explicar a mi hermano, se suponía que tenía un trabajo con un horario más flexible, pero había salido más cansada y tarde que cuando era la secretaria del gerente de publicidad, ese si era un buen jefe aunque al final ambos fuéramos empleados de Ivanov, él siempre había sido respetuoso y muy gentil. Golpeé la puerta casi cayéndome en ella, mi hermano abrió y me ayudó a entrar, me tiré al sofá, él me había llevado un chocolate caliente, sabía que me encantaba, no quería tener secretos con él, así que le conté que me habían removido, no le dije las que creían que eran las razones. Él se ofreció hacerme un masaje en los pies, lo había aceptado, estábamos hablando, él me dijo que si quería podía buscar un empleo, pero no ayudaría en nada, con su edad, no iba a encontrar nada legal y digno que hacer, le dije que se concentrara en terminar su escuela. —Sí, hermana, pero también me gustaría poder ayudarte, soy el homb
Sabía que el infeliz arrogante de mi jefe apenas tenía 36 años, no quería poder imaginarme cómo sería cuando tuviera los 40, con eso de que decían que la gente a cierta edad se empezaba a volver muy intolerante, así que no me lo imaginaba en sus 60 años. Seguramente no habría nadie quien viviera a su lado, pobre de la mujer con la que lograra casarse si era que lo hacía, comprendí por qué estaba solo, no creía que alguien pudiera aguantar y tolerar su temperamento, era tan desconsiderado, tan inútil, tan arrogante. Aquella mujer a quién había visto en su oficina me imaginaba que solo era para pasar ratos. Porque si fuese para pasar más que eso, la hubiera visto antes, aunque seguramente no hubiese sido posible, mi área de trabajo era diferente a los lugares que él solía frecuentar, en la empresa. Raramente, se le veía por aquellas oficinas, Pero parecía que eran tal para cual, así que comprendía por qué se estaban entendiendo, en sus encuentros, no había nada de especial en ellos,
Mientras el autobús continúa con su trayecto, trataba de organizarme lo más que podía, llevaba el cabello suelto y decidí recogérmelo en una coleta. Con el trabajo que me tocaba hacer ya no era necesario que me organizara tanto el cabello, miraba mis uñas y me daba cuenta de que realmente tenía motivos para odiar a mi jefe. No había podido ir al salón a organizar mi cabello y mucho menos hacerme las uñas, me parecía una falta de respeto lo que estaba haciendo, pero no tenía lugar a quejarme, era eso o quedarme sin empleo y dedicarme a buscar empleo en el tiempo que obviamente podía estar trabajando. El autobús había llegado a la parada que más cerca me quedaba a mi trabajo, allí me bajé y caminé con prisa, llegué al lugar, saludé al vigilante y subí a buscar mi dotación, llevé todo lo necesario a su oficina. Empecé a limpiar recordando todo lo que me había mencionado para no cometer errores, quería estar segura de que todo saliera perfectamente, que en vez de llamarme la atención,